Foto: Sandra Vallaure

Antes de empezar, una puntualización: no tengo ninguna intención adoctrinarte con este artículo, ni emitir dogmas de fe.

Ya imaginarás que no hay manera «correcta» o «incorrecta» de hacer fotos mientras viajas. Eres tú quien tiene que descubrir por ti mismo qué es lo que te va bien y lo que no.

En este artículo te voy a dar una serie de consejos que me funcionaron a mí cuando empecé. Es más, hoy en día sigo aplicando muchos de ellos. Son cosas que he ido aprendiendo con el tiempo después de llevar toda la vida viajando por mi cuenta. Y no, no exagero cuando escribo “toda la vida”.

Además, el aprendizaje es constantemente por lo que mi filosofía sobre la Fotografía de Viajes y mi experiencia evolucionan permanentemente.

Así es que considera este artículo como una como una fuente de la inspiración que debería llevarte a pensar por ti mismo qué te conviene más.

¿Dudas si llevártelo? Déjalo en casa

Foto: Sandra Vallaure

Cuando empecé a viajar y, posteriormente, a pensar en hacer fotografía de viajes no como una coleccionista de instantáneas si no como una como una contadora de historias, siempre me encontraba con el mismo problema: llevaba demasiadas cosas.

Y cuando digo demasiadas cosas, me refiero al sentido más amplio del término. Pero esta apreciación es especialmente aplicable a mi equipo fotográfico.

La culpa la tenían, por supuesto, esos dichosos “porsi…”. “Por si acaso se me ensucia el sensor.” “Por si acaso hago retratos.” “Por si acaso me encuentro el paisaje de mi vida…”

Me perseguía constantemente una sensación de miedo. Y ella era la culpable de que fuera cargada como una mula. Al final, volvía del viaje y había usado la mitad de la mitad de lo que me había llevado.

¿La solución? Dejar la mayoría de trastos en casa. Antes de salir sabes perfectamente el tipo de viaje que vas a llevar a cabo. ¿Te vas 3 días a Praga? Llévate tu cuerpo y un objetivo con una distancia focal versátil.

¿Vas a pasar 4 semanas recorriendo la inmensidad de Australia? Lleva tu cámara junto con un par de objetivos: el versátil que te acabo de mencionar antes y un gran angular para captar la grandeza de sus paisajes.

Y si eres un friqui de la hora azul como yo, no te olvides del trípode, por mucho que tu espalda te maldiga hasta el final de los tiempos…

Lleva poco peso

Foto: Sandra Vallaure

De nuevo, esto lo digo en todos los sentidos. En primer lugar, en el material. Ya sé que soy una pesada insistiendo en la idea anterior, pero no te puedes imaginar lo importante que es.

Como fotógrafo de viajes, nunca te agradecerás a ti mismo lo suficiente el viajar lo más ligero posible. Cuánto más ligero sea tu equipo, tu mochila y el resto de tu equipaje, menos cansado y más concentrado estarás. Esa energía y estado de ánimo son los que te ayudarán a tener ganas de hacer fotos y de hacerlas mejor.

En segundo lugar, en el espiritual. Quizá esto te suene demasiado filosófico, pero no puedo evitar escribirlo.

Si quieres ser un auténtico viajero, y por extensión, un buen fotógrafo de viajes, tendrás que aprender a ser empático y a dejar muchas de las ideas preconcebidas en casa. No te culpo. Yo soy la primera que ha aprendido muchísimo a lo largo de mis viajes y que gracias a pequeñas bofetadas de realidad se ha dado cuenta de que no todo es lo que parece.

Por eso, cuanto más abierto de mente viajes, cuantos más lastres dejes en casa, más permeable serás a todos esos aprendizajes que te esperan a lo largo de un viaje.

Y eso es algo que se reflejará en tus imágenes. Serás capaz de acercarte a ese vendedor en un mercado en Fès y de captar su mirada con intensidad. Y también serás capaz de transmitir la luz que presenciaste y que te asombró en la Patagonia chilena.

Fotografía cómo lo haría alguien de allí

Foto: Sandra Vallaure

Insisto en la empatía y te invito a que practiques un ejercicio revelador. Modifica tu forma de ver y, sobre todo, de mirar. Cambia el chip y transfórmate en un local que está haciendo fotos en ese mismo lugar en el que estás. Sólo que en vez de ser la primera vez que lo visita, como es tu caso, él ha estado allí docenas de veces.

