Han pasado ya 19 años desde que Leica lanzó su primera cámara digital. Tal vez llamarlo cámara es mucho decir y quizás lo suyo hubiera sido esperar al 20 aniversario, pero ya se sabe que nunca hay que dejar que un calendario o un detalle estropeen un buen titular.
Y es que la historia de Leica, siempre plagada de jugosas anécdotas y de modelos que ya nacieron pensados para ser únicos, también tiene su miga en la era digital. Un terreno en el que es cierto que a la mítica firma germana le ha costado muchos años llegar a sentirse cómoda pero en el que ya acumula cierta veteranía con sus grandes éxitos y sonados tropezones. Incluida esa versión especial con Hello Kitty, claro.
Pero, ¿no fue la M8 la primera cámara digital de Leica? Pese a que ese modelo es posiblemente el primero que nos viene a la cabeza, su llegada en 2006 se produjo una década después de que la compañía se estrenara en el mundo de los píxeles.
Esta fue, en efecto, la primera M digital con todo el simbolismo que ello representa. Pero ni siquiera fue la primera telemétrica digital ni la primera con montura M. Años antes Epson, en colaboración con Voigtländer, había dado la campanada con la R-D1, y cuenta la leyenda que su lanzamiento había puesto en apuros a los ingenieros de Leica, que llevaban años repitiendo que era imposible convertir una Leica M a digital por la corta distancia entre la óptica y la película.
De todos modos para aquel entonces –estamos en 2004- Leica ya había iniciado su conocida colaboración con Panasonic para vender compactas de esta compañía bajo su propia marca, lógicamente adaptando el precio a su cotizado logotipo rojo. Una relación que, por cierto, se mantiene a día de hoy y parece gozar de bastante buena salud.
En 2002 la Digilux 1 fue el primer fruto de este matrimonio, pero cuatro años antes, en 1998, la Digilux se convertía en la primera compacta de Leica. O mejor dicho, firmada por Leica, porque en este caso la construcción de la cámara fue cosa de Fujifilm.
Y retrocediendo en el tiempo llegamos a 1996, año cero en la historia digital de Leica. Con la tecnología todavía en pañales (el DVD acababa de nacer y las réflex digitales eran terreno de Kodak, que adaptaba cuerpos de Nikon y Canon), Leica lanzó la S1.
Una cámara de estudio con un curioso y cuidado diseño, una auténtica belleza para la época que en realidad era más un respaldo digital con escáner trilinear de barrido que una cámara al uso. Este tipo de dispositivos, muy habituales en esos primeros años, leían la imagen como un escáner convencional, desplazando su CCD de tres líneas (RGB) a lo largo de la escena, en un recorrido que se prolongaba más de 3 minutos.
La sensibilidad nativa era de 50 ISO, pero la bisabuela de las Leica digitales capturaba imágenes en formato cuadrado con su sensor de 36 x 36 milímetros y con una resolución de hasta 5140 x 5140 píxeles. Eso son 26 megapíxeles. Y en 1996.
Disponía de bayoneta para objetivos Leica R, aunque contaba con adaptadores para la mayoría de ópticas de 35 milímetros y formato medio. Hasta 2001 se lanzaron tres versiones diferentes: la S1 Pro, la S1 Alpha –con la mitad de resolución- y la S1 High Speed, que reducía el tiempo de escaneo de la escena.
En total solo se produjeron entre 150 y 160 unidades de estas S1, y la mayoría fueron a parar a museos, archivos, centros de investigación y las contadas instituciones que en aquella época necesitaran semejante resolución y pudieran pagar los cerca de 30.000 dólares que costaba el equipo.
“Fotografía digital, ahora con calidad Leica”, rezaba el lema de presentación de esta S1 allá por la prehistoria de los píxeles. A día de hoy, convertida en una pieza de colección, todavía se cotiza por encima de los 3.000 euros. Está claro que hay cosas de Leica que no han cambiado.
En su momento, cuando salió me interesó por su compacidad y su precio comedido, era la cámara perfecta para practicar «Street Photography», aunque encontré más interesante el respaldo digital que fabricaron para la R-8, no era FF y la cámara funcionaba de maravilla con carretes, creo que usaba un sensor de 1,5x de recorte, también de precio comedido al igual que sus ópticas…
Ejem…