Para los actores, productores, técnicos, guionistas y demás fauna del cine español es su día grande. Los premios Goya son una cita ineludible para la cultura del país y un día muy intenso para los fotógrafos que tienen que cubrirlo. Gracias a la ingente pasarela de rostros populares, los fotógrafos de lo que se viene a llamar entertaintment -la mayoría freelance- lograban hacer su agosto particular en una maratoniana jornada que, si todo iba bien, podía suponer muchos cientos de euros en sus bolsillos.

Aunque lo de ganar un buen dinero cada vez es menos frecuente, toda la parafernalia de la ceremonia sigue casi invariable. Así que acompañadme en esta historia sobre la montaña rusa de sensaciones que es cubrir unos premios Goya, especialmente si no eres residente de la ciudad en la que se celebran.

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Foto: Eduardo Parra / Europa Press

No os aburro con excesivos datos, pero por si alguno de los de “pásame una foto que solo es apretar un botón’”lee esto, que sepa que entre AVE, hotel, taxi, comida y demás fácil te pones en 300 euros sin siquiera haber empezado a trabajar. Y eso sin contar que vas a estar fuera de casa cerca de 30 horas, cero de ellas haciendo turismo. Fin del discurso proletario. Ahora al lio.

Los photocall y el bicheo

En la gala de los Goya hay tres escenarios posibles que un fotógrafo puede cubrir. En realidad hay cuatro, pero el último es un poco particular. Tenemos el photocall de invitados, una ingente alfombra roja -que, ejem, es azul- donde los invitados llegan, posan, y contestan a algunas preguntas de las televisiones. 

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Foto: Eduardo Parra

El segundo escenario es el photocall de premiados. Los que se han hecho acreedores de uno de los llamados ‘cabezones’ posan con la estatua. El tercero, y mas restringido, es el patio de butacas de la gala para fotografiar la entrega de premios propiamente dicha y toda la ceremonia.

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Foto: Alberto Ortega

Pero habíamos dicho que hay cuatro escenarios posibles. Correcto. El último escenario es lo que llamamos coloquialmente ‘el bicheo’ o ‘bichear’. Esto es hacerse un poco el loco, salir de los espacios asignados y tratar de robar una foto diferente antes de que te pillen y te echen. Como podéis adivinar, el photocall siempre es la apuesta segura. Sabes que vas a sacar fotos, pero también sabes que otros cuarenta fotógrafos van a tener una igual o muy parecida.

El photocall de invitados  no es muy distinto al de cualquier otro sarao. Hay más invitados (más de 100), dura mucho (tres horas), hay más estrellas de relumbrón y  llevan ropajes mas espectaculares, pero el resto es igual. La persona llega, mira a los fotógrafos, estos intentan hacer una foto con contacto visual, y siguiente muñeco. Esa es la teoría.

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El objetivo es siempre buscar una foto diferente. (Foto: Eduardo Parra / Europa Press)
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Foto: Eduardo Parra / Europa Press

La práctica luego te acaba atropellando. Como siempre, al principio parece que hay mucho tiempo y se toman las cosas con calma. Pero, oh sorpresa, cuando se acerca la hora limite -recordemos que la gala se emite en riguroso directo a una hora imposible de retrasar- todo el mundo se pone nervioso y se da la curiosa paradoja de que los personajes mas conocidos son los que menos posan para la prensa.

Editar y enviar sobre la marcha

Y es que el tiempo es siempre un problema en los Goya. En un evento normal uno hace las fotos y cuando acaba las edita y transmite a su redacción o las sube a la línea de su agencia. En los Goya hacer eso es impensable si trabajas para una web o un diario o una agencia.

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Foto: Eduardo Parra

Solo los afortunados fotógrafos de revista que tengan el cierre al día siguiente tienen el privilegio de editar con algo mas de calma cuando acabe la ceremonia. El resto, sobre la marcha, vamos enviando con poca o ninguna edición ya que al tener una luz controlada lo normal, que para eso nos llamamos profesionales, es sacar la foto final directamente de la cámara.

