Por todas las veces que nos hemos sentido «ninguneadas» por la industria de los medios de comunicación, por editores, por compañeros de profesión.

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Por todas las veces que nos hablan con condescendencia y paternalismo.

Por todas las ocasiones en las que han escogido a un compañero en vez de a una compañera, por pensar que es más apto para hacer un trabajo en un área peligrosa.

Por todas esas veces que hemos tenido que oír: «¿Además de guapa, sabes hacer fotos? ¡Qué apañada!»

Por esas otras tantas en las que hemos recibido humillantes lecciones de cómo hacer nuestro trabajo, a pesar de tener mucha más experiencia que nuestro interlocutor masculino,incluso cuando se dedica a otra disciplina.

Por la infinidad de ocasiones en las que nos han dicho que, si queremos más trabajo, vayamos a la oficina del editor de turno con escote. Que «siendo joven y guapa, no sé por qué no aprovechas más tus armas para conseguir más trabajo”.

Por todas las veces que nos dicen: «no vayas a esos sitios, niña, que son peligrosos», cuando ellos mismos sí que van.

Por todas las veces que, después de ignorar el comentario anterior y de hacer un excelente trabajo, sorprendidos, nos dan una palmadita paternalista en la espalda y nos dicen que están orgullosos de nosotras y de nuestros «huevos». Como si necesitásemos de su aprobación continua para hacer nuestro trabajo o les debiéramos algo por apoyarnos.

Por todas las veces que nos preguntan si existe una «mirada femenina», como si hiciéramos nuestro trabajo con el coño y no con el cerebro. Nadie pregunta ni piensa que los compañeros hagan su trabajo con el pene, sino con su inteligencia.

Por todas esas veces en las que, por un mismo trabajo que un compañero, hemos cobrado menos.

Por todas las veces que somos la  «novia de», como si fuéramos una extensión de su persona y no un ente individual, con capacidades individuales, a pesar de tener (a veces) la misma o más experiencia que ellos.

Por todas esas veces en las que, después de dejar una relación, nos convertimos en «la ex- de» y seguimos formando parte del «harén imaginario» de esa persona.

Por todas las veces que nos tachan de zorras y dan por hecho que, por viajar con compañeros de trabajo, o son nuestros novios o nos acostamos con ellos. Por supuesto para trepar en la profesión.

Por todas las ocasiones en las que un compañero nos ha preguntado “a qué hombre tienes ahí” cuando hemos decidido irnos a hacer un proyecto solas a un país o nos hemos mudado a un sitio nuevo. Por supuesto, sería raro que fuera por motivos profesionales o vitales. O porque nos da la gana conocer el mundo.

Por todas aquellas veces en las que nuestros propios compañeros han sido testigos de cualquiera de estas situaciones y no sólo no han protestado, sino que han callado, las han encubierto, o directamente han sido parte de ellas.

Por todas las ocasiones en las que hemos querido hablar de ello, compartirlo o quejarnos del trato discriminatorio, humillante o sexista y se nos ha tachado de exageradas, feminazis, histéricas, envidiosas, trepas…  O nos han culpado directamente de ello, condenándonos al ostracismo profesional si osábamos abrir la boca.

Por todas esas veces, nosotras, periodistas (de medios escritos, gráficas, videógrafas, etc) el 8 de Marzo paramos.

Maysun Abu-Khdeir es fotoperiodista. En su web pueden verse algunos de los trabajos y reportajes realizados en los últimos años.

124 COMENTARIOS

  1. Enhorabuena por vuestra decisión compañeras

    Por la violencia de género, por la desigualdad salarial, por la cultura patriarcal, por la cosificación y por tantas y tantas razones, yo también paro

    “Por un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres” Rosa Luxemburg

  2. Es una lucha perdida. El enemigo lo tenéis en vuestro propio bando. Tenéis por ley los mismos derechos y deberes, ahora es cuestión que queráis en tribunales defender vuestros derechos y eso es una tarea particular de cada mujer. Pero a lo mejor me equivoco.
    Otra cosa es que haya gilipollas y gilipollos en cada empresa y tengas que aguantar su incompetencia y estupidez humana y eso no solo es cuestión de ellas, lo sufrimos todos. Y todos es genérico, abarca mujeres y hombres.

      • No te engañes, panocho. Yo estoy muy contenta de ser mujer en un país que figura ente los que mejor integrada está la mujer. Y no lo digo yo, lo dice un medio no precisamente sospechoso de ser de derechas:

        http://www.huffingtonpost.es/2017/11/14/los-mejores-y-los-peores-paises-para-ser-mujer-islandia-en-cabeza-siria-en-la-cola-y-espana-en-el-quinto-puesto-mundial_a_23277113/

        Pero no hace falta que me lo diga un estudio. Lo compruebo yo misma en mi experiencia vital y profesional. Ninguna motivación para hacer una huelga claramente política y manipulada por la izquierda.

