El fotolibrismo que ha seducido a Magnum en los últimos años ha llegado a World Press Photo. El comentario puede sonar un poco provocador e injusto con los excelentes trabajos que encajarían en esa etiqueta de nueva documentalismo. Pero sirve como resumen, aunque sea de brocha gorda, de lo ocurrido con esta edición de World Press Photo y el pequeño escándalo alrededor de la sección “Open Format” del certamen.
Vaya, que no se trata de reivindicar el viejo documentalismo -sea lo que sea eso- y tachar de moderneces las nuevas corrientes narrativas. De hecho, muchos mejor que nosotros lo explican mejor Lua Ribeira o Bego Antón en estas entrevistas.

Pero volviendo a los WPP, esta nueva categoría abierta parece creada expresamente para dar cabida a esos formatos que se quedaban fuera del certamen. Y el estreno, hay que reconocerlo, ha sido por todo lo alto: eligiendo el polémico trabajo ‘The Book of Veles’ de Jonas Bendiksen como uno de los mejores del año. Veremos si van de farol o el jurado se anima a elegirlo como ganador global en esta categoría.
Por cierto, otro apunte que ayuda a situarse y enlaza con el chiste del comienzo: tanto Bendiksen como Yael Martínez -su trabajo seleccionado también ha despertado cierta polémica por la edición creativa de las imágenes- son fotógrafos de la agencia Magnum.

La historia de ‘The Book of Veles’ es ya bastante conocida. O, mejor dicho, su engaño. Bendiksen se fue a Veles, una ciudad de Macedonia que, por algún motivo, se había convertido en el epicentro mundial de la industria de las fake news y que había tenido un gran peso en la campaña electoral de Trump.
Así que para hablar de noticias falsas a este fotógrafo se le ocurrió jugar a lo mismo. El resultado es un reportaje en el que nada es verdad, las personas que aparecen en las imágenes están generadas por ordenador y los textos son automáticos, gentileza de la inteligencia artificial. El resultado es un fotolibro sobre el que Leire Etxazarra ha hablado con detalle en su blog.

Para rematar el chiste, el autor esperó un tiempo para confesar que todo era mentira y, de paso, denunciar lo fácil que había sido engañar a todo el mundo. Una noticia falsa para denunciar las fake news.
Postverdad, postfotografía… Sí, efectivamente, Bendiksen se ha hecho un Fontcuberta de manual. Sólo que a él le han dado un World Press Photo (un premio de fotoperiodismo, recordemos) y se presenta como un trabajo documental, no como un experimento entre lo artístico, lo fotográfico y lo sociológico.
¿Interesante? Sin duda. ¿Fotoperiodismo? Las interrogaciones del titular no eran el típico recurso creativo, sino una duda real. Algunos parecen tenerlo muy claro: por supuesto que no lo es. A partir de ahí, las valoraciones escalan desde el chiste de mal gusto, al insulto o, directamente, a la prueba de que World Press Photo ha perdido el norte.

En cualquier caso, lo de Bendiksen recuerda mucho a ese otro cansino recurso de Youtube: una portada pasada de rosca, una impactante mentira en el titular para luego explicar que se trataba sólo de un experimento que demuestra lo fácil que es colársela a la audiencia.
Dejando a un lado que los clicks y el dinero conseguido con la mentira no son de broma ni experimentales, lo que está claro es que no es nada original y que el debate que supuestamente debería generar está ya un poco manoseado.
A estas alturas no hace falta demostrar que es fácil mentir en los medios. Lo sabemos. Lo vemos a diario desde hace años. Lo provocador y casi revolucionario es decir la verdad. Eso y ganarse la vida como fotógrafo, claro.
Además, en realidad, el chiste de Bendiksen y su fotolibro sólo va a llegar a un público que ya se sabe la teoría. Y que desde su pedestal cultural miran con cierta condescendencia a todos esos pobres que siguen pensando que se pueden fiar de lo que les cuenta un fotógrafo.
