Hablar de referentes siempre suena a tópico desgastado. Pero con la fotógrafa Sofía Moro resulta complicado no recurrir a esta palabra. Y es que estamos ante una de grandes autoras si hablamos de fotografía documental española.
Aprovechando nuestra visita a Formentera Fotográfica pudimos sentarnos unos minutos a charla con ella sobre su trayectoria, siempre ligada a esa visión más reivindicativa y social del fotoperiodismo. La indignación ante lo injusto -explica ella misma- es el motor de la mayoría de sus trabajos.
Habitual de los dominicales cuando todavía eran refugio de este tipo de reportajes, Moro tampoco se corta al hablar de la situación de la fotografía en los medios españoles, del denominado nuevo documentalismo -¿existe un viejo documentalismo y ella es una de sus representantes?- o de los fotolibros.
Por fin una fotógrafo de la vieja escuela, una rara avis de las que ya van quedando pocas que mantiene o intenta mantener neutralidad frente a lo que pasa delante de su cámara. Qué risas viendo al entrevistador entrando en cortocircuito espasmódico frente a la foto del nazi 😀
La extrañeza y las convulsiones están más que justificadas: sacar a un nazi con porte regio, altivo, orgulloso y digno es un mazazo difícilmente asumible. Según el nuevo sectarismo….. perdón, quiero decir: según el nuevo documentalismo correspondía que la imagen mostrara a alguien humillado, ridiculizado, degradado y deshonrado. Por eso el pecado que ha cometido esta fotógrafa es imperdonable, de ahí la estupefacción paralizante del entrevistador.
La fotografia no siempre miente y ese es un inconveniente que tenemos que solucionar de una vez por todas a través de los «nuevos lenguajes» y el arrinconamiento de los viejos paradigmas obsoletos.
Entiendo que escuchar a las dos partes no significa necesariamente ser neutral. De hecho es lo que hacen los jueces en primer lugar, escuchar a las dos partes, y luego dictan justicia.
Por ejemplo, en una agresión sexual contra una mujer, se escucha a la vícitma, luego se escucha al agresor atendiendo al principio de presunción de inocencia, luego se confirman las puebas aportadas, y finalmente se juzga e impone una pena.
Y no seré yo quien defienda al nazi, por supuesto, pero el procedimiento de tutela judicial en el que se respeten las garantías procesales lo querremos para nosotros el día que seamos acusados de algo y seamos inocentes (o culpables), no?
Lo que hace esta fotógrafa es muy ecuánime y en absoluto está blanqueando el nazismo.
Como alegato legaliforme te ha quedado muy apañado, pero me temo que se te escapa la ironía de Sargon 😀
En realidad no estaba respondiendo a nadie… estaba recordando conceptos básicos del estado de derecho democrático en el que todavía vivimos, creo.
También yo voy a lanzar una proclama al viento sobre los principios fisico-químicos de la fotosíntesis, que aunque no tiene nada que ver con el topic del hilo seguro que quedo de puta madre.
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Es una fotógrafa excelente, como persona es una maravilla.
Un artículo tan jugoso como éste y apenas nadie dice esta boca es mía. Es percepción mía o en este blog se comenta cada vez menos….
Os ha comido la lengua el gato ?
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Se confunde la ideología con el trabajo Fotográfico. Una vez me dieron el encargo de fotografiar a un político de la bancada de enfrente, acepté el encargo y cobré el precio por mi trabajo. Luego eso sí, soy libre de fotografiar a quien yo quiera en mi tiempo libre, no veo el conflicto.
Si piensas que por ponerte el atuendo superficial de profesional y cobrar por tu trabajo éste está exento de subjetividad, de intereses personales, de ideología, etc, es que aún te queda mucho camino de aprendizaje por recorrer. El hecho de que califiques a tu sujeto como de la «bancada de enfrente» ya es indicio de que tu trabajo no pudo ser imparcial y objetivo. La cámara no emite juicios de valor sobre su objeto, pero la mirada del fotógrafo nunca se puede permitir ese lujo. Así que menos lobos, Caperucito.