        • Hola

          Me alegro mucho por tí.. ¿panocha?. Pero es lo que tiene el egoismo. Si yo estoy bien, para que me voy a mover por el otro, y mas si son rojas y tal . Ya que tú metes en un comentario el tema derecha/izquierda/política, me reafirma que no entiendes nada (por cierto, la huelga/reivindicación es mundial, que leemos o vemos algunos medios y uno se cree que todo es culpa de la «izquierda» o de los «catalanes» a este paso :D)

          Venga va , te dejo un par de links, ya se que luego me diras que estan peor en otros paises, que tu estas muy bien, blablab, pero por intentarlo que no quede 🙂

          https://www.20minutos.es/noticia/3196055/0/cifras-violencia-machista-espana/
          https://www.20minutos.es/noticia/3282615/0/desigualdad-mujer-cifras-huelga-8-marzo/

          (ya que Iker colabora en 20 minutos, los cojo de ahí jeje, aunque no es dificil buscar esta información si uno se interesa minimamente)

          Y ojala nunca te pase a ti y a tú entorno, de corazón te lo digo.

          Saludos

          • No necesito estadisticas, ni noticias ni lo que quiera venderme un movimiento determinado. Lo he vivido en mis carnes con acoso escolar (años 80: «Cosas de niños decían en aquellos entonces y por desgracia lo oigo ahora tambien), acoso laboral (con despido del H.P.del acosador), acoso sicológico con una antigua ex-pareja que se hacía cortes con una cuchilla en las piernas para tenerme totalmente controlado y en vilo y con mi antigua vecina, cuyo hijo alcohólico le rompió el brazo a su hermano, se pegó con su padrastro y a la madre le puso un cuchillo en el cuello…

            No necesito que ningún movimiento me intente comer la cabeza por que sé lo que es la realidad, no necesito esloganes ni fotitos, ni postureo de mierda que es lo que veo ahí.
            Veo falta de cojones u ovarios, como queráis decirlo, en meterse en tribunales para reclamar lo vuestro, lo que os pertenece por ley, veo cobardía en montar tal evento y al día despues ¿Qué?, la cabeza baja y a seguir tragando lo que vosotras queráis por miedo. Si realmente tuvierais lo que hay que tener, VALENTIA, las calles estarían tranquilas, todos trabajando y los juzgados con el doble o triple de carga por vuestras denuncias, luchando donde hay que luchar y no dando tanto el espéctaculo sermoneados con fantásticas frases del siglo pasado.
            ¿Hace falta tanta parafernalia?. Por que los juzgados están a vuestra disposición…

            Analizar el movimiento feminista actual, el que recibe subvenciones, el que necesita vender y vender y vender frases y nuevos enemigos cada x tiempo para seguir en la brecha.
            Comparadlo con el movimiento de hace ciento y pico de años, ellas se reiría en vuesta puñetera cara por lo poco valientes que sois, venga, a subir fotos a las redes sociales, a salir y a cantar, a posar pero…¿Cuantas váis a denunciar diferencias de salario?. ¿Cuantas mujeres vuelven con quien le ha arreado una vez?. ¿Cuantas de vosotras le ha dado una hostia bien dada a quien os ha tocado el culo?.
            No apoyo esta huelga, apoyo la valentía global, con independencia de géneros. El mundo no es de las mujeres por mucho que quieran venderte la moto, el mundo se arregla entre todos, lo demás es manipulación.

    • La opresión de algunas mujeres está en su propia cabeza. A algunas no les da el intelecto para ver más allá del dedo que señala a la luna, y se piensa que todo es producto de la maldad comunista y roja. Hay que ser imbécil de solemnidad para llegar a esa conclusión. Pero claro, alguien que piensa que todas las mujeres viven en plena igualdad porque ella sí que la disfruta, (o eso cree) no puede ser más que catalogada como «panocha».

      Por cierto. En los países islámicos una gran parte de las mujeres no se ven así mismas oprimidas, sino que incluso revindican, cuando emigran a otros paises, poder vivir bajo los designios de su religión, reclamando que las dejen en paz cuando dicen que quieren llevar el chador o el hiyab con total libertad.

  3. En el Día de la Mujer nos proclamamos en deuda con aquellas mujeres que lucharon por conseguir la igualdad de derechos y deberes entre los sexos. También expresamos nuestra inquietud ante una corriente de opinión supuestamente feminista que pretende hablar en nombre de todas las mujeres, imponerles su forma de pensar y retratarlas como víctimas de nacimiento de lo que llaman el heteropatriarcado. Nosotras no nos reconocemos víctimas de nuestros hermanos, parejas, padres, hijos, amigos y compañeros, nuestros iguales masculinos. Nos rebelamos contra esa política de identidad que nos aprisiona en un bloque monolítico de pensamiento que niega la individualidad.

    La situación de las mujeres en España, según todas las estadísticas de organismos internacionales, es de las mejores del mundo, sin que ello signifique que no pueda mejorar. En la actualidad, hay más mujeres en la universidad que hombres, el fracaso escolar es mayoritariamente masculino, al igual que el suicidio, y la presencia femenina se hace cada vez más evidente en profesiones como la medicina, la judicatura, la Administración del Estado o los niveles más altos de la política. Además, nuestra expectativa de vida supera en varios años a la de los hombres.

