DJI Ronin-S: estabilización profesional a precio asequible

Probamos el último gimbal de DJI, capaz de estabilizar equipos de hasta 3,6 kilos y con un sugerente precio de 750 euros

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Hace menos de una década grabar desplazamientos de cámara fluidos o tomas aéreas era algo que solo estaba al alcance de producciones de gran presupuesto. Hoy en día, casi cualquier aficionado al vídeo se puede permitir comprarse un drone o un estabilizador motorizado, y es habitual ver vídeos domésticos en YouTube con movimientos de cámara complejos o espectaculares planos desde el aire.

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Uno de los protagonistas de esta radical evolución ha sido sin duda DJI, que con sus drones y sus estabilizadores de tipo gimbal ha contribuído a poner toda esta tecnología al alcance de casi todo el mundo.

Un buen ejemplo de ello es el nuevo Ronin-S, un gimbal de una mano de altas prestaciones que permite estabilizar equipos de más de 3,5 kilos. Y todo ello por un precio que ronda los 750 euros. En Photolari hemos tenido la oportunidad de probar -muy brevemente- una unidad, y la sensaciones ha sido francamente buenas.

Empezando por el diseño. Como suele ser habitual en los productos de DJI, el Ronin-S presume de ser un producto bien diseñado y con buenos acabados. El gimbal se desmonta fácilmente en tres partes -cabezal, empuñadura y batería y trípode- y se puede guardar cómodamente en un maletín.

Eso sí, hay que tener en cuenta que para meter cada pieza en su sitio es necesario ajustar los ejes del cabezal de una manera específica, por lo que perderíamos el equilibrado del gimbal.

Una de las cosas que más llama la atención al sacarlo de la caja es, sin duda, el tamaño de sus motores, los responsables de su capacidad para estabilizar equipos pesados. Eso sí, esto se traduce también en un aumento de peso del propio gimbal, el Ronin-S pesa por si solo 1,9 kilos.

Esto quiere decir que a poco que pongamos una cámara un poco grande con su objetivo (una Panasonic GH5 con el 12-35 mm f2.8 en nuestro caso), el peso del conjunto empieza a notarse a la que grabas durante un rato, sobretodo si no se está habituado.

Pero claro, esos motores tan potentes son los responsables del buen rendimiento del gimbal, que continúa funcionando de maravilla aunque despleguemos el zoom o la pantalla de la cámara, es decir, es capaz de gestionar si problemas pequeños cambios en reparto de peso de la cámara, cosa poco habitual en este rango de precios.

De hecho desde DJI aseguran que también es ideal para montarlo en vehículos de motor, ya que puede soportar presiones de viento de hasta 75 km/h.

Como cualquier otro gimbal cuanto mejor se haga el equilibrado inicial más efectiva será la estabilización y menos consumo de energía. Pero se agradece que los motores puedan gestionar esas alteraciones sin problemas.

El rendimiento de la batería, por cierto, también nos ha sorprendido muy gratamente. DJI cifra en unas 12 horas, y nuestra experiencia es que en cuatro días de pruebas esporádicas no hemos tenido que cargarlo ni una sola vez.

Otro detalle del diseño interesante es que DJI ha desplazado el eje de rotación del Ronin-S hacia abajo respecto a la cámara, lo que se traduce en una mejor visibilidad de la pantalla, al menos cuando grabamos con el gimbal a nuestra altura. Para tomas invertidas y bajas sigue siendo interesante contar con un monitor externo.

Por lo demás el diseño del Ronin-S es muy espartano y parco en controles. Básicamente contamos con un par de botones, un joystick para manejar el cabezal, una rueda de enfoque y un gatillo en la parte delantera.

El gatillo es muy práctico: si lo mantenemos pulsado se bloquea el paneo vertical y horizontal, es decir, la cámara se mantiene en todo momento paralela al horizonte y mirando hacia delante. Realizando un doble pulsación la cámara se centra, y apretando tres veces el cabezal gira 180 grados para entrar en modo selfie.

El botón rotulado como «M» tiene una doble función. Por un lado sirve para alternar entre los tres modos configurables del Ronin-S, que definen como se comporta el estabilizador en cada momento. Estos modos se ajustan a través de la aplicación para smartphones, que es imprescindible si queremos sacarle todo el jugo al producto.

Las opciones de configuración son muy extensas y pueden resultar confusas. La interfaz de la aplicación no es precisamente amable, aunque con un poco de ensayo error se le acaba pillando el truco y entendiendo como afecta cada parámetro al comportamiento del estabilizador.

