El fotógrafo Tino Soriano durante su charla en Luces de la Rioja el pasado otoño.

Se suele decir que el blanco y negro es siempre un buen recurso cuando el color de una fotografía no nos acaba de convencer. Puede parecer una simplificación injusta de la fotografía en blanco y negro, pero algo de verdad también hay en ella.

Que levante la mano el que no lo ha hecho alguna vez al grito de “a ver si pasándola a blanco y negro se salva”. Nosotros los primeros. Y es que, por muy acostumbrados que estemos a disparar y ver imágenes en color, saber dominar eso del RGB también tiene su aquel.

Así que, pensando en todas esas fotos coloridas que vamos a sacar este verano, hemos rescatado –con permiso de Tino Soriano- cinco sencillos consejos que este fotógrafo suele dar en sus charlas sobre el tema. ¿Quién mejor que un fotógrafo de National Geographic para enseñarnos como trabajar el color siguiendo los criterios de esta mítica publicación?

Por cierto, Tino Soriano está ahora mismo embarcado en un viaje fotográfico a lo largo del mundo. Posiblemente, nada mejor que echar un vistazo a su proyecto Circum para aprender más sobre el color y la fotografía de viajes.

El rojo National Geographic

Si la película Kodachrome –hoy ya desaparecida- fue la responsable de popularizar el color en fotografía, National Geographic fue la revista que acerco esa nueva forma de ver el mundo a muchas personas. Y aunque, al menos por ahora, no hay un Pantone dedicado, el denominado “rojo National Geographic” es, según Tino Soriano, toda una institución.

Foto: Tino Soriano

Aunque no seamos conscientes de ello, ese toque de color rojo está presente en muchísimas imágenes. Es una llamada de atención para la vista, el punto al que se dirige instintivamente la mirada y a partir de donde leemos el resto la foto. Prueba a incluir algo rojo en tus fotos este verano. No te podemos asegurar la portada de National Geographic, pero puede ser un ejercicio interesante.

Frío y cálido

No se trata de crear una lista de colores buenos y malos o una guía de combinaciones que hacen que las fotos funcionen, pero es verdad que hay ciertas mezclas que siempre han estado ahí y tienen la capacidad de darle algo especial a una imagen.

Foto: Tino Soriano

¿Qué tiene de especial la denominada “hora azul” que todos los fotógrafos persiguen? Pues la combinación de un escenario en el que tonos cálidos y fríos se combinan a la perfección. Un primer plano cálido y un fondo frío es algo que a nuestro cerebro visualmente le gusta y que aporta además profundidad y tridimensionalidad a la imagen.

Colores ocres: fotos que no caducan

Foto: Tino Soriano

Hay fotos que resisten el paso de los años sin problemas y parecen haber sido disparadas ayer y otras en las que se nota rápidamente que son de hace décadas. Evidentemente los elementos de la escena cuentan mucho –si no quieres que una foto caduque, que no aparezcan coches o ropa- pero también el color.

En este sentido, los colores ocres son los que mejor envejecen sin que se perciba el paso de los años, explica Tino Soriano. Son colores neutros, que casi funcionan también como el blanco y negro en este sentido. 

Colores dominantes y colores complementarios

Aquello de que intentar abarcarlo todo no suele ser una buena idea también se aplica al mundo del color en la fotografía. Lo mejor es intentar centrarse en una gama de colores y moverse en esos tonos para hacer que sean los dominantes en la escena.

Foto: Tino Soriano

Ellos mandan, pero introducir alguna pincelada de un color complementario sirve para equilibrar la escena. A fin de cuentas, la teoría de los colores complementarios funciona muy bien en la imagen. “La gramática del color es así de sencilla”, apunta Soriano.

La naturaleza es verde y magenta

Foto: Tino Soriano

Si lo del color no es lo nuestro, ponemos cara rara cuando alguien asegura que el pistacho es un color y no un fruto seco, o nos vestimos cada día como si fuéramos a saltar a la pista del circo, basta con mirar a nuestro alrededor para ver las combinaciones que funcionan.

Por ejemplo, en la naturaleza hay una mezcla que se repite constantemente y que a nuestra vista le encanta: verde y magenta. Capturarla no sólo en ese entorno sino también buscándola en otras escenas puede ser otra interesante práctica fotográfica para el verano.

El balance de blancos

Foto: Tino Soriano

Está claro que nuestro ojo y la composición juegan aquí un papel mucho más importante que la cámara y su forma de lidiar con los colores. O nuestra destreza en el ordenador a la hora de corregir o variar tonos. De todos modos, Tino Soriano nos desvela un truco que igual muchos no conocían y que nos remonta a esos tiempo en los que la película sólo estaba calibrada o para luz día o para tunsgteno: trabajar siempre con balance de blancos para luz día.

Las dominantes son parte del lenguaje visual, y la única manera de que la cámara las respete y no corrija y equilibre automáticamente los tonos para el que el blanco sea siempre blanco –y no un blanco cálido o frío dependiendo del lugar o la hora- es disparara con el ajuste de luz día.

 

 

4 COMENTARIOS

    • Hola. Hace mucho tiempo que no muevo el balance de blancos de luz de día en mi cámara y después al trabajar con el raw es mucho más simple notar si debes hacer alguna corrección, y hasta ahora cuando he tenido que corregirlo ha sido muy poco. No sé cómo explicarlo, pero parece que ponerlo en luz de día sirve para un mayor número de situaciones de luz. Así que también es de gran ayuda incluso si trabajas con raw.
      Saludos.

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