    En la última década, sin embargo, coincidiendo con la entrada en vigor de la Ley de Violencia de Género, se ha instalado en el discurso predominante en los medios y en la política una corriente de pensamiento que presenta a las mujeres como víctimas por definición de una sociedad machista. El victimismo es un estado psicológico que conduce a la parálisis y nosotras no estamos dispuestas a perder la libertad, conquistada a lo largo de un siglo de lucha, por que nos quieran amilanadas.

    Subrayamos que nuestro país, España, es uno de los más seguros del mundo para las mujeres, con un índice de violencia de pareja comparativamente inferior a nuestro entorno, incluidos los igualitaristas países nórdicos. Llamamos a que la lucha contra la Violencia de Pareja sea siempre guiada por la evidencia científica más que por la ideología. Sólo así llegaremos a intervenciones sociales más eficaces para frenar la intolerable violencia contra las mujeres. Simultáneamente, no ignoramos a las víctimas masculinas de otro tipo de violencia, hombres y niños, y rechazamos la postura anticientífica que niega la agresión femenina.

    Celebramos la eliminación de las barreras para que las mujeres puedan colmar sus más altas ambiciones profesionales. Ahora bien, si las cimas más visibles de la la política y la empresa no están ocupadas de manera paritaria por mujeres no tiene por qué ser debido a la discriminación ni a la opresión patriarcal. La brecha de género en profesiones de ciencia y tecnología sigue siendo un desafío que requiere nuevos enfoques pedagógicos y respeto a las opciones de cada una de las mujeres. Aquí, como en todo, la mujer es libre para escoger, sin tener que ser un clon del hombre.

    El 8 de marzo conviene celebrar que la gran mayoría de las mujeres en España somos libres para elegir carrera profesional, trabajo y tipo de vida. Reconocemos la responsabilidad derivada de esa elección a la hora de decidir qué estudiar, quién escoge la jornada reducida o no en caso de ser padres, la duración del período de alimentación del lactante por la madre o cómo se organiza la conciliación laboral.

    Proclamamos el derecho de nuestros hijos a saber que han tenido la inmensa suerte de nacer en un país donde existe el respeto a las mujeres y donde las niñas llegarán donde quieran. Porque ya lo han hecho. Porque ya hay rectoras de universidad, investigadoras, políticas, médicos, ingenieras, abogadas, escritoras, diplomáticas, periodistas, pilotos, empresarias o juezas. Desde hace décadas ha habido ministras, alcaldesas, presidentas de comunidades autónomas, del Senado, del Congreso, comisarias europeas y vicepresidentas del Gobierno. Obviamente, existe amplio campo de negociación en los hogares donde haya parejas con aspiraciones profesionales porque nadie —ni la mujer ni el hombre— puede tenerlo absolutamente todo. Se trata pues de consensuar mecanismos para aspirar a la mayor conciliación posible entre la vida familiar, la profesional y la estrictamente personal.

    Las niñas de hoy necesitan saber que ellas no son víctimas y que tienen su futuro en sus manos.

    Esa situación privilegiada de España, que destaca incluso dentro del mundo occidental, es uno de nuestros signos de identidad positivos como país. Según UNICEF, se estima que 133 millones de niñas han sufrido mutilación genital, sobre todo en Oriente Medio y en África. En Irán, hemos visto cómo se ha encarcelado a activistas por quitarse el velo. En Arabia Saudí, por fin, este año, las mujeres podrán conducir. Las tasas de maltrato en América Latina son aterradoras y en gran parte de África ni siquiera hay planificación familiar.

    Hace cuatro décadas que las mujeres en España dejaron de depender de los hombres para conquistar la igualdad. A muchas nos sobra el paternalismo y lamentamos que una ideología contraria a la libertad pretenda arrogarse la representación de la mitad de la humanidad y que se alimente de dinero público, de nuestro dinero, para fomentar una guerra de sexos que nos degrada y nos aleja de un futuro compartido.

    Celebremos el 8 de marzo que, a diferencia de otras partes del mundo, en España las mujeres no nacen víctimas. Que somos personas adultas, libres y responsables de nuestras elecciones.

    https://nonacemosvictimas.com/manifiesto/

  4. Este medio día tenía tiempo y necesidad de cortarme el pelo, por lo tanto a primera hora de la mañana he llamado a la peluquería que suelo ir y he reservado mi vez. He llegado pasada las 13:00 horas y me encuentro a la peluquera cortando el pelo a una chica que por la confianza con la que hablaban y porque se llamaban por sus nombres entiendo que se conocían. La chica que había ido a arreglarse el pelo le estaba echando en cara que la peluquera, mujer autónoma con dos hijos e hipoteca, no había secundado la huelga por el 8M, le recriminaba que así, con actitudes como la suya, jamas se avanzaría en el problema y se erradicaría la injusticia. Siguiendo el hilo he podido saber que la clienta trabajaba en la diputación, finalmente y, tras comprobar como la peluquera escuchaba profesionalmente, con absoluta asertividad, la filípica, he podido ver como se despedían amigablemente, dándose un par de besos, mientras se marchaba (la clienta) diciendo que había quedado con unas compañeras para comer