¿Cómo crees que lo fotografiaría él? Respóndete y actúa en consecuencia.

Te pongo un ejemplo muy sencillo. Imagina que vas a Nueva York, ¿crees que lo primero que haría un fotógrafo que lleva 10 años viviendo allí sería ir a Times Square y hacer fotos de los neones?

No te digo que no las hagas, sólo que intentes evitar los clichés visuales. Trata de ver el lugar por el que estás viajando o la escena que estás presenciando desde la perspectiva de alguien que ha vivido allí durante mucho tiempo.

Con esta filosofía obtendrás imágenes más interesantes.

Deja de hacer fotos

Foto: Sandra Vallaure

Otro de los errores que cometía una y otra vez cuando empecé a viajar era hacer tantas fotos como me fuera posible. Y eso me provocaba un estrés fuera de lo normal.

En lugar de disfrutar de un ritmo pausado de mis viajes y de la Fotografía, me sentía angustiada. El mero hecho de saber que sólo iba a estar 2 días en un determinado lugar, me llevaba a querer capturar absolutamente todo lo que ocurría a mi alrededor. Cuando llegaba el final del día estaba agotada física y, sobre todo, mentalmente.

¿Y tú? ¿Eres capaz de saber cuándo es conveniente guardar tu cámara y disfrutar del momento? ¿Seguro?

Aprende a disfrutar de tus viajes sin tener que estar constantemente haciendo fotos. Deja tu ojo fotográfico descanse de vez en cuando. Apaga la cámara, o mejor aún, métela en la mochila y no la saques durante un rato o varias horas (si eres capaz).

Al mismo tiempo, siéntate en un café a ver la vida pasar, merodea por un mercado relajadamente y a la menor oportunidad, aprovecha para conversar con los lugareños.

Me gusta mucho como se define Héctor García (@kirai) en su perfil de Twitter: “writer and flâneur photographer”. En francés, el término “flâneur” define a una persona que se pasea sin un objetivo concreto, al azar, por el placer de observar. Piensa en ti mismo como un flâneur sin prisa: alguien que camina a paso lento, sin un destino predeterminado.

Tardarás muy poco en darte cuenta de que cuanto menos te presiones en querer hacer fotos interesantes mientras viajes, mejores fotos conseguirás. Y, por supuesto, disfruta del viaje en sí y no sólo de su aspecto fotográfico.

¿Vas a volver a ver esa foto alguna vez?

Foto: Sandra Vallaure

Siguiendo la línea de lo que te acabo de explicar en el apartado anterior, usa un truco muy sencillo que sirve para cualquier situación en la quieras hacer una foto. Antes de pulsar el disparador, hazte esta pregunta: “¿Voy a volver a ver esta foto en el futuro?”

Cuantas más fotos hagas mientras estés viajando (sobre todo de detalles insignificantes como lo que estás comiendo y o de cada sitio en el que te paras) más largo y aburrido será el proceso de clasificación y selección cuando vuelvas a casa.

Esto no implica que tengas que dejar de hacer fotos, más bien que te centres en aquellas escenas que realmente merecen la pena.

Si, por ejemplo, ves una escena en la calle que te llama la atención, no te cortes. Si hay mucha acción y necesitas hacer 50 o 100 fotos tirando en ráfaga, hazlo. No pierdas una oportunidad fotográfica única o te arrepentirás.

Haz fotos de aquellos momentos, escenas o lugares que tengan un significado especial para ti o te hayan marcado de cierta manera. Pero, por lo que más quieras, no hagas fotos porque sí.

No seas un turista

Foto: Sandra Vallaure

Exacto, me refiero a ese turista que ya tienes en mente. El que grita porque está sobreexcitado al llegar a una localización, el que te empuja y se cuela en tu encuadre sin preguntar, y el que casi te mete el paloselfie en el ojo mientras salta al borde de un precipicio jugándose la vida. Y no te olvides del que va cargando todo el día con esa gran cámara de fotos: la del iPad.

Bastante estrés, ruido y ajetreo tienes ya en tu día a día como para estar aguantando semejante jaleo. Así es que no seas como ellos: piensa en los demás, explora el lugar a tu aire y sin molestar, y si puedes hacerlo en silencio mejor que mejor.