Como se nota que Magnum es un reliquia que se cae a pedazos y trata de reinventarse para sobrevivir, de ahí todo lo comentado en el artículo. Hacer fotomontajes con imágenes que se suponen son una muestra de la realidad que vivimos y trata de documentarla, no es fotoperiodismo, es otra cosa y si pretende pasar por fotoperiodismo, es un fraude y descarado además. Vale que la tecnología permita nuevas tendencias que sirvan a determinados mercados pero tergiversar con argucias, aunque sean con tecnología de IA resulta ominoso.
Yo no hablaría de reinvención de tal o cual Agencia o de tal o cual certamen global, sino de deconstrucción, proceso degenerativo en el que la fotografia lleva inmersa desde hace décadas. Esto del WPP no es nada nuevo, de hecho andan con 25 años de retraso respecto del trabajo pionero y muy celebrado de Fontcuberta & asociados. Toda vez que la fotografía renunció, o la hicieron renunciar, a su máximo patrimonio, su pretensión de veracidad, ahora, agotada y exangüe, declara que ya no da más de sí y opta para autoparodiarse de manera caricaturesca y bufa.
Es el callejón sin salida en el que se ha metido por iniciativa propia y del que ya nadie puede rescatarla. La fotografía se ha encomendado a la infame tarea de devastar cualquier atisbo de credulidad sobre sí misma, y por extensión sobre el mundo y sobre los propios seres humanos, declarando dicha credulidad como un rasgo infantil que es preciso abandonar. La fotografia se ha atribuido la inconfesable labor de extender la sombra de la duda sobre todo lo existente declarándolo precario, inestable e inaccesible, y de igual manera que existe una filosofía de la sospecha, la fotografía se ha convertido en una fotografia de la suspicacia, labor ideológica de zapa destinada a subvertir un «Ancien Régimen» que se asentaba sobre unas bases antropológicas firmes y sólidas y que ahora son fluidas y se apoyan directamente sobre la nada. El proceso degenerativo que aqueja a la postfotografia es el correlato del propio colapso de la civilización occidental.
Le otorgas a la fotografía hechos que no le pertenecen. La fotografía no es una noticia de WPP, ni de Magnum, ni de teorías conspiranícas, es lo que ha sido siempre, fotos y su captura.
Todo lo que le atribuyes es totalmente artificial y propio de debates que a algunos fotografos les interesan y a la gran mayoría les importan poco o nada, no por que no los hayan estudiado, si no por que son de asimilación fácil y no requieren de un recordatorio constante.
La falsedad en la fotografía y su manipulación es más vieja que la tosferina, el debate teorico un poco posterior, pero ambos ya fueron asimilados por los fotografos hace décadas y la polémica de este concurso, no es más que pura propaganda viral, como el bofetón de los Oscars. Corren todos el peligro de que si no hay polémica, sus famosos concursos queden relegados a posiciones muy bajas de presencia en redes sociales, por que los medios que antes les daban vidilla, ya no existen apenas. Puede que sea el destino que les espera a estos concursos si no corrigen el camino… pero no lo harán.
Que la invención de la fotografía se inscribe dentro de una serie de avances científicos relevantes del XIX no me lo invento yo, y que ésta nació con la deliberada pretensión de ofrecer una representación automática y objetiva de la naturaleza tampoco es una caprichosa atribución mía, sino que forma parte de sus presupuestos fundacionales. Que muy posteriormente sus artífices decidieran que la fotografia debía, no sólo dar testimonio de la existencia del mundo sino también de su esencia, es cuando la fotografía empezó a ser traicionada confiriéndole unas competencias que en modo alguno le correspondían.
Una fotografia puede ser fraudulenta respecto de la esencia, de su esteticidad, de su connotación, de su «mensaje», nunca respecto de la existencia del hecho denotado: que eso que hay en la imagen está/estuvo efectivamente ahí es un hecho perfectamente objetivo que ni el más necio es capaz de negar. El que miente es el fotógrafo, nunca la fotografía. En cualquier caso, por aquí cerca, unos artículos más abajo, tienes rulando a Gervasio Sánchez. Ve y dile que sus fotografías de niños mutilados son falsas. Con lo que te responda vienes y nos lo cuentas.
Ahora matizas, pero esta frase es a la que yo dedico la contestación y no a lo que no has dicho que es lo que contestas.
«La fotografia se ha atribuido la inconfesable labor de extender la sombra de la duda…..»