    😀 😀 😀

  5. Pensaba que celebrar el día de la mujer sería un día para festejar y reconocer el aporte de la mujer a la humanidad. Pero se ha salido de cauce, y esto a nivel mundial. Pareciera un día de huelga, reclamo, y antagonismo frente a los hombres. Y claro, por supuesto, bien aprovechado por feministas radicales y colectivos LGTBI que con toda intención distorsionan y empañan esta celebración. Algunas cosas de este artículo pueden tener razón. Pero pienso que no es para tanto. Pienso que ya es exageración. Aunque tampoco está mal esta exageración, porque esta es una conducta típicamente femenina: el reclamar al varón porque este no la escucha o siempre la deja de lado. Y esa característica femenina también las hace verse más hermosas y diferentes; como somos de diferentes nosotros los hombres y vosotras las mujeres. Celebro la diferencia. Salud!

  6. yo también me he tenido que vestir bien, hacer comentarios tontos en entrevistas, ver como contratan a otros y otras en vez de a mi, tragar tonterías y no cobrar lo que cobran otros. Con todos los respectos estamos mas o menos igualados, a mas de uno le ha costado encontrar trabajo, con estudios y sin ellos. Lo dice una persona que adora el poder y trabajo que realiza una mujer y que piensa que esto se arreglaría si gobernara una mujer. y POR CIERTO HE TENIDO JEFAS Y JEFES, y sabéis en que se diferenciaban con las otras mujeres, el esperar el dia 8 para manifestarse, no iban a manifestarse porque creen que la igualdad se aferra al trabajo para competir contra el hombre.

  7. Sólo hay que leer muchos de los comentarios que ha habido en estos artículos para ver la realidad en el mundo de la fotografía, que no deja de representar una parte de la sociedad común.

    Fue una gran manifestación, un día histórico. Una de las pocas victorias de la sociedad española en esta continua batalla de nacionalismos sin contenido alguno, que sólo sirven para desviar la atención de corruptos o recortes como en las pensiones.

    Y Maysun, anímate a escribir más por Photolari! 🙂

  8. No panocho, no me olvido de ti, y como veo que te gusta leer te ofrezco estas lecturas edificantes para que reflexiones después de la diarrea de ayer. Como puedes comprobar, la igualdad no te la regalan ni los sindicatos ni Papá Estado: hay que saber ganársela compitiendo en el mercado, que es el único que garantiza la igualdad de oportunidades. Por carecer de ese mecanismo fundamental es por lo que las teocracias del tercer mundo nos quieren imponer su tercermundismo y sus hiyabs para tenernos igual de esclavizadas, pero no lo vamos a consentir. Ese batalla no se gana con huelgas sino trabajando duro.

    «Los datos, no la demagogia simple y facilona que blande el populismo en busca de apoyo electoral, demuestran que hoy la mujer -al menos en Occidente y/o bajo el capitalismo- está mejor que nunca antes en la historia de la humanidad, tanto a nivel jurídico (igualdad ante la ley) como económico y social. Basta observar mínimamente el caso de España para percatarse del enorme avance que ha experimentado la mujer en las últimas décadas gracias, única y exclusivamente, a su tesón y esfuerzo en el seno de un sistema que le garantiza igualdad de oportunidades y un marco estable de derechos y libertades individuales.»

    «Esta nueva oleada feminista que sacude España se basa en una serie de falacias que, por mucho que se repitan, no dejan de ser mentiras diseñadas con el único fin de engañar o confundir a la opinión pública.»

    https://www.libremercado.com/2018-03-08/manuel-llamas-los-10-graficos-que-desmontan-la-huelga-feminista-del-8-de-marzo-84568/

    «El garrafal error de Gestha sobre la brecha salarial

    Gestha denuncia que las mujeres cobran un 30% menos que los hombres, pero emplea fuentes erróneas e incluso se equivoca en los cálculos.»

    «Una vez corregidas estas diferencias para comparar sueldos en las mismas condiciones, la brecha real se reduce a tan sólo el 5,5%.»

    https://www.libremercado.com/2018-02-14/manuel-llamas-el-garrafal-error-de-gestha-sobre-la-brecha-salarial-84399/

    • Si se quiere saber la valía de las mujeres solo se puede entender bajo un modelo en igualdad de condiciones para su contratación y solo veo uno que funciona muy bien: OPOSICIONES.
      En la empresa privada, impera por desgracia la poca calidad del empresariado nacional, todo lo que huela a defraudar sin riesgo se hace de manera sistemática y lo hacen mujeres y hombres que no ven más allá que sus intereses económicos. Para el mundo feminista, las estadisticas solo les valen a ellas, el número de grandes directivas, el número de presidentas…Pero, ¿Por que no sacan estadísticas de obreras en la construcción?, ¿De pescadores faenando hablamos?, ¿De mineras?…He trabajado con mujeres y sin ningún problema gordo, roces al igual que con hombres, por que idiotas haberlos haylos en todos los géneros. No creo en el movimiento feminista actual, me recuerda al 15M, se va a vender muchas cosas no realizables, para ellas y para ellos.