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Foto: Eduardo Parra

¿Cómo sobrevivíamos antes de tener Wifi en la cámara? Igual me hago mayor y todo me cansa, pero si en esta edición ya iba con la lengua fuera para revisar la foto, grabar un audio con el nombre de la persona de la foto -la mayoría de cámaras de gama profesional pueden hacerlo- y darle al botón de transmitir, no se como antes era capaz de sacar la tarjeta de la cámara, meterla en el portátil que estaba a mis pies y subirla al FTP.

A la hora de conectar la cámara a Internet hay tres opciones: o bien un Mifi o aparato similar, cable directo de la cámara al splitter de red o bien te conectas a la WiFi del recinto.

Aunque este año la conexión inalámbrica de los premios ha funcionado a las mil maravillas, yo opte por utilizar un Mifi (básicamente un router portátil con tarjeta de teléfono) y algunos de mis compañeros cable. El cable es una buena idea, pero si estas un poco lejos del splitter puede ser un problema. Y como los sitios están preasignados a criterio de la organización (generalmente cuanto mas importante es el medio, mas centrado estás), mejor no arriesgarse.

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Foto: Alberto Ortega

¿Y qué pasa si te quedas sin batería en este aparato? Exactamente eso me ocurrió, así que tuve que tirar de iPad como improvisado sistema para conectar la cámara a Internet. El problema no es la batería del MiFi en cuestión sino que, lo reconozco, tiré y transmití muchas fotos. ¿Cuántas? Hagan sus apuestas, al final la solución.

La cola de famosos

El trabajo en la alfombra roja es bastante tedioso y frustrante. A veces es muy complicado lograr que el actor de turno te mire y tienes que recurrir a gritos o señales para llamar su atención. Cuenta la leyenda que hace algunos años había un fotógrafo que llevaba un patito de goma sobre la cámara.

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Foto: Eduardo Parra / Europa Press

Pero es que además de estar pendiente del punto de tiro del photocall, no puedes dejar de mirar la cola donde los famosos esperan su turno. Es allí donde se producen algunas de las fotos mas interesantes. Hay encuentros, abrazos, selfies y, en general, mucha mas expresividad que delante del cartel oficial. Pero a los organizadores no les seduce que hagamos esas fotos por un pequeño detalle: no hay un cartel de publicidad de los patrocinadores detrás, como ocurre en el photocall.

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Foto: Eduardo Parra / Europa Press

¿Y con qué focales se trabaja? En esta edición estábamos para mi gusto un poco cerca de los invitados, a tiro de 70-200 mm, pero un metro o dos más lejos habría venido bien. Cuando tienen una foto de grupo hay que meter angular, pero el problema de esta edición es que a 70 milímetros ibas tan justo para hacer cuerpos enteros que si la actriz llevaba un vestido un poco grande no te cabía en el fotograma. Exacto, problemas del primer mundo.

Por cierto, mención de honor para los fotógrafos oficiales que llegan encapsulados, bien con una autoridad o bien con el equipo de una película, y tienen que buscarse las habichuelas para poder hacer su foto en un photocall atestado sin un sitio libre. Para eso sí que hay que tener madera.

La gala

Normalmente quién se ocupa del photocall de premiados no hacen la gala. Cada una tiene sus cosas. Si vas a la gala puedes hacer fotos mas bonitas, si te quedas con los premiados las fotos suelen ser mas expresivas, puedes ir al baño, tienes cena, y enchufes por si te quedas sin batería. A mí me tocó dentro de la gala.

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La cámara robotizada delante de mi posición. Debajo, algunas de las fotos que me perdí por su culpa (Foto: Eduardo Parra)
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Los cámaras de televisión en medio del escenario (Foto: Eduardo Parra)

Problemas: el primero la distancia. Estábamos lejísimos. Yo utilice un teleobjetivo de 500 mm y me quedaba corto para hacer cuerpos enteros. Además tuve la mala suerte de que me asignaran un lugar justo delante de una cámara robotizada, así que en más de una ocasión me perdí una foto porque se puso en medio.

