Fujifilm X-E4: probamos la cámara que sueña con ser una X100V

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Con la saga de las X-E de Fujifilm ocurre algo curioso. Acostumbrados a ritmos de renovación mucho más rápidos, los años que separan las diferentes generaciones, unido al mayor protagonismo de otros modelos en el catálogo de la marca hace que nos acabamos olvidando de ellas.

Hasta que llega, más de tres años después, el relevo de la E-3 y despierta un notable interés entre los amantes de las cámaras pequeñas, potentes en prestaciones y muy pensadas para la fotografía de calle.

Así es la X-E4 que traslada a un formato muy reducido muchas de las prestaciones de las X-T4 y X-S10. Y con un precio (870 euros el cuerpo) muy ajustado, por cierto.

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Durante unos cuantos días hemos estado probándola, principalmente con el renovado 27 mm f2.8 -por diseño y tamaño es su pareja más natural- pero también con el zoom Fujinon 18-55 mm f2.8-4.

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En el vídeo os contamos lo más destacado de esta sin espejo con sensor APS-C de 26 megapíxeles así como los puntos que menos nos convence. Y, además, tratamos de responder a algunas de las preguntas más recurrentes sobre esta cámara y echar una mano a quienes anden dudando entre ella y la X100V.

Minimalismo

Evidentemente, son dos cámaras muy diferentes. Empezando porque una es una compacta y la otra una sin espejo con bayoneta X. Pero basta echar un vistazo a la X-E4 con el citado 27 milímetros o tenerla entre las manos para entender esas dudas. Y es que se parecen mucho.

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El tamaño es prácticamente idéntico, y también ese diseño y líneas clásicas que tanto gustan. La X-E4 ha adelgazado un poco sus formas para ser más pequeña que su predecesora aunque, curiosamente, ligeramente más pesada.

El resultado es una cámara muy compacta, perfecta para llevar siempre encima. Casi en el bolsillo con una óptica como esta, tipo pancake.

Fujifilm X-E4_6Este minimalismo tiene su parte buena en la estética, pero también pasa factura en el agarre y el manejo. Desaparece, por ejemplo, cualquier tipo de empuñadura en el frontal. También el interruptor de modos de enfoque -que nos parecía horrible, cierto- y la rueda trasera de control.

La pantalla táctil y ahora abatible es de gran ayuda, cierto. También se agradece el pequeño joystick y sigue habiendo un minúsculo botón Q de acceso rápido a muchas prestaciones. Pero en líneas generales la ergonomía y manejo de la cámara ha salido perdiendo con esta apuesta por la reducción de tamaño y mandos.

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Lo que no cambia es el visor electrónico, desplazado de la zona central a un lateral, igual que en todos los modelos de la gama X-Pro y X-E y parte de la identidad de estas cámaras.

Hay que recordar que a diferencia de las X100 esto no es un visor híbrido, sino simplemente uno electrónico. Como ya hemos dicho unas cuantas veces, si eso significa poder ahorrarse unos cuantos cientos de euros, aceptamos encantados.

Nuevo sensor y procesador

Bajo esa apariencia minimalista, en realidad se esconde una de las cámaras más potentes de Fujifilm gracias al sensor X-Trans de 26 megapíxeles y el procesador visto en las últimas cámaras de la compañía.

Por resumirlo de forma muy sencilla: la calidad de imagen será exactamente la misma que hemos visto en la X-T4 y la X-S10. Una gran noticia teniendo en cuenta los resultados vistos en estos modelos, en cuanto a detalle, color, rango dinámico…

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La óptica usada será, lógicamente, la que acabe marcando diferencias en cuanto a los resultados. Hay que tener en cuenta que el 27 milímetros f2.8 que hemos utilizado es una maravilla en cuanto a tamaño, pero es verdad que la focal que ofrece (algo más de 40 milímetros equivalente) puede resultar un poco larga para foto de calle, y el enfoque automático tampoco es para tirar cohetes y lastra el funcionamiento de una de las prestaciones que ha mejorado esta X-E4.

Fujifilm X-E4_5No es que enfoque mal, ojo. Pero está lejos de situarse entre los mejores equipos del momento en cuanto a enfoque, tanto por agilidad como por el sonido de la óptica al buscar enfoque.

La cosa mejora notablemente con otros objetivos, con un rendimiento más que correcto y perfecto para el uso habitual de una cámara como esta. Es verdad que su potente procesador es capaz de disparar hasta 20 fotos por segundo, pero no perdamos de vista para qué tipo de fotografía está optimizada esta cámara.