    • Es precisamente el mercado lo que ha traído desigualdad. Son precisamente las huelgas, las luchas y conquistas sociales lo que nos ha acercado un poquito más a la igualdad de derechos y oportunidades. Las vacaciones pagadas, el derecho a huelga y a sindicarse se han conseguido por estos fines. Las mismas leyes de mercado necesitan diversas regulaciones como por ejemplo «leyes anti-monopolio», porque su tendencia natural es concentrar el poder, y a varias empresas en pocas manos. La «competencia perfecta» no existe en el mercado, es justo lo contrario.

    • Me remites? Tú siempre vas a remolque de lo que dicen los demás, siempre apoyándote en lo que ya ha dicho otro. De ahí que tu falta de argumentos, cuando te ponen delante de la cara una realidad que te resulta inadmisible por tu sesgo ideológico, derive en insultos a diestro y siniesto. Patético lo tuyo !

      Y además me remites al comentario de uno que ha entrado con un nick de tapadillo (también compuesto) para ocultar su verdadera identidad (aunque todos sabemos quién es) porque al muy cobarde le da vergüenza insultar a una mujer con su auténtico rostro; faz en la que suele enfundarse para hacer gala de una presunta (y nunca demostrada) superioridad moral. Otro talibán de tres al cuarto que tira por la calle de en medio cuando le vienen mal dadas.

  9. No voy a entrar a posicionarme sobre la huelga de mujeres del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer. Respeto a las que la han hecho y a las que no. Creo que es necesaria una igualdad real y, en cuanto a los métodos para conseguirla, no sé si una huelga es el ideal. En el cortísimo plazo lo que supondrá es que este mes ellas (las que han hecho huelga) ganarán menos que los varones que no la hicieron. En el corto y medio plazo, igual sirve para concienciar. Y en el largo plazo, igual pasa a la historia, o igual no. En todo caso la paradoja que veo yo con la incorporación de la mujer al mundo laboral y su consiguiente desigualdad salarial es que en los años en los que la mujer se dedicaba a las labores del hogar, y trabajaba el hombre, con el salario de éste se mantenía una familia entera (hombre, mujer e hijos). Hoy hacen falta, en la gran mayoría de los casos, dos salarios (el del hombre y el de la mujer) para lo mismo. Lo que quiere decir que la clase empresarial ha hecho el agosto, porque pagando la mitad a ambos, obtiene los mismos beneficios (o más), que los que obtenía cuando la mujer no trabajaba.

    En modo alguno estoy en contra de que la mujer trabaje, simplemente constato una realidad que, en economía, tiene su explicación: a mayor oferta de trabajadores menor salario están dispuestos a pagar los que contratan. La entrada masiva de la mujer en el mundo laboral duplicó esa oferta, y bajó de forma gigante los salarios reales de los hombres -casi a la mitad- y las mujeres que entraron al mercado laboral lo hicieron con salarios aún más bajos.

    Sorprende además que los sindicatos, que tienen que defender a la clase trabajadora y que convocaron legalmente la huelga feminista, están dirigidos por hombres.

    • Y te olvidas de una derivada muy importante: la mujer, al trabajar fuera de casa, le da pereza tener hijos, consecuencia de lo cual tenemos el invierno demográfico que está sufriendo desde hace décadas toda Europa y especialmente España, donde el relevo generacional no sólo no está asegurado sino que muere más gente de la que nace. Consecuencia: hay que importar marrones del tercer mundo para que nos hagan dumping laboral.

      Y este, Señoras y Señores, es uno de los grandes éxitos del empoderamiento de la mujer.

      • Ciertamente el doble trabajo de la mujer (casa y fuera de casa) ha limitado y mucho la posibilidad de tener hijos. Es otra consecuencia de su incorporación al mercado laboral en unas condiciones que devaluaron de tal forma los salarios que ese trabajo, el del hogar, que podría ser remunerado, no lo ha sido, salvo en algunas familias, nuevas ricas, que se podían permitir a una de esas chicas venidas de otro país a hacer lo que hacía antes la mujer, por un salario aún más inferior que lo que cobraba la trabajadora española. Vuelvo a insistir en que no estoy en contra de que la mujer trabaje, sino en contra de la desigualdad del reparto de la riqueza. A principios del s. XX ésta se concentraba en unas pocas manos. Tras 2 guerras mundiales, en occidente se repartió adecuadamente, potenciando a la clase trabajadora, masculina en su enorme mayoría, y fue la entrada de la mujer a ese mundo de forma masiva una de las razones de que volvamos a estar con un reparto de la riqueza tan desigual que me parece casi obsceno que se pida la «igualdad», porque igualar la pobreza no es digno.

