Defienden algunos que no se pueden sacar buenas fotos sin ser buena persona. La historia ha demostrado que no siempre es así y que tipos a los que no les comprarías un coche de segunda mano son capaces de hacer grandes instantáneas.

Incluir a Steve McCurry en esa lista no nos corresponde. Pero no es ningún secreto que el conocido fotógrafo de National Geographic no tiene fama de ser muy simpático. Coincidimos con él hace muchos años en un congreso de fotografía y quienes le trataron lo confirman.

Su affair con aquellas imágenes editadas más de lo esperable y, sobre todo, que no dudara en echar la culpa a un ayudante tampoco contribuyeron demasiado a mejorar su imagen.

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Es curioso que no salga ningún compañero hablando de él, se comentaba a la salida del documental ‘Steve McCurry, the pursuit of color’. Un buen resumen, la verdad.

Preestrenado hace unos días en el marco de la décima edición de Formentera Fotográfica allí nos fuimos, palomitas en mano, dispuestos a ver este trabajo dirigido por Denis Delestrac.

Nuestro intento de convencer a varios fotógrafos y fotógrafas que acudían al festival para que fueran a verlo, dieran su opinión y, básicamente, nos hicieran la crónica fue un estrepitoso fracaso. Está claro que va a ser un documental para mayor gloria de McCurry y para blanquearlo, prefiero irme a cenar, nos dijeron

Y, sorpresa, tenían razón. Lo habitual en cualquier biografía oficial, sólo que en este caso se nota demasiado. Es más, la existencia del propio documental es la mejor prueba de que McCurry se sabe una leyenda que no pasa por su mejor momento y que necesita algo así.

Es la única explicación para que una persona con fama de huraña se haya prestado a un relato tan personal, donde se desgrana desde su dura infancia, a sus comienzos y la actual situación familiar.

No haremos spoilers porque la verdad es que el documental tiene hasta su pequeño giro inesperado, pero la línea argumental es evidente: vamos a tratar de que Steve McCurry no te caiga mal porque, además de una leyenda con sus cosas, también es una persona.

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Un intento de «La sal de la Tierra», pero que sale regular. Porque a diferencia de McCurry, Salgado sí que cae bien a mucha gente. Y más allá de que sus fotos gusten o no, en persona es un encanto. Y además ha plantado un puñetero bosque entero él sólo.

¿Pero está bien el documental? Aunque es algo lento en algunos momentos, vamos a reconocerle dos méritos: no es un monográfico sobre la foto de la niña afgana, y tampoco pasa de puntillas por el tema Photoshop. Eso sí, quien espera sorpresas, arrepentimiento o una coma diferente a la versión oficial dada en su día se puede ahorrar la entrada.

Interesante el relato de sus primeros años de profesión, su largo viaje por libre en la India, el golpe de suerte en Afganistán… Pero delatora su actitud fotografiando, sin mediar palabra, a un niño en una sala de espera de un aeropuerto. De un país pobre, por supuesto. ¿Lo harías en Nueva York o Barcelona?

Patinazo aquí de los guionistas si lo que pretendían era transmitir cierta cercanía porque lo único que consiguen es recordarnos que ciertas maneras de trabajar y actitudes ya han caducado. Aunque seas el mismísimo Steve McCurry.

«Fotógrafo, polémico, icónico», reza el cartel oficial en español. ¿Polémico? Que te pillen montando escenas, o borrando lo que sobra de una foto no es ninguna polémica. Que digas que eres un storyteller con carta blanca para hacer lo que a un fotoperiodista no se le permitiría, tampoco cuela.

Pero Steve McCurry no es un fotógrafo polémico. Es, seguramente, uno de los más conocidos del mundo, y autor de una de las fotos más populares, reconocibles y reproducidas de las últimas décadas. Ahora también sabemos que es alguien que necesita un documental para intentar caer algo mejor.

¿Lo conseguirá? Es posible, pero al menos entre muchos compañeros de profesión podemos adelantar que no ha funcionado demasiado bien.

