Foto: Alessio Mamo

El proyecto se remonta a 2001 y aunque en 2012 recibió un premio en el festival de fotoperiodismo Visa pour l’Image y más reconocimientos en los años posteriores, ha sido una foto en la cuenta de Instagram de World Press Photo la que ha desatado la polémica por las fotos del italiano Alessio Mamo.

A medio camino entre la denuncia, el arte y la fotografía experimental, Mamo visitó la India y colocó delante de los habitantes de algunas de la zonas más pobres de este país una mesa repleta de comida falsa.

Ellos, con los ojos tapados, soñaban con la comida ante esta mesa repleta de productos de plástico. El resultado fue la serie «Dreaming food» que, aunque nunca se ha publicado en ningún medio, parece que se ha hecho famosa en los últimos días.

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These photographs are from Uttar Pradesh and Madhya Pradesh two of the poorest states of India. From the series "Dreaming Food", a conceptual project about hunger issue in India. ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ [This project has been the subject of much online debate. Please read Alessio Mamo’s statement, released on 24 July 2018, giving more details and apologising for any offence: https://medium.com/@alessio.mamo/my-statement-on-dreaming-food-7169257d2c5c] ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ My name is Alessio Mamo (@alessio_mamo) an Italian freelance photographer based in Catania, Sicily. In 2008 I began my career in photojournalism focusing on contemporary social, political and economic issues. I extensively cover issues related to refugee displacement and migration starting in Sicily, and extending most recently to the Middle East. I was awarded 2nd prize in the People Singles category of #WPPh2018 and this week I’m taking over World Press Photo's Instagram account. ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ Despite economic growth, a majority of the Indian population still lives in extreme poverty and disease. Behind India’s new-found economic strength are 300 million poor people who live on less than $1 per day. Government figures may indicate a reduction in poverty. But the truth is, with increasing global food prices, poverty is spreading everywhere like a swarm of locusts. These pictures are taken in rural areas where conditions are worse than in the cities and where close to 70% of India’s population reside today. Statistics show that 2.1 million children under 5 years old die of malnutrition annually. The idea of this project was born after reading the statistics of how much food is thrown away in the West, especially during Christmas time. I brought with me a table and some fake food, and I told people to dream about some food that they would like to find on their table. ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ #WPPh2018#asia #dreamingfood #india

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Aunque resumido así el proyecto parece de una frivolidad entre lo cruel y lo abofeteable, el propio Mammo ha explicado con más detalle las circunstancias de aquellas fotos ante la avalancha de críticas que, básicamente, le acusan de hacer pornografía fotográfica a costa de la pobreza.

Pese a que reconoce que tal vez se equivocó y pide disculpas a quienes se puedan sentir ofendidos por las imágenes, el fondo de la idea -denunciar el desperdicio de alimentos y la pobreza en el mundo- era bueno.

Además, siempre según el relato del fotógrafo, las fotos se hicieron en pueblos donde él vivió y tras explicar a los protagonistas el proyecto. «No estaban enfermos ni estaban pasando hambre y todos quisieron colaborar encantados», asegura.

Pero el aluvión de críticas no ha sido sólo para el autor del proyecto, sino también para World Press Photo por difundirlo. De hecho en su cuenta de Instagram se acumulan miles de mensajes no especialmente simpáticos y en los que el recurrente tema de los fotoperiodistas aprovechándose de las desgracias o de la pobreza se repite.

¿De verdad en 2018 hay que seguir explicando el papel de denuncia que tiene -o debería tener- el fotoperiodismo? Parece claro que sí. Y que proyectos que están en la frontera entre el documentalismo y el arte como el de Mammo no ayudan si no se explican correctamente.

Y justo eso parece que es lo que ha hecho World Press Photo esta vez. Si se trataba de llamar la atención, es evidente que lo ha conseguido. Que eso sea lo que necesita la profesión y una institución que arrastra ya demasiados titulares y polémicas a sus espaldas en los últimos años ya es más discutible.

9 COMENTARIOS

  1. En esas fotos hay, sobre todo, una total ausencia de sensibilidad por parte del fotógrafo, lo que hace hirientes la imágenes a quienes las observan. Algo parecido ocurre, salvando las distancias, con muchas ONG¨s cuando muestran su «maravilloso trabajo solidario» en campamentos o aldeas para niños en donde los «colaboradores» disfrutan de casas bien acondicionadas rodeadas de jardines y luego ves a los infantes comiendo en una escudilla de aluminio abollada un menú que está compuesto por un poco de arroz y algo de verdura, ni rastro de leche, carne o algo nutritivo. Unos por una cosa otros por otra, creo que vale ya de intentar hacer curriculum o buscar notoriedad a costa de la miseria de los demás. Sugeriría un reportaje de los miles de misioneros, católicos la mayoría, que llegan toda una vida en África y otros continentes ayudando, dentro de lo posible, a estas personas y que casi ningún medio informa de su labor, que como he comentado, a veces es una labor de toda una vida.

    • Casi, casi, de acuerdo. Excepto lo de los misioneros en África. Durante siglos han servido a los intereses coloniales. En África taparon las matanzas de los belgas en el Congo, actualmente tapan las aberrraciones francesas en el África francófona. Hace años disfrazaron la guerra del opio en China como intervención europea para defender a los cristianos chinos.
      Ni hablemos de todo lo que taparon durante la conquista española en América.
      ¿Necesitás volver a ver las fotos de los aviones con los símbolos de «Cristo vence» bombardeando civiles indefensos…?

      • Creo que hay que ver las cosas dentro de un contexto. No es lo mismo el siglo XXI que el XIX, por supuesto que hubo explotación en esos lugares y la iglesia tuvo parte de culpa porque apoyó a las metrópolis colonizadoras, no olvidemos que todos los imperios, el español, el francés o el británico han intentado imponer su doctrina e ideología y se han valido de sus instituciones para lograrlo. Sin embargo, hoy existen congregaciones religiosas donde sus misioneros lo dan todo, viven entre los necesitados y forman parte de ellos y de sus vidas, mucho más que muchas ONG´S que se mueven y no digo todas, por aviesos intereses, normalmente económicos como desgraciadamente sale a luz más de lo que nos gustaría.

  2. Puede que el primer impulso al ver las fotos sea el de increpar al fotógrafo, pero si vemos el conjunto y su mensaje, creo que la cosa es bien distinta. Sería interesante hacerlas a la inversa con gente que vive en sitios urbanizados, en casas normales como las de la gran mayoría, pero sin mesa, sin mantel y sin cubertería, y con la comida a la que estas personas pueden acceder a diario. Creo que a los que comemos todos los días casi lo que nos apetece y nos podemos permitir, nos tiene que hacer reflexionar…o no.

  3. Sinceramente, la expansión del pensamiento totalitario buenista, sensiblero, de supuesto progresismo, favorecido por las redes sociales, cada día es más alarmante, a escala nacional e internacional. Hace 40 años, en España nos libramos de una censura moralista y vivimos un soplo de libertad y creatividad. Ahora todo se está perdiendo, los creadores viven asustados por las reacciones de las hordas talibanes de lo políticamente correcto, y de todo tipo de lobbys, que marcan lo que tenemos que decir, pensar, escribir, fotografiar, componer… Si te sales del sendero marcado, estás sentenciado y clasificado. En fin, confiemos que este ambiente neo fascistoide sea caldo de cultivo de nuevos y amplios movimientos creativos, críticos, valiente… pero de calidad, que nos liberen de la mediocridad censurante actual.

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