Que las campañas electorales son siempre fuente de mofa y burla por parte de todos no es ninguna novedad. Prácticamente no hay campaña, lema, foto o dibujo electoral que no haya sido descontextualizado, retorcido, vandalizado, reinterpretado o rediseñado para criticar y atacar al partido emisor.

Ocurrió con el ‘Haz que pase’ de Pedro Sánchez en la campaña de 2019, que el PP reconvirtió en ‘Haz que pase y no vuelva’ y que la extrema derecha vandalizó para sus propios fines robando sin pudor alguno la fotografía de Carlos Spottorno.

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O el ‘Espejo de lo que somos’ de Esperanza Aguirre que ‘los blogs’ transformaron en ‘Espe jode lo que somos’ en un lejano 2007.

Sin embargo, lo que ha ocurrido ahora en la campaña de las elecciones catalanas ha ido un paso más allá. Al margen de la propia imaginería electoral con las caras de los candidatos de turno, desde hace ya algunos años los partidos políticos nos regalan también una suerte de campaña paralela donde se busca un mensaje mas sentimental y menos político.

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Un mensaje que también busca el voto, por supuesto, pero que trata de mostrar una cara mas amable que la esgrimida por la otrora salvaje maquinaria electoral que antaño buscaba sin miramientos el voto a cualquier precio.

Así, al margen la propaganda con las caras del candidato Carlos Carrizosa y de la líder naranja Inés Arrimadas, Ciudadanos inició el viernes la campaña con imágenes de personas anónimas que se abrazaban así mismos bajo el lema ‘vota abrazo’.

Comunicación política de 2021 y mucho espíritu del buenrollismo. Sin reparar que la política del amor también está sujeta a las condiciones de uso.

Porque mas allá de las criticas recibidas por el mensaje (hablar de abrazos cuando hace mas de un año que, precisamente, no podemos abrazar a nuestros seres queridos) y que entran dentro del juego político de criticar al contrario sea como sea, la campaña  se ha dado de bruces con los términos legales del conocido banco de imágenes ShutterStock.

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Sí, los carteles están hecho con fotos de stock. Concretamente de una hecha por Kraken Images y distribuida por un banco de imágenes que prohíbe usar la fotografía de una persona en un contexto político (punto 1.2, apartado b de las condiciones de uso) lo que ha llevado a Ciudadanos a retirar los carteles poco después de estrenarlos.

¿Reacción exagerada motivada por la pelea política y la viralización del tema en redes? Para salir de dudas lo hemos consultado con la abogada y youtuber Ley y Desorden.

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Las condiciones de uso de Shutterstock parecen muy claras al respecto.

«Si los hechos son así podríamos estar ante una infracción de propiedad intelectual. La licencia obtenida al parecer no ampara el uso que se ha hecho de las imágenes. Por lo tanto, se trataría de usos no autorizados por los titulares de los derechos», nos explica.

«En concreto -continúa- los usos no autorizados serían los de reproducción, distribución y, si la campaña se ha realizado también por Interne, comunicación pública. La infracción se cometería desde el mismo momento en el que se realizan los actos no autorizados y su rápido cese solo tendría influencia en lo que respecta al cálculo atenuado del daño producido por la infracción».

No se sabe si la campaña ha surgido de la propia maquinaria del partido o si ha sido una empresa externa la encargada de llevarla a cabo. Algunos medios apuntan que la idea surgió de la dirección de campaña de Ciudadanos, pero ninguna fuente oficial ha querido dar mas datos.

Lo que está claro es que todo este lio no se hubiera producido si se hubiera contratado a un fotógrafo para la realización de las fotos en lugar de recurrir al sistema fácil y barato.

De hecho, Ciudadanos casi debe dar gracias de que la polémica se haya limitado a una infracción contractual que afecta poco o nada a su campaña. En el pasado, el uso de fotografía de stock para campañas institucionales ya dio algún susto a sus responsables.

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Es especialmente recordada la campaña de la Junta de Andalucía realizada en 2019 contra los ‘malos tratos’, que utilizó la misma fotografía con la que se ilustró, entre otras, la web de una cadena de clínicas dentales en Estados Unidos.

Parece que no se aprendió la lección y que todo vale con tal de no pagar a un fotógrafo.

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