      • Me encanta la superioridad de ciertas personas al responder, la que ellos creen por que la realidad es que si no fuera por los niños de familias de inmigrantes, la cosa pintaría aún peor. Creo que somos el 2º país con peor natalidad, por delante de Japón. Mi hermana trabaja y tiene una niña, mi pareja tiene un niño y trabaja, mi hermana trabaja y no tiene hijos, mi prima no trabaja y tiene 2, mi otra prima trabaja y acaba de emanciparse con 33 años. Y mis amigas igual. A ver si nos enteramos de una puñetera vez que si una mujer o un hombre se queda en casa cuidando a la prole NO PASA NADA. Pero para vuestra imagen de piji progre no mola contar la realidad.Un saludo.

  10. El País, periódico globalista, periódico feminista, periódico pro NWO, pro Bilderberg, periódico islamófilo… periódico quebrado que fue salvado del concurso de acreedores por otra gran mujer: Soraya Sáenz de Santamaría. También ella debería figurar en los libros de texto

    jajajaja

  11. Algo se muere en el alma, cuando el machismo se va…
    A los machotes les escuece cada vez más verse arrinconados, señalados, despreciados, sabiéndose una especie a extinguir a pesar de sus vanos esfuerzos en intentar adaptarse a los tiempos que corren. Os ha ganado el Feminismo, os hemos ganado. Hasta nunca, soplagaitas.

  12. A Maysun Abu-Khdeir:

    Querida: la próxima vez que se sienta «ninguneada», la próxima vez que le traten con paternalismo y condescendencia, la próxima vez que alguien cometa el micromachismo de llamarle «apañada», la próxima vez, en fin, que algún nancy le propine un trato «desfavorable»…. (¿…?) que sepa que puede denunciarle. El denunciado tendrá que pagar multas que oscilan de 3.000 a….. ¡¡¡¡ 50.000 pavos !!!!, y si el trato vejatorio ha llegado al punto de insinuar que tiene usted una «mirada femenina», el desventurado podrá dar con sus huesos en prisión preventiva, incluso sin necesidad de que aporte pruebas !!!!!

    Pero no se entusiasme aún, la legislación será aplicada en un primer momento en Aragón, aunque en breve se extenderá al resto del territorio Nacional. Seguro que en el país de sus padres no disponen de una policía del pensamiento tan depurada como en Hijspanistán:

    https://www.heraldo.es/noticias/aragon/2018/03/10/la-ley-igualdad-que-tramita-las-cortes-multa-con-hasta-000-trato-vejatorio-mujer-1229253-300.html

  13. El acoso y derribo del hombre: Una estrategia al servicio de la destrucción de la sociedad

    A cuento de la celebración del Día Internacional de la Mujer Trabajadora, que es el 8 de marzo, hemos visto numerosas convocatorias y contra-convocatorias, ya sea para pedir asistencia a alguna de las manifestaciones convocadas o sea para dar motivos para no ir a ninguna.

    Hay opiniones y comentarios para todos los gustos. Desde los que afirman que en los sindicatos convocantes no hay ninguna mujer en los cargos directivos importantes, y por tanto, cualquier reivindicación por su parte es pura hipocresía, ya que piden puestos de responsabilidad o cuotas para mujeres sin cumplirlas ellos mismos, hasta los que afirman que estas mujeres no quieren igualdad con el hombre, sino dominio sobre él. Peticiones sobre igualdad de salarios a igualdad de trabajo (quien diga que no hay igualdad salarial, quizás lo mejor que puede hacer es aportar pruebas en un juzgado), hasta reivindicaciones de pésimo gusto y peor elegancia sobre el derecho a no depilarse (como si hubiera alguna ley que nos obligara a hacerlo a hacerlo) u otro tipo de cosas que por no faltar a la buena educación es preferible no mencionar aquí.

    En realidad, esto es una parte más del trabajo de ingeniería social de las élites que gobiernan de verdad y que deciden las directrices a seguir tanto por los políticos como por los medios de comunicación, sean o no temas importantes o preocupantes. Si no existe el problema, se crea, y una vez creado, se machaca con él a la sociedad. Al final, todos acabarán creyendo que el problema existe. Todo esto tiene una finalidad única: el acoso y derribo del hombre… blanco.

    Las elites comenzaron creando el problema del racismo. Un problema que no existía (ni realmente existe) en Europa Occidental, que acoge de manera suicida con los brazos abiertos, y muchas veces con ventajas muy sustanciosas, a gente de todas las razas de cualquier lugar del planeta. Pero había que acosar y acorralar al hombre blanco y dejarlo indefenso frente a las demás razas. Para ello se inventaron los delitos de “odio”. ¿Desde cuándo un sentimiento, sea odio, amor, envidia o generosidad puede ser un delito? En realidad, convertir las ideas o las palabras en delitos es lo propio de los regímenes totalitarios, no de las presuntas democracias de nuestra moribunda Europa.

    En fin, las élites impusieron una única condición: racismo era siempre y solamente si se veía implicado un hombre de raza blanca, que por supuesto, sea víctima o agresor, siempre es racista, y siempre, sea cual sea el motivo de la agresión o su causa, debe aplicarse el agravante de racismo. Si te atracan por la calle y te defiendes, y tu agresor no es blanco, la/el racista eres tú por defenderte. Siempre se presupone racismo en el blanco, lo que conlleva un agravante penal. Lo de menos es la justicia verdadera, es decir, lo de menos es el motivo real de la disputa o la agresión física o verbal: si tú eres blanc@, eres racista y punto final. No tienes modo de defenderte ni de demostrar lo contrario: ya se encargan los medios y otros intereses en dejar bien claro que es así. Nada de presunción de inocencia: eres blanc@, no la tienes.