Por su puesto que el que miente es el fotografo y no la foto y por norma, al que miente se le suele pillar antes o despues, es por ello que tu texto tendría que tener como sujeto al fotografo y no a la fotografía en general, es una cuestión concreta, indentificable y cuantificable y no generica.
Hacer de actitudes particulares una norma que afecta al conjunto de una práctica, es una exageración y sacar los pies del tiesto, la fotografía es la misma que cuando nació y es utilizada mayoritariamente con ese propósito… luego esta la fotomanipulación, las fotos falsas o el montaje y eso también es viejo, lo cual, la fotografía hoy y su mundo, no adolece de ningún nuevo mal que no existiera desde prácticamente sus inicios ¿Cual fue la primera foto manipulada o fotomontaje?
La fotografia no sólo no traiciona a la verdad sino que le rinde tributo cuando se atribuye la inconfesable labor de extender la sombra de la duda sobre todo lo existente, y sobre todo sobre sí misma, toda vez que la han hecho renunciar a su capacidad deíctica en favor de su atribución sobrevenida de prescribir sentido a todo lo real, cuando la han hecho renunciar a su propia fisicidad en favor de la inmaterialidad, como inmaterial es el concepto de píxel, cuando en vez de liberar al fotógrafo de una técnica rudimentaria lo ha convertido en esclavo de la tecnología más avanzada al servicio de la deconstrucción de lo real y de los fundamentos que lo sostienen. Por eso el postfotógrafo en realidad no puede mentir porque de hecho ha perdido por el camino una categoría de verdad que ya le resulta extraña e incómoda y que sólo acepta si viene precedida del prefijo «post», y ya que no es responsable de sus actos tampoco puede ser el protagonista de mis textos. Conceder demasiada importancia a un pelele va en contra de mis principios.
Yo lo que creo, es que todo tu discurso se cae a pedazos si cambias el sujeto. Quizá te has excedido otorgando al cambio de soporte propiedades casi trágicas, cuando en realidad no hay cambio alguno que merezca la pena valorar, ni la masificación ni las nuevas herramientas han cambiado la fotografía ni la percepción que de ella tienen los humanos.
Como no has contestado te contesto yo… por ahí andan varios estudios de cual fue la primera foto manipulada o el primer foto montaje, hay dudas pero los datos hablan de mitad del siglo XIX, fíjate si ha llovido, como para otorgar al pixel problemas o novedades que datan del siglo XIX, fijate donde andaba el pixel por aquellos años.
No hay post fotografía, es una invención para rellenar discursos, vender libros o teorías que nada tiene que ver con la fotografía. Al discurso postfotográfico lo mueve más la necesidad teorizar a trabes de palabras, que de practicar con la cámara de fotos y el mundo de la imagen. El discurso post fotográfico puede ser rebatido en todas sus lineas básicas, ya que parte de un analisis totalmente subjetivo, no hay nada científico en el , ni si quiera artístico.
La post fotografía en mi opinión no existe, ni corroboro su discurso ni su argumentario, la fotografía es y siempre ha sido lo mismo: Una cámara, un fotografo y su resultado: Fotografías, no hay más.
Ni las practicas ni los usos sociales ni la propia tecnología han introducido nuevas narrativas ni nuevas resignificaciones en el acto fotográfico y sus narrativas, la fotografia ha permanecido inexpugnable e indiferente a las diferentes corrientes artísticas e ideológicas a lo largo de casi dos siglos que no han sido capaces de influenciar ni de pregnar nuevas dinámicas en su discurso: la fotografía sigue siendo la misma desde el daguerrotipo: la fotografia perenne. Todo está sujeto a cambios, a evolución (que a veces suponen involución) a transformaciones a veces traumáticas excepto la fotografia que desde el XIX sigue siendo la misma….. lol.
Causa sonrojo que denuncies la falta de científicidad de la teorización postfotográfica cuando tu argumentario de parvulario es tan básico, tan simplista, tan reduccionista, y en definitiva: tan naif.
