dscf1342_930

Era una de las novedades más esperadas de año y ya está aquí. En realidad no del todo, porque habrá que esperar todavía unos meses para que la Fujifilm GFX llegue a los escaparates. Algunos la imaginaban como una versión de la reciente Hasselblad X1D; otros soñaban con una X-Pro de formato medio, y los más optimistas incluso se atrevían a pensar en una suerte de Mamiya 7 trasladada al mundo digital.

Al final la realidad ha resultado ser mucho más lógica que todo eso, y Fujifilm ha desvelado una GFX 50S que recuerda más a una réflex convencional un tanto abultada que a cualquier otra cosa.

Pragmatismo nipón o tal vez querer dejar claro que no se trata de un experimento para jugar con diseños y propuestas singulares, sino de una apuesta de futuro. Concretamente una en la que Fujifilm se juega mucho y pretende repetir el éxito con la X100. No es casual –los propios portavoces de la firma lo han destacado- que su primera cámara de formato medio se anuncie en el mismo lugar donde hace seis años la citada X100 lo cambió todo para Fujifilm. Ahora la primera GFX pretende repetir la hazaña.

El precio

Un reto que verá la luz a principios de 2017 y que deja por delante unos cuantos meses para jugar a las incógnitas y las especulaciones. Empezando por ese precio, que lejos de quedar resuelto ya se ha convertido en el tema recurrente de conversación: 10.000 dólares sin impuestos habrá que pagar por el cuerpo y el objetivo estándar 63 mm f2.8. Algo que, traducido a Europa y sin impuestos, podía suponer un monto total de 12.000 euros, aunque desde Fujifilm España no parecen muy convencidos con la cifra y prefieren no mojarse.

De hecho, en la misma sala donde tuvo lugar la presentación ayer en Colonia algunos fotógrafos que trabajan con la compañía ya barajaban cifras muy inferiores, alrededor de los 8.000 euros. ¿Está jugando Fujifilm con los números para luego dar la campanada con un precio mucho más asequible? No parece el estilo japonés, pero tampoco es descartable. Sobre todo teniendo en cuenta que se trata de un tema crucial para esta cámara.

dscf13341

Que será más económica que la Hasselblad X1D parece claro. Que Hasselblad está dispuesta a no dejarse morder, también, y para comprobarlo basta recordar que solo un par de horas antes del anuncio de Fujifilm los suecos mostraban músculo con una V1D conceptual que gana por goleada en diseño a cualquier otra cámara de formato medio vista hasta ahora.

Pero no se trata solo de Hasselblad o Phase One, que con un mercado más sólido parece que seguirán estando por encima en precios. El problema para esta GFX es la Pentax 645Z, que con un sensor posiblemente similar, es más económica y lo será aún más dentro de seis meses. Es verdad que es una réflex más obsoleta, pero cuando se habla de miles de euros y cuando el anzuelo no solo se lanza al profesional sino también al aficionado que tiene un capricho, al final los euros pueden pesar. Más cuando hablamos de una cámara como esa 645Z, realmente capaz y tentadora.

El formato

Fujifilm ha sacado el armamento pesado en la presentación de su primera cámara de formato medio digital, y no solo ha hecho un amplio repaso a su historia en este segmento en versión química, sino que también ha tirado de los clásicos.

“El mundo no acaba de encajar del todo bien en un formato de 135 milímetros”, decía Eugene W. Smith, si se nos permite la traducción un poco libre. Fujifilm ha ido un poco más allá y ha convertido esos 135 milímetros en full-frame para explicar por qué entre sus X de formato APS-C y esta de formato medio no tiene sentido una parada intermedia.

Así que, puestos a apostar por un sensor grande, mejor ir a por todas y hacerlo con un CMOS de 43,8 x 32,9 milímetros y 50 megapíxeles. ¿Fabricado por Fujifilm? No parece el caso, aunque desde la firma se ha insistido que está hecho a medida y adaptado por ellos mismos. Algo que nos lleva a pensar –lógicamente- en ese mismo CMOS de Sony que ya hemos visto en varios modelos de formato medio.

Un nuevo sensor y un nuevo formato requieren, claro, una nueva bayoneta y montura. La respuesta es la línea de objetivos GF, que a lo largo de 2017 estará conformada por media docena de ellos, incluyendo cinco focales fijas y un zoom.