    Por supuesto, hay muchos intereses de por medio para esto: las asociaciones antirracistas (que en realidad son antiblancas, nada más) se lucran con cada intervención “racista“. Muchas veces, ante cualquier ataque antiblanco, las redes sociales arden con preguntas del tipo “dónde están ahora los de la asociación tal o cual”, que por supuesto, callan como lo que son ante agresiones donde el blanco es la víctima. Por eso incluso se llegó a acuñar aquel lema de “antirracista es una palabra en clave para antiblanco”.

    Pero después de todo esto ¿qué es lo que realmente queda? Pues un hombre blanco desprotegido, considerado siempre racista sin posibilidad de presunción de inocencia, y por tanto, condenado por tal agravante: un culpable a perpetuidad. Y esta situación la explotan muy bien los inmigrantes no blancos (debidamente asesorados por una legión de traidores a su pueblo): o entras al trapo de lo que quieren, o te acusan de racista. Si no les coges para un trabajo porque no responden a lo que buscas, te acusan de racista. Si no les dejas colarse en la tienda o el banco, te acusan de racista. Si te quejas del ruido y la mugre de tu portal, te acusan de racista. Y ya sabes que, si eres blanco, hombre o mujer, no puedes hacer nada más que dejarte condenar: nadie, ni el resto de los blancos, se pondrán de tu parte. Primera fase del acoso y derribo cumplida.

    Pero ¿se podía perfeccionar este acoso de alguna manera? Si, dividiendo aún más a los blancos enfrentando a los hombres y las mujeres, sin motivo real. Adelante con la ingeniería social feminista. Si antes las mujeres reivindicábamos el derecho al voto, poder acceder a la Universidad o ejercer determinadas profesiones hasta ese entonces reservadas a los hombres (menos bajar a la mina o subirse a un andamio, por supuesto), hoy algunas, muchas, mujeres reivindican el derecho a ponerse en pelotas en una iglesia (nunca en una mezquita), o a no depilarse, como si fuera obligatorio hacerlo, o la igualdad de salarios, que ya existe en España (repito, si no es así, hay que acudir con pruebas -nóminas- a un juzgado, no salir a despelotarse, menstruar en las calles o cagar en los probadores de Zara), o cualquier otra cosa que se les ocurra.

    Pero quedaba dar una vuelta de tuerca e inventar las leyes de género, igual que en el caso anterior se inventaron las leyes de odio. Las leyes de género suponen el súmmum de la indefensión: si usted es hombre, por el simple hecho de serlo, mirar a una mujer ya es acoso. Pronto, saludar a una mujer en el ascensor o en la calle será acoso. Según estas leyes, la violación no es ya ni siquiera un acto físico. Circula por las redes sociales un meme muy gracioso (pero quizás no tan gracioso, en vista de que pronto corresponderá a una situación real) que dice algo parecido a esto: “Se me ocurrió decirle “¡Hola!” a una feminista. El juicio es el martes”.

    Las leyes de violencia de género excluyen al hombre como víctima: si una mujer agrede a un hombre, no es agresión de género, aunque la mujer le haya agredido por ser hombre. Pero si un hombre agrede a una mujer, siempre se considerará de género, incluso aunque no haya sido la intención del hombre al hacerlo. Se presentan situaciones surrealistas, como en el caso anterior: la mujer puede maltratar al hombre físicamente (se dan casos, aunque la prensa los suele tapar para no afear las estadísticas), pero no hay ningún tipo de agresión “de género”. Sin embargo, si un hombre mira a una mujer en un supermercado o en la calle, se puede encontrar con una denuncia por agresión “machista” (¡por “violación telepática”!).
    No queda muy clara la diferencia entre agresión machista o violencia de género, porque ambas son totalmente absurdas. El maltratador, sea hombre o sea mujer, maltrata siempre, y siempre elige a los que considera más débiles, sea hombre o mujer. Además, al maltratador, sea hombre o sea mujer, no siempre escoge maltratar a su pareja (aunque sea lo más habitual quizás): hay muchos casos de padres maltratados por sus hijos, de hijos maltratados por sus padres (y al decir padres incluyo a madres, por supuesto). El maltrato no tiene género, aunque las estadísticas no cuadren.

    Y no vamos entrar -porque da para otro artículo- en la absoluta esquizofrenia de quienes defienden a la mujer y a la vez a culturas donde la mujer, objetivamente, es tratada de manera inferior al hombre, donde incluso, llevando a su condición más extrema sus creencias, la mujer ni puede salir sola sin estar acompañada de un varón. No puedes defender una cosa y su contraria. Y eso es lo que hacen las feministas de última generación. La violencia hacia la mujer no desaparecerá imponiendo leyes que discriminan al hombre. La violencia sobre las mujeres no es la base de la cultura europea, pero sí resulta evidente en otras culturas que el feminismo se afana en recibir con los brazos abiertos.

