
¿Puede una fotografía preparada considerarse fotoperiodismo? ¿Y un reportaje plagado de imágenes supuestamente montadas e instantáneas casi idénticas a las de otros fotógrafos recibir un premio World Press Photo?
Aunque en ambos casos la respuesta parezca evidente, eso es precisamente lo que podría haber ocurrido con el premio concedido al fotógrafo Hossein Fatemi por su trabajo «An Iranian Journey, reconocido en la última edición de los prestigiosos World Press Photo con un segundo puesto en la categoría de «Trabajos a largo plazo».
En realidad la polémica viene de lejos y los mismos interrogantes que ya se pusieron sobre la mesa cuanto este mismo reportaje ganó el premio POY, el nuevo galardón ha hecho que el tema vuelva a saltar a los titulares.

La verdad es que el alegato presentado por el fotógrafo Ramin Talaie desmonta punto por punto el reportaje de Fatemi, al que no duda en incluir en esa categoría tan de moda últimamente de las fake news.

Aunque en este caso el problema no parece estar ni en los píxeles ni en la edición, las acusaciones mencionan imágenes preparadas, fotografías copiadas -o al menos muy similares- a otros reporteros e instantáneas en las que aparecen personas que pidieron expresamente no ser fotografiado, y que incluso fueron retiradas en su momento por la agencia Panos para la que trabaja el fotógrafo freelance iraní.
El artículo de Talaie repasa una por una las imágenes que componen el reportaje premiado, señalando en cada caso las circunstancias que cuestionan el trabajo realizado por Fatami y que difícilmente encajaría con las normas de World Press Photo.
Pese a que las evidencias son numerosas -se incluyen mails y las fotos originales que supuestamente inspiraron a Fatami- desde la organización de este premio de fotoperiodismo han restado importancia a la denuncia, asegurando que en su momento ya fueron investigados y que carecen de pruebas como para retirar el premio.
Al menos esa es por ahora la respuesta oficial de los máximos responsables de World Press Photo, aunque habrá que ver si la presión mediática que se avecina alrededor del tema les hace cambiar de opinión como ya ha ocurrido en otras ocasiones.
Y tantas ediciones con polémica, no será que necesitan publicidad?
Personalmente me parecen MUY preparadas. Pero tiene su lógica: retratar a dos personas tocando el violín en una habitación pequeña ya me dirás como pasar desapercibido y encima que queden perfectas de luz, composición y nitidez! 😀
Cierto, esa la veo mas preparada, si el foto-periodismo es la captación de imágenes inesperadas tanto por el fotógrafo como por la acción que suceda la cual que queremos plasmar, esta se sale de esa pauta.
El fotoperiodismo es mucho mas que la captación de imágenes inesperadas. cuando un foto periodista viaja para cubrir el incendio de los pozos de petróleo en Kuwait, ya sabe de antemano que es lo que va a fotografiar,( caso real: girar un bidón para que se lea la palabra oil mientras los pozos arden al fondo es manipular la información?) cuando haces retratos los preparas evidentemente, así que de inesperado nada, es por eso una manipulación?…. el fotoperidismo documenta sucesos ya sean inesperados o cotidianos que tienen un interés informativo o noticiable, sean inesperados, o trabajos de investigación de meses de duración y planificación…
totalmente deacuerdo
¿Hablamos de retratos dentro deu n reportaje y contexto o de que en particular?
Puede que nos pasemos de quisquillosos.
El fotoperiodismo de calle no admite, desde mi punto de vista, retoques. O retratas la realidad, o ya no es la realidad. Tanto si preparas la escena como si luego la retocas quitando lo que no te quede bonito en la foto, como el bueno de Steve.
Ahora, dependiendo del contexto se puede admitir y es normal el preparar y retocar fotos. Si forman parte de un reportaje donde los entrevistados posen para el fotógrafo realizando cosas cotidianas, etc., es absurdo incluso no hacerlo. Ya que los tienes «a tu disposición» sería una tonteria intentar «pillarlos» en sus quehaceres.