Otra cosa. No te guíes por páginas web como TripAdvisor. Al revés, húyelas como de la peste porque precisamente esta lista de recomendaciones es el mejor indicador de donde estará TODO el mundo.

Por último, no te apuntes a un tour a menos que sea estrictamente necesario. Los tours te hacen ir por una ruta predeterminada y eso te impide descubrir rincones por tu cuenta. No dejes que te traten como a una oveja en un rebaño.

Disfrutarás mucho más viajando y haciendo fotos cuando vagues sin rumbo fijo, dejándolo todo en manos del azar.

¿Te encuentras con un mercadillo de domingo? ¡Genial! Se te presentarán mil oportunidades fotográficas. ¿Has visto un café con mogollón de gente en su interior? ¡Entra y pide algo de beber! Es un fantástico lugar para capturar escenas cotidianas.

Busca las mejores localizaciones

Foto: Sandra Vallaure

Hay dos tipos de localizaciones: las que son muy turísticas y las que no. Las primeras lo son por motivos evidentes. Son los principales puntos de interés de un lugar. Tienen algo muy especial, que difícilmente vas encontrar en otro sitio.

Por desgracia, el precio que tienes que pagar a la hora de hacer fotos ahí ya lo conoces. No vas a estar solo en (casi) ningún momento. Así es que tienes dos opciones: puedes pasar de ir o ir a pesar de todo y capturar tu versión personal de ese lugar.

¿Que la East Side Gallery ya la han fotografiado millones de fotógrafos antes que tú? Por supuesto. Pero no confundas originalidad con renuncia. ¿Por qué vas a dejar de hacer una foto en un lugar que te encanta y que seguramente ha sido una de las razones por las que has decidido viajar hasta allí? Yo la hago, te lo aseguro.

Al mismo tiempo, no dejes de buscar localizaciones de se salen de los circuitos habituales. Si estás en una gran ciudad, coge un plano de metro, elige una estación al azar y ve hasta allí. Es algo que suelo hacer muy a menudo y mi ojo (fotográfico) lo agradece muchísimo.

¿Qué es lo peor que te puede pasar? ¿Acabar en un barrio que no te dice nada? Te das una vuelta y a la media hora te vas por donde has venido. Eso sí, cuidadín con esas zonas poco recomendables e inseguras. A ver si ahora te vas a meter en un lío y me echas la culpa cuando vuelvas a casa.

Para encontrar esas locaciones tendrás que hacer un trabajo previo de investigación. Busca fotos de gente que ya ha estado allí, lee relatos de otros viajeros, consulta algún foro (sí, ya sé que estamos en 2017) o pregunta en tu red social favorita. Y, por encima de todo, ¡pregunta a los locales!

Memoriza algunas frases básicas

Foto: Sandra Vallaure

¿Cómo le puedes preguntar a los locales? Lo más sencillo es consultar en tu alojamiento. Si te quedas en un hotel o en un albergue de mochileros, bombardea a preguntas a quien te encuentres en recepción. Nadie mejor que esa persona para darte consejos de primera mano.

Y si te quedas en un apartamento vacacional, pregunta a tu anfitrión. No sólo te dirá dónde está el supermercado más cerca, también te recomendará sitios en los que comer y, por supuesto, rincones que no aparece en TripAdvisor…

Con estas personas la comunicación será relativamente fácil. En la mayoría de los casos un nivel básico de inglés será suficiente.

¿Pero qué pasa si quieres preguntar a otro tipo de gente? En ese caso te sugiero que aprendas (o lleves escritas) algunas frases básicas. Te ayudarán a iniciar una conversación sencilla y, sobre todo, a preguntar por aquello que te interesa: ese restaurante que no aparece en tu guía, aquel lugar desde el que la puesta de sol es espectacular, un callejón encantador…

¿Y para qué más sirven esas frases? Pues para establecer una breve aunque cercana relación con alguien a quien le quieras hacer una foto. Ya te lo expliqué en un artículo anterior: no dispares a matar, establece una conexión con tu sujeto y no lo trates como si fuera un mueble. Es una persona como tú.

Haz una copia de seguridad de todas tus fotos

Foto: Sandra Vallaure

Quizá eres de esos fotógrafos que ha perdido cientos (o miles) de fotografías a lo largo de los años porque se te ha muerto un disco duro o porque borraste fotos sin querer antes de transferirlas a otro disco.

