Hace al menos 15 años que no dispara una cámara. Y casi otros tantos que no se subía a un avión. Pero con 91 años Ramón Masats se animó a aceptar la invitación de Formentera Fotográfica para estar presente en esta edición.

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Chema Conesa se encargó de dirigir con mucho cariño la charla homenaje en la que se hilaron los recuerdos de Masats, con fotos históricas y otras más desconocidas. ¿Pero dónde habéis encontrado estas?, preguntaba el fotógrafo al verse de niño junto a sus padres.

La complicidad de su hija y el trabajo de Conesa durante años alrededor de la obra de Masats han sido claves para revisitar una obra conocida pero de la que siempre quedan flecos. Sin ir más lejos, su último libro y exposición Visit Spain es fruto de la búsqueda dentro de su vasto archivo de imágenes, muchas de ellas inéditas.

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Un momento de la charla con Ramón Masats retratado por Imma Cortés. Junto a él, su hija Sonia Masats y Silvia Omedes de Photographic Social Vistion. De fondo, los compañeros de Detrás del Instante charlan con Santi Palacios.

«Tengo 91 años», se disculpa cuando la memoria falla con algún nombre. Ahora mismo firmo llegar a los 80 como usted, le respondo. Y no es una forma de hablar. «Claro que volvería a dedicarme a la fotografía si ahora mismo pudiera volver a empezar», nos asegura sin atisbo de duda. «Y animaría a que quienes quieran dedicarse a esto, lo intenten».

Gracias a la ayuda de los compañeros del programa Detrás del Instante que llevan tiempo trabajando en un documental sobre Masats, a su hija Sonia y a Chema Conesa conseguimos sentarnos unos minutos a charlar con él en Formentera. Acaban de grabar con él unos planos en la playa. Está cansado, pero muy animado, nos confirma su familia.

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Charla de Chema Conesa y Ramón Masats en Formentera Fotográfica.

¿Y qué se le pregunta a una leyenda de la fotografía cuando la tienes sentada delante? ¿Por la mítica foto del seminarista portero que es posiblemente la foto más conocida de Masats?

«Me da hasta vergüenza hablar de esta foto», nos dice. Conesa confirma en la conferencia que, efectivamente, Masats está un poco harto de esa imagen y no la considera entre sus mejores. «Pero es una buena foto», concede mientras recuerda la historia de esa icónica imagen.

¿Y la de la mujer pintando en una pared encalada? Recuerda el fotógrafo que nunca supo exactamente lo que hacía, porque no se lo llegó a preguntar. Esta instantánea la hemos visto mucho últimamente porque es la elegida por la Plataforma Centro de Fotografía e Imagen para defender la creación de un centro nacional en España dedicado a la fotografía.

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Foto: Ramón Masats

«Ojala me equivoque, pero no lo vais a conseguir», comenta Masats señalando lo difícil que siempre ha sido en España ponerse de acuerdo en algo.

La ironía que siempre ha sido sello de su obra sigue latente en algunas de sus palabras. Como cuando le preguntamos por su primera cámara y recuerda que fue una Kodak Retina II que se compró diciéndole a su padre que costaba mucho menos de lo que realmente le costó. «Los dos hicimos como si fuera cierto», nos cuenta sonriendo.

De respuestas concisas, se alarga un poco más recordando su primer contacto con la fotografía. En la mili, se aburría y cayó en sus manos un número de Arte Fotográfico. El gusanillo por las fotos ya no se le pasó en muchas décadas.. Primero en blanco y negro, después también en color. Y casi siempre encuadrando en vertical. «Uno de mis defectos», bromea.

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En Formentera Fotográfico tuvimos ocasión de sentarnos a charlar unos minutos con Ramón Masats. (Foto Imma Cortés)

Los paseos con Joana Biarnes, cada uno con su cámara, en la misma moto con la que él repartía el bacalao de la pescadería de sus padres. El trabajo en Gaceta Ilustrada en Madrid donde le tocaba hacer todo. Sus fotos de los San Fermines. El retrato a Franco en el que el dictador le avisaba si había nubes o sol para ajustar la exposición.