Otra cosa muy distinta es si se trata de un reportaje de guerra, catástrofes o similares, donde el «momento» es lo importante. La acción que pasa rápidamente, en un instante definitorio que queremos capturar. Ahí es imprescindible que la foto sea espontánea. Si está preparada o posteriormente retocada (con retoques me refiero a quitar o poner personas o cosas, no a balancear los blancos, las luces y contrastes y demás…) pierde todo su valor, y todo el sentido, porque no será un hecho real y espontáneo que defina una situación, sino un mero escenario preparado.
Hay que diferenciar el tipo de acto que se inmortaliza.
entonces mandemos a drones a hacer fotos de guerra, si solo hace falta estar hay y darle al botón sin preparar ni influir en nada, y todo lo que hagamos se considerará quitar espontaneidad, creo que detrás de la cámara hay una persona con su propia visión, y cuando encuadras, cuando eliges a que velocidad disparas etc ya estas tomando decisiones que implican dar una visión de la «realidad». saludos
Qué ternura despiertan los que aún piensan que la fotografía tiene la capacidad, y aun el deber en ciertos casos, de representar y de ser fiel a la “realidad”.
No se sabe si es más patético que conmovedor o lo contrario.
Sí. Todos sabemos que los reporteros de guerra pagan a los heridos para que se dejen disparar, y a los muertos para que se dejen matar. También convencen a los ahogados para que traguen agua, y a las víctimas de los atentados para que se dejen mutilar por las bombas.
No sé de qué se escandaliza, hoy en día la gente hace cualquier cosa por dinero 😀
Cuando la humanidad supera sus propias condiciones de posibilidad la guerra se convierte en la higiene del mundo. Víctimas y verdugos se despiden de sus apariencias melodramáticas y se revelan como meros guiñoles al servicio de un objetivo que les trasciende y al cual se subordinan: la salubridad del planeta. Porque detrás de las apariencias no hay nada.
La verdadera realidad, contemplada en términos de aseo estrictamente biológicos (nietzscheanos), está expurgada de sentido y de categorías morales: en ella no hay ni buenos ni malos. La plañidera humana (demasiado humana) llora por los ahogados y los mutilados porque es incapaz de ver más allá de esas apariencias y precisa dotar de sentido y de categorías morales a lo que percibe para poder manejar una realidad demasiado severa que en sí misma es asignificativa y amoral. En la realidad que NO capta la cámara no hay ahogados ni mutilados; de hecho, los ahogados y los mutilados no le importan una higa a la realidad. Y esto es algo en lo que la realidad y yo coincidimos.
Si la plañidera humana (demasiado humana) es incapaz de captar la realidad tal cual es mucho más lo será ese instrumento de representaciones falaces y de moralina barata que es la fotografía. Toda fotografía viene cargada de mensaje Y código (Sí, Señor Barthes: código) y no puede no venir sin él. Si no ¿de qué iban a vivir esos profetas evangelizadores en que han devenido los reporteros postmodernos? Aunque de tanto inocularnos la violencia, los pobrecicos ya nos han inmunizado contra ella y poco a poco van perdiendo su nicho de negocio. Los reporteros no pagan, les pagan a ellos para que poco a poco no existan ni los ahogados ni los mutilados.
Lo dicho: lea usted a Kant y luego, con los deberes hechos, viene y nos sigue pontificando sobre la “realidad”.
Una realidad es que alguien despedazado por una bomba, muere. Lo travista Kant, Nietzche, Bauman, o quien quiera. El simbolismo o el significado que le quiera dar el reportero, y luego el que el «lector» así mismo interprete, viene «en el juego». Lo sabemos, pero no por ello una montaña de lodo que se derrumba y sepulta una población, va a dejar de hacerlo por muy transcendentales que nos pongamos, y muy «subordinados»que estemos a no sé que otro objetivo o realidad. Lo que llaman en ese pedazo de trozo de texto «realidad biológica». Pero no hace falta ser filósofo para captar esa realidad.
Que la «verdadera» realidad esté expurgada de sentido y de categorías morales es una perogrullada. Al igual que decir que toda fotografía viene cargada de mensaje (¿para que hacerlas si no?)
