La fotografía ha sido desde siempre una recurrente fuente de inspiración para el cine, algo que resulta muy lógico si tenemos en cuenta las similitudes técnicas y expresivas que existen entre ambas disciplinas.

Tanto es así que muchos realizadores se han inspirado en ciertos trabajos fotográficos para enriquecer sus propias películas, unas veces dejándose influenciar libremente y las otras rindiendo un homenaje explícito a algunas de las instantáneas más famosas de la historia.

En Photolari hemos querido recopilar 10 ejemplos de esta relación entre el séptimo y el octavo arte.

La bandera de Iwo Jima

Aunque se trata de una obra bastante olvidable de la filmografía de Clint Eastwood, Banderas de nuestros padres es un ejemplo paradigmático de la relación entre el cine y la fotografía. Y es que el punto de partida de la película es la mítica imagen con la que Joe Rosenthal inmortalizó a un grupo de marines alzando una bandera en Iwo Jima, una imagen que Eastowood utiliza para reflexionar sobre el poder propagandístico de la fotografía y las consecuencias que ésta tiene en la vida de sus protagonistas.

Rosenthal, que ganó un premio Pulitzer con esta fotografía, siempre defendió la autenticidad de la toma frente a los numerosos rumores que insinuaban que había sido posada o falseada. Se trata si embargo de una de las fotos más emblemáticas de la Segunda Guerra Mundial, y cuenta incluso con una reproducción en bronce y a tamaño natural en el condado de Arlington, en Virginia.

El cura cancerbero

Ramón Masats , pres sin duda uno de los granes cronistas de la España de la posguerra. Sus famosas fotografías en blanco y negro son un magistral testimonio costumbrista de una de las épocas más oscuras de la historia reciente del país. El valor documental de su obra y su capacidad por capturar el momento le llevaron a ganar el Premio Nacional de Fotografía en 2004.

En ese mismo año el cineasta manchego Pedro Almodóvar estrenaba La mala educación, en la que rinde un homenaje a la obra de Masats recreando una de sus instantáneas más emblemáticas (y de la que el propio fotógrafo catalán confesaría estar un poco harto).

Obreros entre máquinas

Considerado por muchos como el padre de la fotografía social, Lewis Hine inmortalizó con su cámara la realidad social de Estados Unidos en las primeras décadas del siglo XX, centrando buena parte de su obra en la vida de la clase trabajadora. Ya en los años 20, y fascinado por los avances tecnológicos de la industria, creó una serie de fotografías en las que hombres y máquinas se funden en un todo harmonioso, como sucede en la emblemática fotografía de un mecánico trabajando en una máquina de vapor.

La influencia de esta instantánea en la magistral Tiempos modernos de Charles Chaplin es más que evidente, aunque en esta película la relación entre el sufrido obrero y la maquinaria de las fábricas es menos ideal que en las imágenes de Hine.

Los suburbios de Nueva York

Nacido en Dinamarca en 1849, Jacob Riis emigró a Estados Unidos a los 21 años de edad en busca del sueño americano. Y lo encontró precisamente fotografiando a los que, como él, habían sufrido el drama de tener que abandonar su tierra natal en busca de una vida mejor.

Sus fotografías de inmigrantes empobrecidos y barrios marginales de Nueva York fueron una clara fuente de inspiración para Sergio Leone a la hora de rodar Érase una vez en américa, una de las películas que mejor ha retratado la vida en los barrios bajos de Manhattan.

Blues en Misisipi

Cuando los hermanos Coen decidieron trasladar la Odisea de Homero a la época de la Gran Depresión y al sur de Estados Unidos, encontraron en las fotografías de Eudora Welty la mejor ayuda posible. La cuidada ambientación de O brother! le debe mucho a las imágenes capturadas por esta escritora norteamericana.

Durante los años 30 Welty trabajó como publicista para la Work Progress Administration, un organismo estatal encargado de reclutar trabajadores por todo el país para realizar obras públicas. Esto la llevó a viajar por todo el estado de Misisipi capturando con su cámara cientos de escenas costumbristas. A partir de los años 50, Welty abandonó la fotografía para dedicarse únicamente a escribir, labor por la que recibió el Pulitzer en 1973.

La vida en el Titanic

La imagen de un niño jugando con una peonza en la cubierta del Titanic es una de las pocas fotografías que se conservan de la vida a bordo del famoso transatlántico. La toma la realizó un sacerdote que abandonó el barco en el último puerto donde amarró, evitando así que los carretes -y él mismo- acabaran en el fondo del océano.

James Cameron no quiso perder la oportunidad de recrear esta fotografía en su colosal película sobre el hundimiento del Titanic. En esta ocasión, eso sí, con la participación de un protagonista invitado: Leonardo DiCaprio.

Las gemelas terroríficas

Diane Arbus es probablemente una de las fotógrafas más inquietantes de todos los tiempos. Su gusto por la marginalidad y lo anormal la llevó a inmortalizar a todo tipo de personajes extravagantes, a los que retrataba mirando fijamente a la cámara para acabar transmitiendo un gran desasosiego en el espectador.

No es de extrañar por tanto que una sus fotos más famosas acabara plasmada en una de las mejores películas de terror de todos los tiempos. Las siniestras gemelas que aparecen súbitamente en los solitarios pasillos del hotel Overlook en El resplandor, de Stanley Kubrick, son un claro homenaje a la obra de Arbus.

El desembarco

Cuando preguntas a alguien sobre un fotógrafo de guerra el primer nombre que le viene a la mente, en la mayoría de los casos, es el de Robert Capa. Por eso no es de extrañar que su inmensa obra fotográfica haya sido el punto de partida para muchos cineastas a la hora de abordar películas del género bélico.

La primera secuencia de Salvar al soldado Ryan, de Steven Spielberg, es plano a plano un calco de algunas de las instantáneas que Capa capturo desde las barcazas que desembarcaron en Normandía aquel 6 de junio de 1944.

La madre migrante

También en los blockbusters más vulgares hay sitio para rendir homenaje al mundo de la fotografía. Tal es el caso de la primera parte de la trilogía de Los juegos del hambre, dirigida por Gary Ross, cuya ambientación del llamado Distrito 12 está directamente inspirada en las fotos de Dorothea Lange.

De hecho los espectadores más avispados habrán sabido ver en el film una clara referencia a La madre migrante, la imagen más famosa de Lange y probablemente una de la más icónicas de la Gran Depresión americana.

Color inquietante

Nacido en Memphis en 1939, William Eggleston apostó por el color en una época en la que la mayor parte de la fotografía artística se realizaba en blanco y negro. Esto le supuso durante mucho tiempo el desdén de sus colegas, que consideraban sus imágenes artificiosas y vacías de contenido.

Varios años después, el explosivo e inquietante cromatismo de Egglestone es universalmente aplaudido y ha tenido una enorme influencia en el cine. David Lynch es uno de los que ha reconocido abiertamente su admiración por el fotógrafo estadounidense, al que rinde un claro homenaje en el inicio de la fantástica Terciopelo azul.

1 COMENTARIO

  1. Esto es lo que vemos fácilmente, pero en realidad hay mucho más y no solo de fotógrafos a cineastas, también existe lo contrario: De cineastas a fotógrafos. Fotografía y cine comparten tanto, que en algunas ocasiones es imposible separar su evolución o hacerla independiente. Ya desde el primer cine mudo y en blanco y en blanco y negro o las primeras fotografías, se ve un intercambio de ideas, composiciones o tratamientos de la imagen que circula en una sola dirección común. Al final el cine no deja de ser desde sus inicios, una sucesión interminable de fotografías.

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