Camaras-viaje

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En la mayoría de casos elegir qué cámara llevarse de viaje es muy sencillo: la única que tenemos. Pero si por alguna casualidad queremos aprovechar la escapada veraniega para renovar o ampliar equipo, he aquí una lista muy personal con una decena de candidatas de lo más apetecibles. Un recopilatorio tan o más subjetivo que el resto y en el que las manías de quien firma se notan.

1. Sony Cyber-shot DSC-RX100. Ya lleva cuatro generaciones, pero desde la primera hasta la última –un poco cara, la verdad- esta compacta es una opción interesante para llevar siempre encima. Bien sea como cámara principal o como refuerzo para esos días en que la grande se queda en casa y queremos ir ligeros, su sensor de una pulgada y el zoom que llega a f1.8 en sus focales más cortas (dos valores que varían en función de la versión) son una baza perfecta para enfrentarnos a escenas con poca luz sin problemas y sin peso. Con una fórmula muy similar, la Canon PowerShot G7 Xes otra opción muy interesante.

2. Nikon D5500. Por mucho que algunos se empeñen en matar a las réflex, no solo están vivas sino que siguen siendo una opción sencilla y muy práctica para no perder demasiado tiempo pensando qué cámara nos compramos o nos llevamos. Podíamos haber apuntado un poco más alto, pero la D5500 tiene todo lo necesario en un tamaño bastante contenido. Excelente calidad de imagen, el mejor sistema de enfoque de su clase, pantalla articulada y táctil, Wi-Fi… Solo hace falta añadir una óptica en condiciones (el 35 mm f1.8, por ejemplo) y hacer las maletas.

3. Panasonic Lumix FZ1000. El año pasado se vino de paseo a Buenos Aires, y lo cierto es que, pese a las dudas iniciales, repetiría. De ciudad y de cámara. Aunque algo voluminosa, con la Lumix FZ1000 tenemos en la mano absolutamente todo lo que vamos a necesitar: un sensor de una pulgada muy decente, un zoom de 16 aumentos (25-400 mm f2.8-4) con el que podemos acabar absolutamente todo, vídeo 4K para quien se anime, controles manuales, RAW… Y todo por un precio que, con el tiempo, se ha vuelto muy apetecible.

4. Ricoh GR. Para los que van de minimalistas por la vida, la Ricoh GR es su cámara. La compacta más discreta y elegante es también una de las más desconocidas e interesantes gracias a la buena pareja que hacen su sensor de tamaño APS-C de 16 megapíxeles y el objetivo 28 mm f2.8. Recientemente se presentó la versión II con Wi-Fi y pequeñas mejoras, pero tanto este modelo como el original -si se encuentran a buen precio- son una opción prefecta para un viaje fotográficamente diferente y ligero.

5. Olympus OM-D E-M5 Mark II. Siempre nos ha gustado su diseño, su tamaño y el equilibrio que ofrece entre prestaciones, precio y calidad. Si a eso le sumamos una gama de ópticas muy completa y un estabilizador de imagen que en vídeo ha demostrado ser el mejor del momento, sin duda estamos ante una estupenda compañera de viaje. ¿Qué óptica le ponemos a la OM-D E-M5 Mark II? Los zooms polivalentes son siempre tentadores, pero el M.Zuiko 25 mm f1.8 (equivalente a 50 milímetros) no debería faltar en la mochila.

6. Fujifilm X-T10. El invierno pasado me propuse viajar solo con un 35 milímetros. Y lo hice a Israel y Palestina con la Fujifilm X-T1 y el excelente 23 mm f1.4. Ahora repetiría encantado la aventura, aunque con un cuerpo de cámara más pequeño y barato: la nueva X-T10. La calidad es la misma, así que si aceptamos algunos recortes –el visor, por ejemplo-, seguro que acabamos llevándonos bien con ella. El diseño, por suerte, sigue siendo igual de bonito, y eso en vacaciones también importa, que a todos nos gusta presumir de moreno y de cámara.

7. Fujifilm Instax. Marcarse el farol de llevar la mochila llena de carretes está muy bien, pero luego hay que revelarlos. Así que para quienes quieran darle el punto original y químico a sus vacaciones, nada mejor que una instantánea. Las Polaroid clásicas lucen mucho, pero es posible que necesitemos una hipoteca para pagar las cargas de The Impossible Project, así que nos decantamos por las Instax de Fujifilm. Y si puede ser la Mini 90 Neo Classic, mejor, aunque la verdad es que la Lomo Instant también nos seduce.

8. Canon EOS 760D. Tal vez sea porque llevamos unos días con ella y le hemos cogido cariño, pero lo cierto es que esta gama un tanto anodina de cuerpos réflex de Canon parece haber cogido algo de impulso con la EOS 760D. La más completa de las SLR de entrada hace guiños a los usuarios avanzados con detalles y acabados que nos recuerdan a la EOS 70D, pero en versión ligera y asequible. Buenos resultados, prestaciones completas, vídeo muy capaz. ¿Óptica? Insistimos en ir ligeros, así que nos decantamos –por ejemplo- por el 40 mm f2.8 y el 24 mm f2.8.

9. Sony A7 II. Una cosa es ir ligeros y otra renunciar a las ventajas de un sensor de formato completo. Por eso estaríamos encantados de meter en la bolsa de viaje la Sony A7 II, que juega muy bien la baza del tamaño dentro de esta categoría. Dotada de estabilizador en el cuerpo y con un CMOS de 24 millones de puntos, si el presupuesto nos llega para acompañarla del nuevo 35 mm f1.4, el éxito está más que asegurado.

10. iPhone. No nos engañemos: cuando toca colgar fotos en Facebook, Instagram o donde sea, todos tiramos de móvil. Porque llegar al hotel, descargar las fotos, editarlas y compartirlas está muy bien, pero hay veces que nos puede la comodidad o la urgencia. Y qué demonios: los móviles dan unos resultados más que dignos. Sobre todo si luego vamos a freír a filtros las fotos. ¿Por qué el iPhone 6? Porque es el que llevo ahora en el bolsillo, porque el Plus me da pereza por tamaño y porque Android y yo nunca nos hemos llevado demasiado bien. Pero para quienes eso no sea un problema (que es la inmensa mayoría de gente), el LG G4 y el Samsung Galaxy S6 también tienen una cámara excelente e incluso superior.

Contenido publicado originalmente en Quesabesde

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