49 COMENTARIOS

  1. A mi lo que me sorprende de verdad es que alguien así, con una supuesta carrera de éxito necesite a estas alturas un documental para «blanquear» la imagen. Porque no lo han hecho antes? Porque ahora? Han bajado las ventas? Se acabaron los royaltis de sus fotos??? No lo sé….pero la verdad es que me sorprende mucho.

  2. Un refrito de colores saturados, mucho contraste, sombras mas claras que las luces, tampón de clonar por un tubo, objetos y personas desaparecidas de la imagen, etc. En fin, en eso ha quedado la fotografía actual, y si esto se hace en documentalismo, que teóricamente debe respetar más la veracidad de las imágenes, ¿Qué no se hará ya en otros campos de la fotografía? Y si el problema fuera que Steve McCurry es el único que hace estas cosas, entonces no habría problema, pero es que esto es un mal endémico. Muchísimos fotógrafos actuales en mayor o menor medida se dedican (a base de Photoshop) a crear estas ficciones con sus imágenes que teóricamente nos muestran el supuesto mundo que nos rodea.

    • +10

      Una vez que la objetividad ha sido pasada a cuchillo la fotografía ya no está llamada a representar la realidad objetiva. El giro copernicano de la postmodernidad fotográfica fomenta el tampón de clonar y cualesquiera herramientas que sean necesarias para representar la realidad subjetiva y los mundos fantásticos en los que vive el autor. Sobre esto hay un consenso generalizado que nadie, o casi nadie, pone en cuestión. Cualquier tropelía se justifica y se blanquea como lícita y legítima pues ahora no es el fotógrafo el que órbita al rededor del mundo, sino que es éste el que gira alrededor del arbitrio caprichoso del fotógrafo. Así pues: todo vale. El tribunal del Santo Oficio al que McCurry fue sometido por sus colegas es puro postureo.

  3. A mi, que me caiga bien o mal un fotografo me da exactamente lo mismo a la hora de opinar de el y lo que dice.

    Este fotografo demostró lo que muchos, que la fama y el reconocimiento muchas veces es un cúmulo de circustancias que no siempre están relacionadas con la materia en la que trabajan, ni antes cuando era un semi Dios, ni ahora que es un paria. Estas cosas pasan, pero la gente sigue inventándose ídolos o demonios, bueno, la gente, o mejor dicho: La industria.

    Lo cierto, es que de algunos fotografos, deportistas, políticos etc etc, se puede decir lo que se piensa si cae mal en general, no pasa nada, de otros, como caen bien, en seguida te salen las hordas a puntualizar hasta el mínimo detalle de tu opinión, algo que pone en evidencia la deformidad de la que está compuesto el éxito o incluso el gusto o el criterio que atesora la sociedad, que en su mayoría deja la individualidad escondida para tranformarse en una gran orgía de pagafantas.

    Es lo que hay, si un día me doy con el reportaje, quizá lo veré… me interesa lo mismo que el de Salgado, que lo vi y lo olvidé a los 10 minutos de lo infantil que era.

    • En tu análisis sociológico de la Señorita Pepis pasas por alto que hay una perfecta simbiosis entre la Gente y la Industria. La Industria proporciona al Consumidor lo que el Consumidor le pide, y el Consumidor recompensa a la Industria comprando su producto. De manera que en última y primera instancia los que generan, alimentan y finalmente destronan a sus ídolos son la Gente…. el Pueblo, un Pueblo que sin el tótem y el tabú que le proporciona la Industria del espectáculo de luz y color es incapaz de reproducirse y prosperar.

      • No, la industria sabe lo que la gente pide o ncesita, pero ofrece lo que le sale más barato y es más dócil de manejar., por eso moldean todo de una forma uniforme e igual. Cuando fallan o algo que han creado para el consumidor termina por revelarse pasan dos cosas: O lo destruyen o es sale un díscolo que les desmonta el tinglado y los pone en el retrete con colitis durante meses o años. Pero insisto, esto suele ocurrir muy poco, enterrar suele ser cosa fácil para la industria, ahora ya no tanto, pero hace unos años, alguno de estos enterrados me dijo textualmente: O tragas, o meten tu nombre en un cajón del que no sale nunca más y pasan al siguiente de la lista de de aspirantes, que además, es una lista interminable.