    Como en el caso del racismo, son numerosas las asociaciones que buscan lucrarse con estos hechos. No es la primera vez que leemos casos de denuncias falsas alentadas, si no promovidas, directamente, por asociaciones presuntamente feministas. Al hombre que es denunciado en falso le destrozan la vida. A la mujer que denuncia en falso no le sucede nada. Son las mismas asociaciones que salen a los medios a bombo y platillo ante cualquier agresión machista, supuesta o real, y que callan como lo que también son ante los hombres agredidos por sus parejas, o falsamente denunciados, aun sabiendo que le han destrozado la vida. Son las mismas asociaciones que reciben jugosas subvenciones para luchar contra la violencia “machista”.

    Y de este modo hemos conseguido completar la fase segunda de acoso y derribo del hombre blanco: ninguneado y despreciado por su raza (curiosamente, por aquellos que dicen que las razas no existen) y ninguneado y despreciado por su sexo, que es culpable por definición. El hombre queda totalmente desprotegido e indefenso ante el ataque de un miembro de cualquier otra raza (aunque las razas no existen) y totalmente indefenso y desprotegido ante el ataque de una mujer de su propia raza (o de cualquier otra), a merced de inicuas leyes de odio o de género.

    Por eso yo no me uno a estas celebraciones. Porque como mujer, creo que el hombre no es de entrada mi enemigo, ni mi opresor, ni mi verdugo. Porque pienso que igualdad no es superioridad, y que tan injusto es el acoso al hombre como la violencia contra la mujer. Las leyes de género en realidad no ayudan a la mujer maltratada, sino que condenan al hombre, incluso al inocente. Y la celebración del día de la mujer trabajadora, cuando se presenta de esta manera reivindicativa de superioridad, y no de verdadera igualdad, banaliza el verdadero maltrato, ese que no tiene sexo -que no género- ni edad, ese que elige a las víctimas por ser débiles, no por ser mujeres. La verdadera mujer trabajadora no es la que se despelota en las iglesias (nunca en mezquitas), pide el aborto libre o exige superioridad sobre el varón. La verdadera mujer trabajadora es la que no reniega de su condición de mujer y no la utiliza para obtener beneficios económicos, laborales o legales. La falacia de la sociedad heteropatriarcal opresora no deja de ser un experimento de ingeniería social. Conmigo que no cuenten.

    http://ramblalibre.com/2018/03/13/el-acoso-y-derribo-del-hombre-una-estrategia-al-servicio-de-la-destruccion-de-la-sociedad/

  14. No, yo no mato mujeres

    Ya está bien, me niego a aceptar ni la más mínima culpa por los delitos que yo no he cometido, por las actitudes que no tengo. Yo no mato mujeres, señor Fernández Vara, señoras militantes del feminismo ultra, no las mato ni por ser mujeres, ni por ser mediopensionistas ni por vestir de una u otra forma. No las mato, no las golpeo, no las maltrato. Nada.

    Yo no soy un delincuente, mucho menos un asesino. No soy un engranaje más de una supuesta máquina de opresión, ni un eslabón nuevo de no sé qué cadena secular. Convivo con muchas mujeres en mi propia casa, en el trabajo o cuando estoy entre amigos, y las trato a todas como lo que son: personas, iguales, sin imponerles nada, pero sin dejarme imponer ningún peso moral por asesinatos que yo condeno como el que más y por delitos que a mí también me asquean.

    Hay una estrategia clara para socializar determinadas culpas, en algunos casos por un fanatismo cuasirreligioso, en otros por puro rencor, en ocasiones porque es un carro del que se espera recoger un puñado de votos, a veces por simple y llana estupidez, pero la culpa no puede ser de un grupo social: en una sociedad democrática con un mínimo de justicia las culpas no son nunca ni de los hombres, ni de las mujeres, ni de los pobres, ni de los ricos… Son de los culpables. Culpables que, por cierto, son aquellos condenados por un tribunal tras un proceso con garantías, no necesariamente los que se señalan en los pseudoinformativos televisivos, las primeras páginas de los periódicos o determinadas cuentas de Twitter.

    La violencia doméstica es intolerable, cualquier tipo de violencia ejercida contra una persona más débil es intolerable, sea esa persona una mujer, un niño o un hombre, y que eso ocurra entre las paredes del hogar o en el marco de una relación afectiva está claro que hace la situación mucho más dramática y dicho comportamiento más repugnante.

    Pero el problema de las mujeres asesinadas por sus parejas no lo vamos a solucionar ni llamando a las cosas por lo que no son, ni convirtiendo a la mitad de la humanidad en potenciales asesinos y culpables sin juicio. Porque no lo somos, porque no debemos soportar esa infamia y porque tampoco lo vamos a consentir.

    http://www.libertaddigital.com/opinion/carmelo-jorda/no-yo-no-mato-mujeres-84064/?utm_source=ESP_D&utm_medium=bajonoticia&utm_campaign=recomendados

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