Y cuando no era la cámara, eran los operadores de steady. Y es que estas galas se montan, no me quejo, solo constato, para la tele. Y pasa lo que pasa. Que las entregas se hacen de espaldas, que los discursos acelerados no dejan apenas lugar para emocionarse, que una parte de los ‘eventos’ se dan en el patio de butacas y nosotros solo vemos nucas… Que las fotos mas bonitas, sí, pero que mejor haciendo premiados si lo que quieres es publicar.

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Todo el mundo sacando el angular para la foto de familia (Foto: Eduardo Parra)

Quizás lo único bueno de cubrir la gala es que cuando acaba tú te marchas, pero los compañeros del photocall de premiados aún tienen un ratillo más, porque tienen que hacer la foto de familia y, seguramente, la foto de algún ganador de los últimos premios que aún no ha subido.

¿Y la fiesta? ¿Y la cena?

Porque esa es otra. Desde que te dan el premio hasta que vuelves a la gala igual pasa una hora, porque el agraciado tiene que pasar por el set oficial de ganadores, por el de RTVE, que para eso patrocina, por las entrevistas de las teles y el photocall de premiados…

Total, que este año a eso de las dos de la mañana se estaba haciendo la que teóricamente era última foto. Y la mas desastrosa de todas, la foto de familia. No sé por qué extraño motivo, muchas veces no se dan cuenta de que tantos premiados tan cerca de los fotógrafos es una foto muy difícil de hacer y además fea para publicar. 

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El catering que nos encontramos los que cubrimos la gala (Foto: Eduardo Parra)

¿Y ahora es cuando viene la fiesta? Pues sí y no. Lo cierto es que me quedé a ver si pillaba algo de beber, porque no tomaba un sorbo desde el café de después de comer, pero entre que en el photocall de premiados no dejaron ni el agua de los floreros y que en la fiesta había que esperar diez minutos para un refresco, un servidor se fue al hotel a comer pizza fría con agua de grifo. El glamour de los Goya.

Un último mensaje final motivador. Esta foto que veis arriba del Ministro de Cultura con la ganadora del Goya a Actriz Revelación la hice con el móvil. ¿Por qué? Porque me encontré la escena cuando ya me retiraba para el hotel y si hubiera sacado la cámara para montarla no me habría dado tiempo.

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Foto: Eduardo Parra / Europa Press

¿Tiene mala calidad? Bueno, no tiene la calidad de la Canon EOS R3 que utilicé, pero sin duda es mejor esta foto de iPhone que no tener ninguna. Así que ahí tenéis un buen ejemplo de eso que tantas veces se dice de que la mejor cámara es siempre la que llevas encima.

Por cierto, la solución al acertijo del número de fotos disparadas: 16.000. Sí, cuando dentro de un par de meses toque archivar todo eso ya verás las risas.

7 COMENTARIOS

  1. Enhorabuena por este tipo de artículos! A muchos nos interesa infinitamente más conocer el día a día de un fotógrafo que las especificaciones de la última mirrorless.
    Estaría bien que se cubrieran otras especialidades de fotógrafos para dar una visión más amplia de la profesión.
    Por pedir también estaría bien conocer los datos que cuenta Eduardo al principio del artículo: Qué es hacer el agosto para un fotógrafo que cubre un evento? 1000€? 5000€?

    Enhorabuena de nuevo.

  2. Todos sabemos que Edu no hace estos artículos por dinero, ni siquiera por amor al fotoperiodismo. El verdadero motivo de este artículo es generar contenido para sus directos en Twitch (Nividhia, todos los martes a las 18.00, a no ser que se le rompa el ordenador), y así entretener a la panda de indocumentados que cada semana se reúnen (nos reunimos) a esperar que algún día le detenga la policía en directo.
    Un saludo, Edu, un saludo a la gente del chat y un saludo al agente del CNI que revisa los directos. Gora Pentax

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