Sony A9: primeras impresiones

Pasamos unos minutos con la sin espejo más potente del momento

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Tanto tiempo hablando y rumoreando sobre la A9 que, ahora que la tenemos entre manos, resulta que la cámara real no se parece demasiado a aquello que muchos esperaban. Imaginábamos una suerte de hermana mayor de la A7R II, con un sensor bien cargado de megapixeles y dispuesto a enfrentarse incluso con ese formato medio del que tanto se habla. Pero al final Sony ha decidido echarse al monte y plantar cara nada más y nada menos que a la Nikon D5 y a la Canon EOS-1D X Mark II.

Porque, por si a estas alturas alguien no se había dado cuenta, de eso va la Sony A9: una cámara profesional totalmente orientada a la fotografía deportiva y de acción. De ahí ese precio (5.300 euros el cuerpo) que asusta a la inmensa mayoría, pero que comparado con sus competidoras réflex ya no es tanto.

La idea es sencilla: competir con ellas ofreciendo lo mismo -o algo parecido- por menos dinero y con mucho menos peso. La teoría pinta muy bien, ¿pero lo consigue en la práctica?

Tras pasar unos 20 minutos con una Sony A9 entre las manos, es evidente que es demasiado temprano para las conclusiones. De hecho, si alguien ya tiene alguna verdad absoluta sobre esta cámara y no una larga lista de preguntas, mejor desconfiar.

De la calidad de imagen todavía no podemos hablar, pero en realidad la cuestión no es tanto el rendimiento del nuevo sensor de 24 megapixeles, sino el comportamiento de la cámara en cuanto a velocidad de disparo y ráfaga.

Y eso sí que hemos podido probarlo, aunque muy brevemente y en una situación de luz y acción bastante controlada. ¿Qué nos ha parecido? La verdad es que el comportamiento de la cámara es bastante espectacular en ambos parámetros.

20 fotogramas por segundo

Las ráfagas de 20 fotogramas por segundo hasta más de 200 tomas consecutivas en RAW son perfectas para fundir cualquier tarjeta de memoria en segundos, a razón de 6 MB el JPEG y unos 50 el RAW no comprimido.

Por supuesto, se trata de la emoción del primer momento y a la hora de la verdad esos 20 disparos por segundo no siempre serán necesarios. Interesante, eso sí, la clara apuesta por la obturación electrónica no como algo para velocidades muy alta, sino para uso habitual.

La promesa es que no habrá distorsión y, por lo que vemos -pero no podemos enseñar- no hay problemas al respecto. ¿Significa eso que nos tenemos que olvidar del obturador mecánico y sus cortinillas? Depende de la situación, nos dicen desde Sony, porque seguirá habiendo escenas (con flashes, por ejemplo) en las que haga falta.

En todo caso, se trata de un paso valiente en esta dirección. Aunque el hecho de que el obturador mecánicos se presente con una vida de 500.000 ciclos también supone una pista clara de que sigue siendo vital.

En cualquier caso, el uso del obturador electrónico significa que podemos disparar totalmente en silencio y que tampoco hay nada mecánico que pueda provocar una mínima vibración, aunque ya hayamos eliminado el espejo.

El enfoque y el visor

Pero de nada sirve la cámara más rápida del mundo si el enfoque automático no sigue el ritmo. Por eso la Sony A9 llega con un nuevo mecanismo de, atención, casi 700 puntos de enfoque y -lo que casi nos interesa más- una cobertura del 93% de la escena.

Cifras espectaculares pero que se traducen de forma muy sencilla a la práctica: lo que habíamos visto en la A6500 aquí llega mejorado y en versión para formato completo. Como puede verse en el vídeo que hemos improvisado durante esta rápida y atropellada primera prueba, las sensaciones son muy buenas.

Otra cosa que nos ha gustado: a diferencia de lo que ocurre con otras cámaras sin espejo orientadas a la acción, aquí no hemos tenido que hacer grandes ajustes en la configuración del enfoque para que todo funcionara medianamente bien a la primera. Por supuesto que hay opciones y margen para optimizar el rendimiento -no ha habido tiempo ni de mirarlo, insistimos- pero con todo en automático y estándar, no ha habido sustos.

El visor electrónico es otro de los puntos clave. No se trata de resolución o de tamaño, sino de refresco y eliminación del blackout -ese tiempo en negro entre disparo y disparo- que afecta tanto a réflex como a sin espejo. De nuevo, el mismo discurso de la A6500, pero un peldaño por encima.

Qué es (y qué no) la Sony A9

Posiblemente es la primera vez que Sony se atreve a decir sin tapujos que estamos ante una cámara profesional. Con las A7 lo insinuaba -con más o menos intensidad- pero ahora sí que ha puesto todas sus cartas sobre la mesa.

Se trata de batir a las réflex en su propio terreno: la fotografía deportiva y de acción donde el enfoque y la velocidad son claves. Y por lo poco que hemos visto, parece que la A9 tiene todas las herramientas para conseguirlo o, al menos, para asustar un poco a Nikon y Canon.

¿Y cómo cámara de vídeo? Sus prestaciones son muy completas, en línea con las A7 de segunda generación -incluido, por cierto, el estabilizador de 5 ejes al que ya casi ni mencionamos- pero es verdad que la A7S II nos sigue pareciendo la mejor herramienta si de lo que se trata es de centrarse en el vídeo.

Aquí de lo que se trata es de fotógrafos y agencias que tengan que cubrir futbol, tenis, Fórmula 1, o lo que se tercie. Esas áreas a las que otras sin espejo también quieren asomarse (Fujifilm X-T2 y Olympus E-M1 Mark II) pero en las que Sony entra ahora con toda la artillería. Sí, en el precio también se nota.

Nuestro natural escepticismo nos lleva a no tirar todavía los espejos por la ventana. Por ahora Sony tiene que demostrar que puede igualar a los modelos de Nikon y Canon, y a partir de ahí hablamos de sus posibles ventajas.

No se trata de que se puede hacer fútbol o cubrir los Juegos Olímpicos con la Sony A9 -claro que se puede, estamos seguros desde ya- sino de que un profesional o una agencia estén dispuestos a hacerlo porque no le supondrá un esfuerzo mayor conseguir «la foto». Y porque les ofrece algo que Nikon y Canon no tengan ya, claro.

Y para eso hace falta velocidad, calidad y foco. Pero también batería -hay mejoras al respecto, pero sigue estando lejos-, servicio y apoyo técnico, durabilidad, gama óptica, un ecosistema de accesorios y material de segunda mano y, en definitiva, tiempo.

En cualquier caso, a Sony siempre se le ha exigido y presupuesto una cierta valentía tecnológica y esta A9 es la mejor prueba de ello. ¿A quién le toca mover ficha ahora?

 

 

17 COMENTARIOS

  1. Se que es una herejía pero mi Ipod 6th en 1″ llega a los 16fps y en interior y si una ampliacion puede con una fachada del Eixample barcelones no esta del todo mal y con 64gb y 339€ con el resto de los 5300€ puedes arreglar el lavabo o la cocina y si eso esta no necesita reformas un equipo de alta fidelidad o una bicicleta Brompton e irse a fotografiar Escocia.

  2. A mi lo único que me disgusta de estas cámaras de 5.000 € es, que no puedas hacer fotos sin batería (como en una Nikon FM2 de 250 €) y que encima no sean sumergibles sin carcasa. Tanto dinero y cosas tan básicas que no vienen de serie, bueno, lo de hacer fotos sin batería es una broma pero, lo de sumergibles podría hacerse, con objetivos especiales claro, es decir, una Nikon AW1 en grande…

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