Si es posible encargar comida o ver una película sin bajarse del coche, ¿por qué no aplicar este mismo sistema también para entregar los carretes de fotos y recoger las copias? Visto desde Europa puede sonar surrealista, pero la cultura del drive-thru estadounidense en su momento también llegó al mundo de la fotografía.
La cadena Fotomat llegó a tener a principio de los años 80 más de 4.000 kioscos repartidos principalmente por los parkings de los centros comerciales. Coronados por una reconocible pirámide de color amarillo. La idea mu sencilla: acercarse con el coche, dejar los rollos de película y a las 24 horas volver a por las fotografías.
Además, estos kioscos también comercializaban productos de Kodak así como otros productos fotográficos. También fueron pioneros -hablamos de 1979- en el alquiler de películas de casetes de vídeos, permitiendo que los usuarios encargaron por teléfono la película y pudieran pasar a recogerla al día siguiente.
El declive llegó a finales de los 80, con los servicios de revelado en una hora que ofrecían ya los primeros minilabs de algunas tiendas. La cadena Fotomat fue primero adquirida por Konica y en 2002 por Viewpoint Corporation.
¿Qué queda de este curioso servicio? Según vemos en Messy Nessy Chic, tan sólo decenas de aquellos kioscos, reconvertidos en otros negocios (desde tarot hasta comida rápida) y muchos de ellos abandonados. Pura arqueología de una era fotográfica que parece ya muy lejana.