La relación entre la industria militar y el desarrollo tecnológico en la fotografía es de sobra conocida. Por eso, al hablar de un dron espía ruso lo más lógico es pensar en un sofisticado sistema de cámaras de altísima resolución.
No parece ser el caso del dron ruso Orlan-10 que el ejercito ucraniano asegura haber capturado y cuyos detalles mostró hace unas semanas en un vídeo publicado por el ministerio del defensa del país.
Un aparato aparentemente rudimentario que como cámara principal incorpora una Canon EOS 750D, una réflex de 2015 que ya en el momento de su lanzamiento era de las más sencillas del mercado. Vaya, no el tipo de cámara que uno espera encontrar en un dron militar de una de las potencias mundiales.
Según detallan en Petapixel, la cámara está sujetada a una placa con cinta americana y el dial de modos fijado con pegamento para evitar que se cambiara de forma accidental durante el vuelo.
Lógicamente, el vídeo tiene -como cualquier gesto de uno u otro bando en una guerra- una labor propagandística que parecer querer evidenciar las carencias tecnológicas del ejercito ruso. Pero lo cierto es que no existe mucha información sobre el tipo de cámaras habituales en este tipo de aparatos.
Es lógico teniendo en cuenta el secretismo habitual de todo lo relacionado con la industria armamentística y la mala prensa que supone figurar como proveedor de componentes militares. Sobre todo de determinados países y en ciertos momentos de la historia.
De hecho, cabe imaginar que a Canon no le habrá hecho mucha gracia la aparición de una de sus cámaras dentro de un dron militar ruso. Hay que recordar, eso sí, que la compañía fue una de las primeras en anunciar que suspendía operaciones en Rusia cuando comenzó el ataque sobre Ucrania.