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Es una de las excusas más habituales: decir que has robado una foto porque no sabías si podías usarla es una excusa bastante mala. Ante la duda, la respuesta es posiblemente no.

NO, en mayúsculas. No puedes coger la foto, no puedes usarla, mucho menos puedes modificarla y, en todo caso, muchísimo menos sin citar al autor, pedirle permiso, preguntarle cuánto cuesta y, en fin, todas esas cosas que nos parecen lógicas si hablamos de otras cosas pero que con las fotografías a veces se olvidan. Incluso a los medios y editores, que por lo visto tienen muy mala memoria con estas cosas.

Para solucionarlo, hemos dado con el gráfico definitivo que explica de forma muy sencilla las instrucciones para saber si puedes usar o no una imagen. Es verdad que no se mencionan los casos en los que hay permiso explícito en el tipo de licencia de la obra (Creative Common, uso comercial…) pero por lo demás queda muy clarito. En realidad nada que no sea de puro sentido común y sea de sobra sabido, pero nunca está de más dejarlo así de claro.

Por cierto, el susodicho gráfico está usado con permiso de su autor, Óscar Blanco (www.sketchtoon.com). Por aquello de no acabar haciendo lo que estamos criticando.

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