        Con lo cual, mi análisis puede ser de la Señorita Pepis y el tuyo de La gallina caponata 😀

        • Todo lo que me cuentas no refuta sino que confirma mi tesis corroborada por la realidad de que existe una simbiosis perfecta entre la Industria y la Gente. La Industria puede generar deseos y expectativas en el Consumidor pero si éste, haciendo uso de sus prerrogativas soberanas, no hace suyas esas expectativas y propuestas de la Industria, obliga a ésta a rectificar y a generar nuevos productos para que sean del gusto del Consumidor. Sinceramente no se me alcanza la causa de tu escándalo por mi comentario.

          • Pues muy sencillo, que el poder no lo tiene la gente, lo tiene o lo tenía la industria en la mayoría de los casos, que crea y moldea las necesidades y el producto con la publicidad.

            Todo eso ha cambiado mucho los últimos años, pero todavía queda camino, por eso la industria fotográfica o la relacionado con el caso que estamos, los fotografos afamados, se ha ido al carajo.

            A esta industria la mató internet, como a tantas otras, no hay vuelta atras, por eso algunos intentan por medio de estos artificios de publicidad, rascar lo que queda de mercado o resucitar a un muerto.

          • «El poder no lo tiene la gente […..] pero todavía queda camino» Quién ha establecido que el poder debe tenerlo la gente? Todavía queda camino, para qué, para que el poder lo tenga el Pueblo gracias a ese pozo de inmudicias que es Internet? Las relaciones de producción y consumo, ya sea de bienes y servicios como de productos culturales deben ser establecidas por la Industria, por el Mercado pues la democracia es muy cara y sin Mercado no hay democracia. Y ya sabemos lo que pasa cuando no hay Mercado: la debacle y el caos. Cuando el poder no es vertical y esta jerarquizado y por contra es horizontal y está atomizado la propia inercia que irradia «la gente» tiende a la anarquía. La prueba evidente de esa anarquía es la herramienta anárquica por excelencia que está sirviendo a la gente para socavar las raíces de su propia civilización. Naturalmente sigo hablando de Internet.

          • A mi tus pensamientos políticos o económicos me dan lo mismo que lo mismo me da, no me interesan ni lo más mínimo, lo que hago es plasmar lo que ocurre te guste o no, que además, también me da lo mismo.

            Tu y yo podremos hablar del sexo de los ángeles, pero el desarrollo se impone por encima de tus convicciones y las mías , o te reciclas o serás pasto del pasado, es más… ya lo eres y para muestra, todo tu discurso.

            Por cierto, si te sirve de algo, los países más desarrollados y las mejores empresas, llevan concienciando a sus empleados y dando cursillos sobre la importancia del poder horizontal en los tiempos de hoy, encontrarás artículos incluso en medios de comunicación de lo más conservadores, lo siento, tus convicciones tocan a muerto y no es por que yo lo quiera, es que la realidad es muy tozuda.

          • Si mis convicciones tocan a muerto es porque la propia confabulación entre las élites y el pueblo están de acuerdo en finiquitar el actual statu quo que ha mantenido en pie una civilización durante dos milenios para resetearla y dar pie a un nuevo orden que se avenga mejor a las necesidades nunca resueltas de esas élites a las que el pueblo está condenado a subordinarse.

            En todo este enjuage la gente pinta bien poco. Todas las concesiones que se hacen al régimen horizontal para concienciar a las masas de que son soberanas son la nueva engañifa postmoderna para someterlas mejor, y es que las masas nunca han sido muy inteligentes y siempre necesitarán ser orientadas aun por los procedimientos más sofisticados, aunque haya que recurrir a las falacias de un degenerado como Foucault para convencerlas.

            Cuéntanos algo que no sepamos, Señorita Pepsi.