Efectivamente, la fotografía aunque te pese, sigue siendo la misma…. eso sí, los discursos petulantes que llenan los auditorios de «sordos» que no entienden nada y los panfletos de teóricos grandilocuentes que hacen de lo intascendente una voragine de verborrea infumable, han estado siviendo de caja registradora para un montón de cara duras que viven del cuento y como no… de la subvención pública y privada, esta última molesta menos.
Y efectivamente, mi argumentario esta escrito para un niñó de 5 años, que es donde uno puede razonar desnudo y de una forma que entienda todo el mundo y no escondiendo la simpleza en un escupido interminable de barroquismo verborreico.
Puede que hayan muchos sordos, pero tontos menos.
Tu discurso, más bien tu talibana papillita ideológica, está efectivamente elaborado para que sea fácilmente ingerido, metabolizado y excretado por un niño de 5 años, edad que seguramente es el correlato de tu propio CI. Cuando cumplas los 6 igual eres capaz de desentrañar los misterios que la teoría supone y que hoy por hoy te resultan claramente indescifrables (por eso tratas infructuosamente de denigrarlos: porque no los entiendes).
Y quién sabe, igual cuando cumplas los 7 tus neuronas empezarán a sospechar que la fotografía es algo más que una praxis muy básica consistente en mirar por un visor y apretar el botoncito. Confiemos en que cuando cumplas 8 tus ya adultas conexiones neuronales lleguen a la conclusión de que la teoría y la ideología sobredeterminan esa disciplina que para ti es una práctica pura e inmaculada, que sólo ese discurso del que tú reniegas infantilmente es capaz de dar cuenta de las grandezas y las miserias de tu querida amantísima, que de pura e inmaculada tiene lo que yo de monje Franciscano.
No se si serán mis neuronas, mi infantilidad o que de literatura he estudiado lo sufiente, como para comprender, que todo el discurso postfotográfico no es más que un camelo y eso lo puedo decir, por que lo he estudiado y lo he comprendido hasta su misma esencia, y por ello me reafirmo, por que puedo hablar con criterio propio.
A veces me pregunto, si de verad tanta gente ha leído el contenido argumental de la postfotografía o mienten casi todos, tengo serías dudas y tengo dudas por que no veo nada de calado social al respecto de las tesis de la postfotografía.
Te lo voy a poner otra vez para niño de cinco años: Los instrumentos músicales, los pinceles, los boligrafos, las hojas de papel en blanco, todos han sufridos serias evoluciones tanto en su forma, como en lo que producen, así en como se distribuyen lo que de ellos se sacan. Podemos hablar de movimientos literarios, de estilos de música, de novelas, ensayos o panfletos, pero nunca de la llegada de un nuevo paradigma que llega con la evolución de una herramienta o de las nuevas formas de distribución de lo que de ellas salen.
De una cámara salen fotos, antes y ahora, antes la gente veía fotos por varios motivos y hoy, se siguen viendo por exactamente los mismos motivos y seguro que por algunos nuevos. No hay nigún cambio sustancial en la fotografía que no haya experimentado cualquier otra materia con la llegada de internet o de la fotografía digital, es todo un INVENTO literario si se quiere, pero nada más… no recuerdo ni la postliteratura, ni la postpintura, ni el postcine…. ejem….pero si existe la postfotografía por ingenieria literaria.
Si en verdad quisieras desmentir el discurso postfotográfico con argumentos sólidos no lo incluirías en la vulgar categoría de lo literario sino en el de más elevada retórica sofística, pero por lo visto eres aun incapaz de darle un lustre ilustrado a tu ignorancia para hacerla más llevadera. Todo el discurso postfotográfico es un camelo, y seguramente para ti también el propio discurso postmoderno y su nuevo régimen de verdad, así como su denuncia de los metarrelatos (de la que la postfotografia es tributaria) también es un camelo.
Sin duda has estudiado concienzudamente a los epígonos de Nietzsche (padre de la postmodernidad) y has llegado a la conclusión de que los Lyotard, Derrida, Deleuze, Foucault, Baudrillard, etc… también son unos embaucadores indocumentados sin ninguna relevancia en el pensamiento y en la ingeniería social del XX que ha alumbrado el nuevo sujeto postmoderno, empoderado, relativista y fragmentario del XXI. El propio Nietzsche que afirma que la verdad es una metáfora de la que hemos olvidado su origen también te parece un vendedor de crecepelo sin la más mínima repercusión social e histórica.