Fujinon es una de las firmas más reconocidas en este terreno de las ópticas de formato medio, así que no cabe desconfiar a priori de la capacidad de Fujifilm para crear un buen sistema, aunque basta recordar la primera generación de las X para preguntarse si el sistema de enfoque automático tendrá la misma evolución o ya llegarán con las lecciones aprendidas de sus hermanas pequeñas.

Los 50 megapíxeles

En el escaparate de formato medio las opciones modulares suelen tener muchos defensores. No es de extrañar teniendo en cuenta la inversión y que un respaldo puede permitir actualizar el sensor, aunque eso suponga volver a invertir unos cuantos miles de euros.

Frente a ese concepto, Fujifilm apuesta por una cámara integrada a modo de una réflex convencional. Al menos en aspecto, porque por dentro no hay ni rastro de espejos. No se trata solo de reducir al máximo el tamaño, sino también de eliminar la vibración que produce el golpe del espejo y que resulta un problema mayor según crece la resolución del sensor.

Pero volviendo a ese CMOS de 50 megaíxeles, de nuevo una pregunta planea ya sobre esta GFX: ¿no se quedarán pequeños antes de nacer? Evidentemente 50 millones de puntos son más de lo que la inmensa mayoría de los fotógrafos necesitan, pero con réflex de formato completo trabajando ya con esta resolución y a precios mucho más reducidos, las comparaciones son obligatorias.

Si de lo que se trata es de competir no solo contra las cámaras de formato medio sino también con las de formato completo, resulta imposible no pensar por ejemplo en las Canon EOS 5DS, cuyos precios están por debajo de los 3.500 euros.

El diseño

El modelo mostrado en Photokina es un prototipo en desarrollo, por lo que cabe esperar algún que otro cambio antes de que aterrice en el mercado el próximo año. De todos modos, no hay muchos meses por delante, así que las formas generales se pueden dar por definitivas.

La GFX es pequeña si tenemos en cuenta que hablamos de una cámara de formato medio. Su diseño es práctico, la empuñadura parece cómoda –no ha sido posible tocar la cámara por ahora-, pero la parte trasera, un poco abultada, no emociona demasiado.

La idea del visor extraíble para ahorrar tamaño es interesante, lo mismo que el visor opcional basculante para trabajar desde la cintura o en posiciones un poco más extrañas. Pero mentiríamos si, repasando la historia de las GF, no dijéramos que esperábamos algo con un poco más de personalidad y fuerza.

Habrá que esperar a tenerla entre las manos, pero una especie de réflex de formato completo un poco más abultada no era la idea que muchos tenían de este salto al formato medio. Los resultados son lo que cuenta, claro, pero no podemos olvidar que los profesionales que trabajan con este tipo de equipos muchas veces no solo necesitan una buena cámara de formato medio, sino una que luzca lo suficiente para impresionar a su cliente. Guste o no, esa es la realidad y el motivo por el que muchos reconocen seguir disparando con estos formatos, aunque podrían resolver el mismo trabajo con réflex de formato medio.

El futuro y el presente

Los rumores intensos siempre crean un doble efecto. Por un lado hacen crecer la atención hacia un producto y una marca, y de hecho esta GFX 50S será –salvo sorpresas de última hora- la gran noticia de Photokina.

Pero, por otro lado, hacen que las especulaciones se disparen y los sueños y la realidad se confundan. Y al final suele ganar la segunda parte de la ecuación. Con la primera GFX pasa algo así. La propuesta tiene todo lo que se esperaba de ella, y hay que reconocer la valentía de Fujifilm con un paso de esta magnitud, pero entre los interesados hemos notado cierto tono de decepción. Como si esperasen algo más, aunque nadie sepa traducir esa idea en palabras, cifras o prestaciones.

De hecho no faltan quienes se preguntan en voz alta cómo afectará esta apuesta a la actual gama de Fujifilm y el desarrollo de futuros modelos y cuerpos. Sin duda la GFX es un proyecto en el que habrá que invertir y perder mucho dinero, y aunque a Fujifilm las cosas le han ido bien los últimos años, no es ningún secreto que el sector fotográfico no pasa por sus mejores momentos.

En cualquier caso, es un movimiento esperado y valiente. De esos que, más allá de la interminable lista de dudas y cierta dosis de sano escepticismo merece un aplauso. Tal vez sea que el espíritu del centro de Bilbao de un servidor consistente en apostar siempre por lo más grande nos invite a congeniar bien con aquellos a los que se les pide formato completo y ponen sobre la mesa una cámara de formato medio.

Contenido publicado originalmente en Quesabesde

2 COMENTARIOS

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.