          • Conspiranoico por reflejar una realidad objetiva como la de que existe una perfecta simbiosis y adecuación entre las élites y «la gente»? Pero hombre, por Dios, si eso lo saben los damnificados de la ESO. Tú, mas que una Coca-Cola necesitas un par de gin tonics sin tónica y sin limón para aceptar una realidad que te resulta excesivamente gravosa.

  4. McCurry se tomó licencias en el Tercer Mundo a las que, como acertadamente comenta más arriba un compañero, no se hubiera atrevido en el Primer Mundo. También se las tomó primero en la sala de edición y luego con Photoshop. ¿Podría haber tomado esas instantáneas de igual valía en Occidente? O lo que es lo mismo: ¿habría sido igual de bueno que Cartier-Bresson o Giacomelli, por ejemplo? O dicho de otro modo y con miras al Tercer Mundo: ¿es igual de bueno McCurry que Werner Bischof o Don MacCullin? (y eso que ninguno de estos cuatro trabajó el color). La respuesta, en mi humilde opinión, es: NO y NO.

  5. Sin dudas cuando se hable de fotografía universal hay que mencionar a McCurry, o por lo menos a su Niña Afgana. Pero es verdad que deja mucho que desear su actuar. Segun rumores que he escuchado, el hombre llega cargado de ayudantes a un país pobre, y hace posar a las personas, prepara una escena desde los detalles mas ínfimos y luego nos dice que es fotografía documental. Cualquier familia pobre, por 5 dólares te arma un circo. Excelente artículo. Saludos desde Cuba

    • Como muchos, hace lo mismo que muchos. Y luego en el retoque ni te digo.

      Tanta foto perfecta, tanta erudición fotográfica tiene su trastienda. La verdad, es que los que intentamos esa erudición ni con trastienda llegamos.

      Hay que curarse de envidia y dejar de erigirnos en defensores de la pureza fotográfica.

      Otro gran ejemplo de posados, tiempo y medios es Sebastián Salgado. Por supuesto, con excelentes y maravillosas fotos.

      Pero dicho esto no voy a renunciar a estudiar las fotos de McCurry, Salgado y fotógrafos de ese calibre.

  6. McCurry tuvo su gradioso momento y lo alarga dia a dia todo lo que puede, dilatando al maximo su carrera «fotografico-comercial».

    Obviamente, simpatico o no, lo de los retoques photoshoperos lo bajo del pedestal divino en que el simple pero espectacular retrato afgano lo havia encumbrado.

    Aun que para muchos ya no sea divino, y otros tantos decidan odiarlo eternamente (cosas inevitables en la red de redes). Para otros tantos (muchos millones de almas) seguirá siendo un referente a admirar y seguir.

    Lo que le queda y supongo pretende con el documental y más cosas, es (para el gran publico, otra cosa es para los profesionales y pasionales de la fotografia) acabar siendo una especie de leyenda tipo Henri Cartier Bresson, Salgado, etc.

    Creo, me guste aqui o no, que algo conseguirá de ello, algo.

    Veremos.

    Un saludo.

  7. Desconozco la mayor parte de su obra. En cuanto al retrato se refiere, y desde su visión del arte, este señor es un portento.

    Creo que hay un vicio enorme en la fotografía que la hacen especialmente ingrata respecto de otras artes. La primera es que el espectador no las aborda cómo experiencia estética o cómo lugar de conocimiento. Confronta las obras desde una postura moral bueno / malo. Eso lo extiende después a la persona que hay tras la cámara.

    Honestamente, me parece bastante miserable y paupérrimo. Ese fotógrafo empeñado en demostrar que es buena persona ante todo creo que es un moralista de lo más innecesario.

  8. Mas allá de las polémicas, la moral, el vicio y la virtud, McCurry tiene algo que lo distingue y es que sabe colocarse instintivamente, elegir escena, componer con maestría, valorar estéticamente la escena y situarse. Parece que todos los fotógrafos debemos saberlo y hacerlo sin pensar, pero no es así en absoluto.
    Si a una técnica muy precisa le sumas un buen olfato para la toma y una dirección artística, pues ahí lo tienes

    • Completamente de acuerdo. Al margen de los pecadillos que eventualmente puedan cometer, los genios lo son por tener un talento del que carecen los mediocres, no por haber sido creados por la Industria, tal y como la propaganda del indocumentado nos dice derramando bilis contra McCurry, contra el mundo y contra la naturaleza porque las musas no le dieron el talento necesario para haber hecho una foto decente en su vida. Ni siquiera el poder horizontal puede procurar remedio a sus males y de ahí su cólera.