Su amigo Catalá-Roca que era tan divertido. El paso al color que, lejos de ser un trauma asumió con total naturalidad. Los años de la televisión donde también revolucionó estilos y formatos. Cada capítulo de su vida daría para horas de anécdotas, historias y cosas que aprender.

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Chema Conesa charla con Ramón Masats en Formentera Fotográfica.

¿Pero blanco y negro o color? «No tengo ninguna predilección», asegura. ¿Y con las cámaras? Confiesa que no le apasionaban especialmente, aunque recuerda con precisión que combinaba Nikon, Hasselblad y Leica. «Esta era la mejor», recuerda, aunque dice que tampoco las echa de menos.

Ese pragmatismo de quien simplemente ha ejercido un oficio lo mejor que ha podido contrasta cuando suena en boca de un Premio Nacional de Fotografía que aparece en mayúsculas en la historia de la fotografía del país. Suya es -recuerda Conesa- la primera foto de un autor español en la colección del MOMA.

¿Fotógrafo o artista? Responde mirando fijamente, como ni entendiera muy bien el sentido de la pregunta o que dudemos sobre su profesión. «Siempre he sido fotógrafo», responde. Claro.

Ramon-MasatsLe dejamos apurando el eterno cigarrillo y un café. Alguien le acerca un libro que Ernesto Valverde -otro de los ponentes de esta edición- le quiere regalar, y una copia de uno de sus libros para que lo firme. Nos cuentan que esa misma tarde Emilio Morenatti también se ha acercado a charlar un rato con él.

Además tiene por delante una noche intensa -final de la Champions, que sigue atento junto a Conesa- y al día siguiente, el homenaje en Formentera Fotográfica. Da igual que haya pasado más de una década desde su última foto y que él reste importancia a eso de que es una leyenda que todos le repetimos.

Es uno de los fotógrafos más importantes de la historia de España y poder escucharle un auténtico lujo que la organización de Formentera Fotográfica ha hecho posible.

29 COMENTARIOS

  1. Que sea fotógrafo y no artista, rasgo de humildad que le honra, es un «mal» que aqueja a todo fotógrafo por la sencilla razón de que la fotografia nunca ha sido y nunca será arte. En los tiempos del analógico a lo que más llegaba era a artesania de aceptación popular; con el digital se ha convertido en un subproducto tecnológico donde su aceptación masiva ha erradicado todo signo de artesanía que pudiera quedarle.

    • El papafrita te dice: Masats pertenece a una época donde la industria fotográfica no existía en España, si acaso los clubs de fotografía y el perteneció a tres, el de Cataluña, Afal y luego la Palangana, que era toda la industria que había y que si, pertenecer a ella generaba una posición que de no tenerla implicaba tenerlo más difícil. Recuerdo a algún fotógrafo de aquellos años, ya fallecido y premio nacional denunciar esa situación de facilidades respecto al resto.

      Ahora si quieres, moja el ali oli con las patatas 😁

      • Tu discursito desmitificador, aparte de ser ya muy cansino es claramente contradictorio: por un lado dices que tiene mucho mérito, pero por otro sugieres que aprendió (plagió?) a su maestro Bresson y que su éxito le vino de cara por estar en el momento propicio en el lugar adecuado. Por un lado dices que entonces no había «industria» pero por otro sugieres que su triunfo le llegó por pertenecer a esa protoindustria vinculada a una institución de tanto poder, raigambre y pedigree como la Palangana vinculada directa y orgánicamente a la Real Sociedad Fotográfica de Madrid. En qué quedamos? Pionero que se lo ha currado por méritos propios o ídolo con pies de barro al que se lo han dado todo mascado? Talento natural o producto prefabricado ex profeso para consumo de las masas?

        Deberías aclarar conceptos antes de defecar…. perdón quiero decir: postear tu doctrina de fácil metabolismo para millennials con vocación social.