Todo esto te lo tienes muy estudiado y muy currado y sin embargo entiendes que la postfotografia adviene con la revolución digital, lo que demuestra que no entiendes nada. En efecto, el cambio de paradigma es muy anterior al código binario, y aunque el sólo hecho de que en la fotografía la luz se transforma en materia mientras que en la postfotografía la luz se transforma en códigos es un hecho que por sí solo bastaría para justificar ese cambio de paradigma, no es en la luz, sino en el concepto metafísico de verdad y su impugnación donde hay que erradicar la revolución (involución) postfotográfica.
No recuerdas postliteratura, pospintura, ni postcine, porque interpretas erróneamente lo «post» como evolución de la modernidad cuando en realidad supone su rebasamiento, su decadencia y su acabamiento. Por eso te muestras tan incapaz de aprehender la verdadera (in)esencia de la postfotografía. Sigue estudiando, y sigue trabajándote un poco más tus posts y tal vez algún día alguien se compadezca de tu necedad y acabe gratificándola con un like en el IG, pero no aquí.
Todo ese argumento tan prolijo para decir que la fotografía y más el fotoperiodismo es un oficio para el recuerdo, que agoniza y de la que ya no vive casi nadie, ni los más emblemáticos fotógrafos que aún quedan. Todo el mundo lo sabe, pero, todavía, se prefiere fabular con ello, tanto que hasta se inventan cosas que nada tienen que ver ni con la información, ni con el fotoperiodismo y si me apuras ni con la fotografía como concepto.
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Sofismo a lo que es una pavada? Jajaja.
Venga majo, el discurso que te gastas para decir NADA es como ese al que se dedican los peores fotógrafos del firmamento, que en vistas de que no saca ni una buena foto se dedican a la literatura para ver si cuela y me dejan un sitio.
Lo digo y lo dire siempre: la fotografía es donde mas bobos hay, por eso discursos de lo más básicos y simplones terminan encumbrando a auténticos botarates que como digo…no hacen ni una buena foto, que al final, es donde se demuestra el conocimiento en la materia. Menos samba y más trabajar vago.
Hasta la vista 😃👌🤞
Contra la Fotografia
Cuando la apologética se adueña del discurso se hace necesaria la apostasía.
Deconstruyendo la Deconstrucción.
😀
Madre mia RODOL, como sesgas la fotografía.
si algún día consigues comprimir en una frase todo el rollo que metes
a lo mejor hasta parecerá que entiendes de fotoperiodismo.
Lo tuyo es la tontería….
vaya peñazo de ideologías que te metes hahaha!!!!
Buen artículo, Iker. No sabía que «The book of Veles» aspiraba a mejor fotolibro, si es que lo he entendido correctamente.
Nos estamos pasando con la inteligencia artificial, la posverdad y la posfotografía.
Coincido, debates manoseados y más viejos que la picor para dar que hablar… en definitiva, polémica, propaganda fácil y acaparar noticias.
Siempre está por medio los mismos y Magnum como siempre de segundas siglas desde hace años, para seguir en el candelero, venga, que siga la fiesta onanista y sin público.
Al final como otros tantos, este concurso pasará a la historia y un día dejarán de recorrer el mundo con su circo ambulante, total ¿Quien los necesita? El que los necesite que vaya a la ventanilla de admisión.
No entiendo muy bien el arrebato del final, quiero decir Bendiksen se ha marcado un Fontcuberta, good for him y por su premio, el formato era abierto así que era esperable algo alejado de lo normal más cercano al termino de «visual storytelling» que al de fotoperiodismo convencional. ¿Por qué lo de Fontcuberta es alabado pero no lo de Bendiksen? ¿Por un premio? ¿Porque ya no nos gusta hablar de posverdad? No voy a decir si lo merece o no pero creo que fuera de lugar no está.
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Nunca me atrajo WP exigen mucho nivel al fotografo y al final no lo toman en cuenta, con tanta polémica sobre algunas fotos ganadoras, algunas que parecen mal tomadas con un móvil, no vale la pena.
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