Yo por ahora, aunque toco madera, cruzo los dedos y me sigo encomendando a San Precaución, no he sufrido semejante pérdida.

¿Cómo lo he conseguido? ¿Gracias a un súper poder? ¿Porque soy la persona con más suerte del mundo? No, es mucho más sencillo: porque tengo miedo.

He sido muchas veces víctima de “porsiaca”. Con mi archivo fotográfico soy aún más miedosa. “Voy a hacer una copia de todas mis fotos por si acaso se me rompe el ordenador, por si acaso me roban el portátil, por si acaso se me pierden las tarjetas de memoria, …”.

Es algo que me ha obsesionado desde que empecé a hacer fotos. Empecé a llevarme una cámara a mis viajes como forma de documentar esos recuerdos que no sabía si mi memoria iba a ser capaza de conservar fielmente. Pero ¿qué sentido tiene hacer fotos para conservar recuerdos si luego las pierdes?

Así es que con el paso de los años he ido puliendo poco a poco un sistema de copias de seguridad. Está a años luz del sistema de Rafa Irusta, un grandísimo fotógrafo al que admiro desde hace mucho, pero por ahora es efectivo.

Gracias a él duermo tranquila, sabiendo que mis fotos favoritas están a salvo y que seré capaz de recuperarlas si ocurre una desgracia tecnológica. Así es que no seas perezoso y realiza copias de seguridad de tu archivo fotográfico sistemáticamente.

Como te decía al principio del artículo, no hay fórmulas mágicas ni recetas infalibles. Pero como en Fotografía (sea de Viajes o no) nunca vas a dejar de aprender, no está de menos conocer cómo se las arreglan los demás.

Quién sabe, igual sacas alguna idea o dos que merecen la pena y gracias a ella vuelves a casa después del viaje de tu vida con fotos que nunca hubieras imaginado. Y cuando eso ocurra, por favor, cuéntamelo.

Sandra Vallaure es una apasionada de la fotografía y de los viajes. A través de su blog Sifakka ayuda a otros fotógrafos a mejorar su técnica y estilo para conseguir imágenes espectaculares durante sus viajes. Suscríbete y consigue ya su guía gratuita “Viajar Fotografiando”.

31 COMENTARIOS

  1. El que escribe este artículo debería ejemplificar su “filosofía sobre la Fotografía de Viajes y su experiencia” con fotos propias, no de terceros. Al no hacerlo así su “Filosofía y su experiencia” resultan poco creíbles y desmotivan a la hora de seguir la doctrina que “inspira” el artículo.

    • Me parece que las fotos sí son propias. Creo que el problema está en la firma, que pone Iker mientras que el artículo está escrito por una fotografa, que me imagino que será Sandra Vallaure, la autora de las fotos.
      Se deduce que es una mujer por esta parte: «Cuando empecé a viajar y, posteriormente, a pensar en hacer fotografía de viajes no como una coleccionista de instantáneas si no como una como una contadora de historias, siempre me encontraba con el mismo problema: llevaba demasiadas cosas.». Y que las fotos son suyas porque todas las que salen son del mismo autor.

  2. Excelente artículo y excelentes consejos. He padecido, por ejemplo, las consecuencias de una mala elección del material. Antes viajaba con la Lumix GH3, un 12-35, un 35-100 y un 100-300, amén del micro (hago también mucho video), filtros ND variables, mordazas, minitrípodes, un trípode ligero y hasta un rotor eléctrico para timelapses. Un horror.
    Ahora viajo con la FZ2000, un trípode y un micro. Mucho mejor. El macuto sólo pesa un kilo y medio.

  3. ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Viva Tripadvisor!!!!!!!!!!. Los comentarios de la gente a mi me ayudan a elegir un hotel, un restaurante o un apartamento vacacional. Luego, puedes estar de acuerdo o no y contar tu experiencia, que no va a ser la misma para todos. Ir a ciegas es perder el tiempo y el dinero, si no ¿para qué das tú consejos? A Times Square hay que ir SIEMPRE, a tomar las mismas fotos que los demás o mejores porque si ya las conoces de otros son un reto que debes superar o igualar. Espera tu oportunidad, no serás original pero vendrás muy contento.
    Compórtate como un turista porque es lo mejor para pasar desapercibido en los sitios turísticos.
    Haz tus propias fotos y crea tú los consejos.

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