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«Es un especie de película experimental», «es un nuevo hábito a la hora de ver una película», «espero que estéis dispuestos a abrir un poco vuestras mentes». Estas son algunas de las cautelosas frases con las que el oscarizado director Ang Lee presento su nueva película «Billy Lynn’s Long Halftime Walk» en el festival de cine de Nueva York.

Y es que más allá de su argumento o de su estelar reparto (Kristen Stewart, Steve Martin y Vin Diesel entre otros), la nueva película de Lee está levantando una gran expectación por ser la primera rodada en una suerte de 3D de ultra alta definición a 120 fotogramas por segundo. Sí, han oído bien, el filme quintuplica la cadencia estándar del cine y multiplica por 2,5 los fallidos 48 cuadros por segundo de la trilogía de «El Hobbit» de Peter Jackson.

Al parecer Ang Lee no andaba errado al advertir a los espectadores sobre lo que estaban a punto de ver, ya que a juzgar por las críticas de los presentes el día del estreno el experimento no ha acabado de cuajar.

Sin ir más lejos «Daniel Engber», columnista de Slate, destaca en su crónica que tiene la sensación de estar viendo un modelado 3D o una imagen virtual desde el primer plano de la película. «La escena se veía rara, totalmente anti-cinematográfica, como un sketch de teatro representado en un mundo de realidad virtual», afirma. Así, se repite la historia vivida con la inicitativa de Peter Jackson de doblar los fotogramas de «El Hobbit»: el resultado se ve tan bien, que no es agradable de ver.

Y aunque es obvio que cuantos más fotogramas más información, más fluidez en el movimiento y, en definitiva, más sensación de realidad, lo cierto esto choca frontalmente con una profunda herencia cultural y visual que todos los espectadores tenemos grabada a fuego en el cerebro.

A lo largo de los años hemos asimilado los 24 fotogramas por segundo y su particular imperfección y parpadeo al mundo del cine y la ficción, mientras que las más fluidas tomas de vídeo las asociamos irremediablemente a documentales, noticiarios y productos televisivos en general. Esto provoca que una película filmada y proyectada a más velocidad nos aleje de alguna manera de ese abstracto concepto que es «la magia del cine».

Tanto es así que tras la mala acogida de la primera parte de su trilogía a 48 fps, Peter Jackson se dedicó a aplicar filtros a las dos continuaciones para, literalmente, ensuciar y quitar nitidez a la escena. Para devolver, en definitiva, esa textura de cine tan característica.

De la misma manera, el apabullante hiper-realismo de la película de Ang Lee parece no ser del todo compatible con los viejos amantes del séptimo arte. Uno de los más contundentes en esto sentido ha sido el crítico Bilge Ebiri, que tras la proyección del film afirmó en Twitter que el «High Frame Rate» (o imagen de alta frecuencia en español) es un «jodido crimen contra el cine». Así, sin paliativos.

A pesar del rechazo que ha generado la premiere de «Billy Lynn’s Long Halftime Walk», no podemos negar que la apuesta de Ang Lee ha despertado nuestra curiosidad, y debería despertar la de todos aquellos que de alguna manera son amantes de la imagen. Cinco veces más fotogramas por segundo, el cuádruple de píxeles por cada cuadro y todo ello multiplicado por dos para generar el 3D son cifras cuanto menos llamativas.

Además, quizás el HFR no es apto para representar un mundo de fantasía como el de la Tierra Media, pero puede aportar un punto de vista interesante en una narración en la que el realismo y el naturalismo sean esenciales, como es el caso de esta película sobre un joven soldado que sufre estrés post-traumático tras su servicio en Irak.

Todo ello sin olvidar que, como cinéfilos empedernidos que somos, tenemos mucha más confianza en un director honesto como Ang Lee que en el muy sobrevalorado Peter Jackson, que desde la estimable pero vulgar trilogía de «El Señor de los Anillos» no ha vuelto a rodar nada medianamente decente.

Tampoco hay que obviar que las nuevas y futuras generaciones de espectadores quizás no tengan tan interiorizada la clásica textura del cine, y en cambio sí han crecido en la cultura de los videojuegos, dónde las frecuencias elevadas de fotogramas son un claro valor al alza.

Ahora sólo queda esperar a que la película de Lee llegue a las carteleras españolas y que algún cine disponga de la tecnología necesaria para proyectarla como la ha concebido su director. Los que vivimos cerca de Barcelona tendremos que tener fe en la moderna sala Dolby Atmos de La Maquinista, la más avanzada del país en cuanto a equipos de proyección. Por el momento en EEUU tan sólo dos cines han previsto la emisión de la película en HFR.

Mientras llega ese momento, seguiremos disfrutando del cine a 24 cuadros por segundo, con su parpadeo inconfundible y con su falta de nitidez en los movimientos bruscos. Al fin y al cabo, sí hay una buena historia ¿a quien le importan los fotogramas?

8 COMENTARIOS

  1. Y quizás habrá que tener en cuenta también a los CINES FULL del Splau para verla 🙂 11 Salas Dolby Atmos
    Y esperar sobretodo a la reacción de la gente, el el Hobbit hay que tener en cuenta que es muy peligroso tanta resolución con tanto digital y decorado artificial, corres el riesgoq ue se note mucho

  2. En toda disciplina hay reaccionarios, y en esta del séptimo arte no iba a ser menos. Vi el Hobbit, solo y exclusivamente por sus características de rodaje y lejos de horrorizarme, pensé que andábamos muy cerca de representar la realidad tal cual es. A mi me gustó mucho esa sensación cercana a «parecer estar en la escena», solo que efectivamente Peter Jackson no me parece un director de altura. Sin embargo Ang Lee ha demostrado tener un «sentido y sensibilidad» para hacer un cine que apasiona, que nos toca la fibra, o nos levanta del asiento en las magníficas coreografías de artes marciales, o queriendo asir el espectáculo de luces de una ballena que vuela sobre una barca en medio del océano. A este hombre le doy mi absoluta credibilidad y mucho me temo que este cine «moderno», me convencerá aún más. Algún día todas estos «crtiquillos reaccionarios» que vilipendian esta técnica vanguardista, elogiarán a los «manieristas» de los pioneros. Al tiempo…

    Om Shanti.

  3. Yo creo que es cuestión de tiempo, como todo. Dudo que el cine deje de ser cine sólo porque se le apliquen tecnologías de vanguardia, de hecho me parece normal que se haga.
    Es como cuando las salas cambiaron sus proyectores clásicos por los modernos digitales. Se obtuvo una notable mejoría y no se montó ningún revuelo. Pues con esto acabará pasando igual.
    Por otro lado, el propio Ang Lee advierte sobre el propósito experimental de esta película, lo cual le honra, ya que no pretende sentar cátedra, sino probar nuevas opciones. Si funciona, pues perfecto; y si no, pues perfecto también.
    Lo que en todo caso me parece desproporcionado, es el comentario incendiario de Bilge Ebiri. Tildar este intento de «jodido crimen contra el cine» es una idiotez y le resta credibilidad a este indivíduo.

  4. creo que igual que el hobbit una buena forma de digerir el hfr es en 3d, no choca tanto a los sentidos, dado que el mayor problemas es mamar desde que naces (como es mi caso) 24p en formato 2d y mas de eso para telediarios y series malas. el cerebro se acostumbra a algo y es complicado hacer cambios despues, en cambio el 3d no es algo tan habitual, y al asemejarse algo mas a la realidad, el cerebro lo digiere mejor. el hobbit en 3d a 48fps me parecio genial.

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