La llegada de la Canon EOS R50 fue interpretada por muchos como la confirmación del final de la saga EOS-M. Los parecidos entre ambos modelos y la clara apuesta de Canon por su montura R daba a entender que esta bayoneta era el futuro de sus cámaras sin espejo.

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Un punto y final que, en realidad, no pillaba a nadie por sorpresa. Hacía tiempo que este sistema APS-C se veía como un puente entre las réflex y las sin espejo que ya había cumplido su cometido. Además, ahora tocaba simplificar el catálogo de la marca y acabar con esa doble montura mirrorless.

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Una muerte anunciada que, no obstante, Canon se niega a certificar. Así lo ha confirmado la marca que en una reciente entrevista dejaba claro que las EOS-M siguen vivas y que, de hecho, hay una gran demanda. No hay que olvidar que la EOS M50 y la EOS M50 Mark II han sido dos de las cámaras más vendidas de los últimos años.

Un mensaje del que se deduce que se seguirá produciendo al menos este modelo, aunque en ningún momento se habla de futuros desarrollos de cuerpo u ópticas para esta bayoneta.