Y ¿qué es lo que sugiere ese trozo de texto? ¿Que como todo es banal e intrascendente, cargado de intención y moralinas, no debe el reportero interpretar su realidad y compartirla?
Amorales serán esos Nieztcheanos, que son capaces de desvertirse de su humanidad para contemplar un hecho y mear contra el viento. Ya sabemos lo que es una realidad intrínseca, o biológica, o como quieran llamarla, solo que la fotografía le da además un sentido. El sentido de la experiencia y la vivencia humana, vestida de sentimientos y de esa moralina que el autor del texto critica. Es su realidad. Y luego lo interpreta la nuestra. Pero el artículo y la polémica no versan sobre eso, si no sobre la técnica. La realidad amoral captada por quien le impone su moralidad. Y hasta para eso hay reglas. Se trata de no engañar al espectador transmitiendo imágenes que sólo están en su subconsciente. Que hacen de esa realidad un mero decálogo de reglas artísticas. No. Se trata de representar la dureza, aunque sea interpretándola. Nadie contempla la vida desde una realidad biológica desprovista de valores o de ningún tipo de moral.
¿Pontificar? No hombre no. Peor «pecado» es la soberbia.
Buenas tardes.
Ya veo que hace caso omiso a la recomendación que le hecho y me viene sin los deberes hechos. Bueno, no pasa nada, reconozco en usted la misma vocación evangelizadora de sus admirados reporteros ¿Ha pensado alguna vez en coger la cámara… quiero decir, en plan profesional e irse al quinto mundo para luego venir al primero a salvar el correspondiente número de almas ? ¿No? ¡Debería planteárselo seriamente!
Pese a la recomendación bibliográfica que generosamente le hago, a parte de darme la razón punto por punto en lo que digo, veo que no se resiste a dejar de llorar, llorar y seguir llorando. Francamente me esperaba una respuesta mínimamente elaborada, no una colección inconexa y atropellada de consignas de manual de autoayuda y superación personal.
Yo otra cosa no puedo hacer más que seguir brindándole mi conmiseración, que si no es una virtud teologal, debería de serlo.
Casi tan conmovedor como cuando se saca el tema de las modelos flacas o muy retocadas…
Ya le digo. A mí tanta «experiencia», «vivencia humana» y «sentimiento» acabó arrancándome una lagrimita. En realidad empiezo a pensar que tras ese nick se esconde el mismísimo Paulo Coelho.
Mas que copiadas la polémica se desata en que el fotógrafo asistió con otros fotógrafos o compañeros a los mismos lugares y digamos que se cuestionó su ética de trabajo; en una ocasión ayudando a un compañero con su proyecto, en otra aprovechando que un amigo estaba fotografiando a la mujer desnuda, etc… Se habla de que algunos colegas le pidieron explícitamente a Fatemi que no usará el material que fotografió mientras él ayudaba a su colega con su proyecto, de modelos que no son modelos son colegas fotógrafas a las que se les pidió posar, saca de contexto sus capturas de texto porque son muy burdas… etc. Es complicado porque sí, éticamente está mal lo que hizo (hace) pero digamos que actuó en una línea borrosa por lo cual es difícil para el WPP actuar porque deben encontrar evidencia (sí aún más que las fotos comparando con sus amigos los mismos lugares en diferentes tomas). Creo que este tipo de problemas es muy común pero pocas veces se alza la voz en el medio, pienso que como fotógraf@ documental o fotoperiodista esta en ti poner en contexto lo que tomas, ser agradecido con la ayuda que te ofrecen y desprendido de la ayuda que das a otros para mejorar. A veces el ego les gana a varios..
Como decía… Ninguna de las virtudes teologales es la soberbia. Y tampoco creo que practique ningún tipo de caridad, ni tenga, a tenor de lo que dice, fe en algo, y por lo visto la esperanza no es virtud que lo adjetive.
He pensado muchas cosas, pero ninguna de ellas es hacer caso a la recomendación que un arrogante y desconocido meapilas me haga en un foro de fotografía.