Precisamente es a través de la app donde se puede configurar el Ronin-S para hacer lo que se llama un «giro infinito». Esto consiste en liberar el eje horizontal para que el cabezal pueda girar 360 grados y así poder realizar movimientos de cámara en espiral muy peculiares. Es una posibilidad que no suele verse en estabilizadores de esta gama.

La segunda función de este botón es la de activar el llamado modo «sport». Si lo mantenemos pulsado el cabezal gimbal intenta acompañar nuestros movimiento los más rápido posible, muy práctico si tenemos que cambiar de posición de forma brusca o seguir sujetos que se mueven muy rápido.

El último control es el mando del enfoque. El Ronin-S se puede conectar mediante un cable a la cámara por microUSB para controlar el inicio y parada de la grabación y el enfoque, pero esto último solamente funciona con unos pocos modelos de cámara y objetivos por el momento.

En nuestro caso, con la una Panasonic GH5 y un 12-35 mm f2.8 funcionaba bastante bien, y esta función te ahorra tener que acoplar un follow focus mecánico en la óptica y añadir peso al conjunto.

Porque el Ronin-S pesa lo suyo. Está configuración de una sola mano permite reducir las dimensiones del gimbal, pero lo cierto es que es bastante agotador grabar con él y en ocasiones se hecha de menos tener el típico agarre a dos manos en forma de «t». En este sentido se agradece el trípode plegable que incorpora, que se puede usar como una extensión de la empuñadura para sujetar el Ronin como si fuera una espada.

¿Y que tal funciona? Os preguntaréis. Antes que nada hay que recordar una cosa: que nadie espere coger una aparato como este por primera vez y, por arte de magia, empezar a realizar movimientos de cámara dignos de una película de Michael Bay. Los gimbals requieren mucha práctica.

Precisamente nosotros mismo hemos tenido muy pocos días para probar el Ronin-S y, a pesar de todo, hemos conseguido grabar unos cuantos planos resultones. Eso sí, conseguir dos minutos de vídeo decentes ha requerido mucho metraje chusco y mucho ensayo error.

Dicho esto la sensación es que los potentes motores de esta gimbal hacen muy su trabajo, y que es posible grabar secuencias muy fluidas incluso siendo brusco en el manejo. En nuestra escasa experiencia con este tipo de estabilizador esto no siempre ha sido así.

Las opciones del Ronin-S se completan gracias a la app, que cuenta con funciones creativas la mar de interesantes. Es posible, por ejemplo, realizar un time-lapse con movimiento indicándole al cabezal del gimbal la posición inicial, las posiciones intermedias y la posición final. También podemos componer fotos panorámicas o programarlo para que siga a un sujeto u objeto en movimiento.

Conclusión

Los estabilizadores del tipo gimbal están de moda, y actualmente hay en el mercado muchos modelos de diferentes calidades y precios, muchos más de los que jamás podremos probar. Así que, en este caso, nuestra breve experiencia en este segmento no nos permite comparar el Ronin-S con otros productos.

Aun así podemos afirmar que este estabilizador de DJI nos ha parecido estupendo, muy bien acabado, bastante intuitivo y con un rendimiento excelente. Por 750 euros puedes tener una herramienta con unas posibilidades creativas inmensas.

Eso sí, esto no es un producto para todo el mundo. Los gimbals son útiles para realizar un tipo de tomas muy determinadas, que no encajan necesariamente en todos los estilos de grabación. Habrá quien prefiera los planos más estáticos, o a quien le guste el movimiento más tosco y orgánico de grabar a mano alzada.

O simplemente habrá quien no quiera añadir a su mochila un trasto de dos kilos, que una vez montado además te impide pasar desapercibido. O quien se conforme con los estupendísimos sistemas de estabilización que llevan algunas cámara, que ya permiten realizar algunos movimientos de forma muy fluida.

Pero si quieres un gimbal bastante compacto, con muchas posibilidades, capaz de cargar equipos pesado y con un buen precio, el DJI Ronin- S es, sin duda, una gran opción.

6 COMENTARIOS

  1. Curioso que digáis que es «muy ligero» cuando todos los que hacen reviews dicen que justamente pesa mucho y que mejor ser algo cacha! Una cosa es llevarle unos muy pocos minutos otra, un buen rato
    También suelen criticar el principio de recargado de la batería ya que no la puedes por lo visto recargar separado de los motores. O sea, o tienes otra batería a mano y puedes seguir grabando o tienes que parar todo si no has sido previsor!

    Por otra parte, sería interesante una comparativa con el revolucionario y ya muy aclamado Zhiyun Weebill Lab que te hace muy fácil el equilibrar la cámara, no ocupa tanto espacio, pesa menos (también el payload es menor es cierto) y te permite sobre todo pasar fácilmente del modo estándar al modo «underslung» (o sea grabar a ras de suelo) gracias a su particular diseño

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