      • Si consideras que las asociaciaciones fotográficas que existieron profusamente en España durante la segunda mitad del XX son «industria» no cabe duda de que tienes de ese término una concepción muy sui generis. En cualquier caso, en la época de Masats sí existía industria fotográfica plenamente consolidada en la España del desarrollismo, la prueba es la propia existencia de la Revista Arte Fotográfico que sirve de pistoletazo de salida a este soberbio fotógrafo. La iniciativa editorial nunca prosperaría si no hubiera una industria detrás que la avalara; revista que sirvió a través de su magnífico contenido para crear referentes de cultura fotográfica, como el propio Masats, y para difundir las nuevas tendencias del documentalismo y realismo fotográfico.

        • Para entender a papafrita tienes que meterte en su sectaria, ramplona y maniquea cabecita. Así, el mundo está escindido por una dualidad irreconciliable: por un lado los buenos (la gente) y por otro lado el diablo (la «industria»). El diablo manipula a la gente y le impide alcanzar el paraíso en la tierra que por derecho le pertenece. Obviamente, esta visión tan cómica del mundo le impide aprehender la realidad objetiva que consiste en la feliz alianza, en la simbiosis entre «industria» y talento: éste sólo puede prosperar si es auspiciado por aquélla, pues sólo la «industria» es (era) capaz a través de la selección natural de discriminar entre excelente y lo insubstancial. Tarea que ya no desempeña, pues en una postmodernidad que se ha despedido de las categorías estéticas»: de la distinción entre lo Bello y lo feo, pues todo vale, la «industria» ya poco tiene que prescribir en cuanto a tendencias y preferencias de la gente, ya que ésta ha determinado por sus propios y soberanos medios que la mediocridad es su santo y seña. De manera que la «industria» ya sólo tiene aliento para atender a su propia supervivencia precaria.

  2. Que lujazo tener delante a Masats y charlar, aun que solo sea unos minutos!

    Felicidades Photolari, cada dia no se consigue hablar con un maestro de tal calibre, que envidia más verde y cochina os tengo.

    Es uno de los Grandes. (Con «G» mayúscula) 👏👏👏

    Corta-cortissima se me ha hecho la entrevista.

  3. Al pobre hombre siempre le preguntan lo mismo, no me extraña que este hasta el orto de responder a las mismas cosas… lo de artista y fotografo, no voy a entrar en detalles, textualmente plasmo sus palabras en referencia a que se le compare con Bresson: Cartier-Bresson ha sido mi maestro, para mí es el jefe de la manada. Es lógico que la gente lo vea, es un halago que me lo digan. No me parece un demérito, al revés.

    Quizá ni sabe ni entiende ni quiere saber lo que es el arte y me parece muy respetable, pero aprendió de alguien que si lo sabía y lo practicaba, no hay más que añadir.

    En cuanto a la foto del cura, lo mismo… par diez, no es su mejor foto, estoy de acuerdo y cuando todo el mundo te pregunta lo mismo, lo que tiene que pasar por su cabeza es: Seguro que es la única que has visto majo, así que ya me estas diciendo muy claro lo que sabes de fotografía y lo que te importa mi trabajo.

    Para mi es un fotografo que hacía grandes fotos cuando hacerlas, no era tan fácil por muchas cuestiones, también le vino de cara la cosa, como a toda su generación, fueron años donde la fotografía explotó en todos los aspectos.

    Mucho mérito el suyo y también merito del que aprendió y quizá le enseñó a traves de imágenes.

  4. Lo siento chicos, mis mensaje quedó pendiente de moderación ayer y supongo que estoy vetado…es cuestión de mi autismo, siempre digo la verdad de lo que pienso y eso no es bueno ni quizá queda bien, quizá sea para hacerme un favor y no pierda el tiempo y quizá no les falta razon.

    Hasta siempre

        • El argumentario surrealista era críptico e irracional por eso esa sentencia de Man Ray resulta tan difícil de digerir. Nos la podrías explicar con mayor detalle?

