Una crisis es una oportunidad, suelen decir los tontos del barrio puestos hasta arriba de neoliberalismo emprendedor. En realidad no lo es, se comenta en la cola de FOGASA, mientras miramos el calendario con risa nerviosa intercalada con alguna que otra maldición.

Lo que las crisis sí provocan –entre muchas otras cosas- son situaciones esperpénticas en las que mientras no hay dinero para lo que parece obvio, sobran billetes para malgastar en tonterías. Y una reciente nota de prensa ha servido para recordar dos cosas: que contra toda lógica los premios TIPA siguen existiendo y que, por tanto, las mismas compañías que regatean unas decenas de euros a los medios (y no es una forma de hablar) siguen invirtiendo miles en pagar este impuesto revolucionario.

“Reconocidos mundialmente como los premios más codiciados en el campo de la fotografía y la imagen”, leo mientras aguanto la carcajada tomando un café. No está el presupuesto como para tener que cambiar ahora de portátil por culpa de un café encima del teclado y un chiste de mal gusto.

Pero sí, amigos, esta gente no sólo sigue viva, sino que ha conseguido seguir vendiendo su moto mientras otros se han quedado por el camino. Nos hemos quedado. La lista de premiados que han pasado por caja para conseguir su medalla es, como siempre, una sucesión de despropósitos que no merece la pena ni repasar.

Bueno sí. Digamos –para situar un poco el nivel de la estafa- que la Sony A99 II ha sido elegida como la mejor réflex profesional del mercado. Que oye, es muy buena, rápida y no veas cómo enfoca. Todo bien excepto por un detalle: no es una réflex.

¿Y la Nikon KeyMission 360 que igual pasa a la historia como el proyecto que casi se lleva por delante a la compañía? Premio para la niña. ¿Y la Hasselblad X1D? Premio al mejor diseño, que algo hay que darle si la Fujifilm GFX 50s ya ha ganado el de mejor cámara de formato medio. Y así todo.

Del mecanismo del chanchullo ya hemos hablado muchas veces. Pero como son artículos que han desaparecido con Quesabesde -la dichosa crisis-, lo recordamos por si alguien acaba de llegar: las marcas pagan por poder usar el logotipo de los TIPA para identificar sus productos premiados. Un negocio redondo en el que técnicamente nadie compra un premio, pero sí acaba pagando por él.

Los socios del invento -revistas especialidades en imagen que sobreviven de aquella manera en el kiosco- cada año quedan, se van de viaje a un sitio exótico -esta vez ha sido La Habana- se reparten lo que la dirección de la organización no se haya fundido y a por lo siguiente.

La primera vez, hace ya muchos años, que explicamos públicamente esto llovieron unas cuantas hostias que se resumen en una bonita poesía: «entre bomberos no hay que pisarse la manguera, envidioso». Tiempo después, los responsables de algunas compañías se ríen también con nosotros del timo y ponen cara de «y qué voy a hacer yo si a Japón le gusta».

Los más visionarios hace tiempo que llegaron a la conclusión que éramos idiotas por no hacer algo parecido y montar nuestros propios premios. Al final les hicimos caso y creamos los Gatete Awards a las peores cámaras del año. Pero inexplicablemente no son nada rentables.

Sin duda un error por nuestra parte jugar a ser los chichos honestos y repetir que esos premios -igual que todos los demás- tienen la misma credibilidad que Trump hablando sobre justicia social. Mientras tanto, los blogs que llegaron para abrir las ventanas del sector y limpiar tanta mierda, acabaron haciendo lo mismo pero en versión falsos autónomos.

Y así estamos. 2017, coche sin conductor, cámaras en Marte, palos de selfie que vuelan y los TIPA ahí siguen, repartiendo caspa cada año y trincando de lo lindo mientras el resto no llegamos a fin de mes y muchos ya se quedaron por el camino.

¿Qué podemos hacer? Lo de siempre: seguir diciendo las cosas claras y riéndonos de ellos. Sí, vosotros tenéis más dinero, pero nosotros más sentido del humor y tiempo. A ver quién gana.

16 COMENTARIOS

  1. Desayunar con esta noticia es alegría photolariana, como ser creyente y escuchar Radio Maria todo Noticias.
    Íker, la honestidad es raruna , de poco se come de ella, vosotros sois un ejemplo, yo lo fuí en el mio y sin dejarla de lado, ves como la inmensa mayoría come de otra visión, la que casi todo vale y mientras me pagué la hipoteca y las putas yo palante. Y así les van, gonorreicos perdidos y con menos inteligencia que Don Mariano.
    Lástima que haya que comer…

  2. Lo desconocia y no me sorprende.
    Vivimos en una sociedad dirigido por miles de responsables que no paran de dar mordidas por todos lados.
    En mi caso los premios TIPA, me ayudaron a decidir, después de cinco meses de sufrimiento, qué cámara DSLR comprar. Me hayan engañado o no, no lo discuto, pero al menos yo quedé satisfecho. ( ignorante de mi)

    De hecho en el 2° cuerpo de DSLR, en la compacta sumergible, en la impresora A3+, volví a caer en sus recomendaciones. (Pobre de mi).

    Me engañaron como a un español. Je,je,je

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