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Sobre el enfoque, muy bien también el rendimiento con poca luz, pero ampliamente mejorable el enfoque de seguimiento. De nuevo, es cierto, un detalle secundario para una cámara como esta.

Sin estabilizador

Pese a que la calidad de imagen y las posibilidades que ofrecen los perfiles de simulación de película -sí, esta también es una cámara SOOC– son idénticos a otros modelos, hay algunos detalles que separan a la X-E4 de sus hermanas mayores. Además del tamaño, se entiende.

De entrada, el cuerpo no es sellado. Pero, sobre todo, si algo marca diferencias es la falta de estabilizador de imagen integrado. Vaya, que en cierto modo, en lugar de compararla con la X-T4 lo correcto sería hacerlo con la X-T3 en este sentido.Fujifilm X-E4_4Algo que se echa de menos al trabajar con ópticas como este 27 milímetros que no tiene estabilizador. Pero no sólo a la hora de hacer fotos -Fufifilm cuenta con bastante ópticas estabilizadas- sino también para pensar en la X-E4 como una cámara de vídeo.

Su diseño no parece invitar a ello, pero basta un vistazo a sus especificaciones para recordar que tenemos entre manos las mismas funciones de vídeo que la X-S10. Sin el estabilizador, claro.

Es decir, vídeo 4K sin recorte a 24 y 30p, Full HD hasta 240p, conexión para micrófono, auriculares a través de USB-C, perfil de color Eterna que tanto gusta a los videógrafos… Vaya, que no será la primera cámara en la que pensar para grabar vídeo, pero si surge la tarea la X-E4 podrá resolverla sin problemas.

¿Una alternativa a la X100V?

Visto el buen rendimiento y los parecidos con la X100V es lógico que, llegados a este punto, alguno se plantee si esta X-E4 con el 27 mm f2.8 (1050 euros el kit) no es una buena alternativa a la X100V, que anda sobre los 1400 euros.

Y en cierto modo tiene su lógica. Ahorrarse casi 400 euros y contar con el mismo sensor y procesador, un enfoque incluso un poco mejor, y una filosofía parecida suena bien. Más para quienes consideren que al tratarse de una cámara de ópticas intercambiables no estamos atados al 23 mm f2 de la X100V.

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Pero precisamente ese esa característica -mucho más que el visor híbrido- la que marca diferencias. Empezando por la calidad de imagen, porque la optimización del rendimiento sensor-optima en el caso de la X100V es excelente, y va a estar por delante de la X-E4 salvo que usemos los mejores Fujinon del mercado.

Por otro lado, la filosofía de la X100V es la de una cámara muy especializada. Esa cámara perfecta para complementar un equipo más grande y para sacar a pasear para trabajos concretos. Sería, por poner un ejemplo, un buen complemento para una X-T4, mientras que sumar una X-E4 a esa T4 podría parecer un poco redundante.

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Así que frente a esa especialización de la X100V, la nueva X-E4 es una herramienta mucho más polivalente. También -esto no ayuda a decidirse, pero es lo que hay- que perderá valor más rápido que las siempre cotizadas X100.

En cualquier caso y aclarado que no son tan parecidas como pensábamos al principio, quienes insistan en tener lo mejor de ambas en una sola cámara y lo más económica posible, la X-E4 con el Fujinon 23 mm f2 puede ser una buena solución.

26 COMENTARIOS

  1. Desde que «cuadraron» la x-E3 el diseño ha empeorado, ya no se ve tan bonita, la han hecho muy cuadrada y aunque pueda parecer poca la diferencia, visualmente se nota muchísimo y las E1 y E2 son mucho más estilizadas. Esta E4 sigue la senda de la E3 pero a peor, porque no solamente es rechoncha y cuadrada en relación a los 2 primeros modelos, sino que ha ido perdiendo prestaciones y detalles que han abaratado los costos de producción y dan como resultado una cámara «inferior». Me refiero al diseño y a detalles como la rueda trasera, el selector de modos de enfoque, el yostick trasero, el agarre lateral, más propios de una cámara barata que de la elegante serie que fue la X-E hasta su modelo X-E2s.
    Tuve la X-E3 y acabé vendiéndola pues no me adaptaba a sus nuevas limitaciones y al incómodo agarre del cuerpo, y ya cuando la ponía al lado de la E2 se me caían los lagrimones con la comparación, la E2 parece una leica en miniatura, la otra una cámara digital minúscula y barata.

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