          Decir que era una medida para salir del paso sólo añade más confusión y obscuridad. De qué paso estas hablando? Podrías desarrollarlo in extenso?

        • Por algún motivo inconfesable que debería explicar, Hektor cuenta la historia a medias. Efectivamente Man Ray públicó en 1937 un opúsculo titulado: «La photographie n’est pas l’art» (La fotografía no es arte). Más tarde su declaración antifotográfica le pareció excesiva y se retracto afirmando que «El arte no es fotografía». Darse la vuelta como un calcetín y contradecirse a sí mismo era una impostura muy propia de los surrealistas que pronto pasaron de moda como todas las vanguardias.

          Hektor, hay que ser más honesto cuando se participa en un foro porque si no se corre el riesgo de enfangarlo con falacias y embustes de corto recorrido.

          • Para eso estoy yo, para explicarte con tus delirios interpretativos y tu insolencia lo que es elemental.
            Aunque pudieras pagarte un tratamiento, los beneficios muy a largo plazo serían marginales. No hay mucho que hacer la verdad.
            Por tanto no nos queda sino soportar la ingratitud de una precaria formación y el poco tiempo que le han dedicado a tu educación.

  5. A tenor del interesante debate que el compañero Pepe suscita más abajo respecto de que la fotografía no es arte conviene recordar que Oscar Wilde viene a darle la razón. En efecto, el poeta irlandés afirmaba que el arte es algo completamente inútil, que lo único que puede hacerse con algo inútil es admirarlo intensamente y que aquello que tenga alguna utilidad no puede ser admirado. Lo cual descarta que la fotografía pueda ser arte pues ésta tiene una utilidad: su carácter documental, y esto echa por tierra su posibilidad de ser arte.

    En toda fotografía, aun la que tiene mayor vocación artística predomina su servidumbre al principio de realidad del que no puede desprenderse, su tributo a la realidad objetiva de la que depende; en toda fotografía prevalece pues su dimensión documental. El hecho de que se configure como un activo visual para documentar hechos e historias es lo más penoso que puede ocurrirle a un medio visual, lo que impide que por derecho propio pueda ser considerado una obra de arte en sí mismo. Para serlo debería serle posible a la fotografía descontextualizarse de ese principio de realidad y eso es algo imposible pues nadie medianamente cuerdo quiere renunciar al noble servicio documentativo que la fotografía concede y otorga. La fotografía ha sido y siempre será una herramienta, nunca un fin. Está y estará condenada a tener un carácter absolutamente servil, práctico, y esto muy por encima de cualquier veleidad artística.

    • Bueno, el séptimo arte, hijo de la fotografia, va desde Bergman a Torrente. Nuestros pintores clásicos mas notables Goya, Velazquez, eran cronistas de su época y sus magníficos retratos por encargo tenían como misión algo particular y práctico, nada de sublimación.
      A la fotografía le pasa como al ajedrez, que es mas que un juego y mas que un deporte, y sobrepasa los límites de los burócratas e higienistas de los fenómenos morales

      • El séptimo arte, cuya inclusión como arte fue muy discutida, es en cualquier caso un arte de segunda, un arte popular y de síntesis que reúne y se nutre de las otras seis que efectivamente sí son bellas artes. Considerar que Santiago Segura hace arte es algo muy incierto.

        Los retratos de Goya sí subliman al rey o al personaje de la corte que los encarga precisamente para que el artista represente el ser excelente y de origen divino del representado, la obra de arte es pues un fin en sí mismo, y por encima del realismo prima la idealidad de lo sublime.

        La fotografia puede ir más allá de los límites de burócratas y de moralistas pero se queda más acá de la frontera que marcan los tenderos de las grandes corporaciones & asociados de la Industria del megapixel que son los que actualmente controlan y fomentan la burbuja fotográfica a punto de explotar y determinan los referentes culturales que la masa consume.

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