  9. El marxismo ha perdido la partida en el terreno económico así que pretende llevarse la revancha en el terreno cultural, y lo está consiguiendo. Una cruzada ideológica contra todo lo excelente, contra todo lo meritorio, contra todo lo que significa esfuerzo y talento recorre el orbe. Vivimos un nuevo orden mundial de la igualación por abajo donde a todo aquel que sobresale por méritos propios se le corta la cabeza, se minimiza sus innegables valores y se magnifican sus defectos. Vivimos el ocaso de los ídolos, en la conjura de los necios y la sobrerrepresentación de las hordas de mediocres. Así lo decretan lás élites a mayor gloria de su imperio sobre los tontos útiles y sin criterio que sólo en el hecho de su igualación por abajo hallan consuelo.

    • Consumiste todos los manuales de éxitosos y meritocráticos que encontraste a mano y los vomitaste en 10 lineas seguramente para sentirte que perteneces al mismo barrio. La crítica a S. McCurry puede no gustarte, y evidentemente a algunos no les ha gustado, pero ninguno de ellos llegó al punto de sacar la espada falangista para discutirla. En fin, para que gastar pólvora en chimangos, dirían en mis latitudes, mucho más al sur que las tuyas….o quien sabe!

  10. Ese lenguaje de “periodismo defensivo” os equipará con la peor prensa manipuladora del periodismo digital español de poca ética. bueno..de ninguna.
    ¿Creíais que todos los que os leerían estarían de acuerdo con vuestras neurosis obsesivas contra un consumado artista?.
    El próximo personaje lo esperamos de otros genios malas personas de los que nos vanagloriamos como País.
    Empezad por descargar vuestras neurosis obsesivas analizando desde vuestro punto de vista a Picasso, Tapies, Aberti, Cela.
    Eso si….hacedlo de forma cobarde y defensiva como habéis hecho con MC Curry.
    Por las reacciones que veis aquí, ya veis que NO habéis tenido mucho éxito con vuestras insinuaciones de tirar la piedra y esconder la mano.
    Pedidnos perdón a los que os seguimos o OS QUEDAREIS SIN NADIE.

    • ¿Cobarde? ¿Esconder la mano? Creo que el artículo va firmado. Por cierto, ¿has visto el documental?¿Sabes qué opinan compañeros y compañeras de McCurry sobre sus fotos y el personaje? ¿Estás al tanto de lo que supuso el escándalo de Photoshop para su obra? ¿Conoces de primera mano cómo trabaja al llegar a un lugar, qué comentan quiénes han formado parte de sus producciones o han tratado con él? Entiendo que no estés de acuerdo con lo que se comenta en el artículo pero, créeme, está suficientemente bien documentado como para que no sea un «es que me cae mal» o «sus fotos no me gustan». Saludos

  11. Lo de McCurry yo no creo que sea nuevo, ha sido victima de su propio éxito, la niña Afgana, le trajo reconocimiento, mundial, pero también es como una losa, pesada, un caso similar al de Dorothea Lange, con aquellos maravillosos retratos de la gran Depresión Norteamericana, de 1929, alguien se acuerda de sus fotos posteriores, la fotografía es así, no se hacen obras maestras como churros, eso pasa muy pocas veces, en la vida por mucho talento que se tenga, por eso en ese afán de, mantener ese nivel, esa fama, pues ha caído en la tentación de recurrir a los múltiples trucos de la edición que pasan mas o menos desapercibidos, en otros ámbitos de la fotografía, pero que están francamente mal vistos, en la fotografía documental, en cuanto a su carácter su forma de ser pues no se, una de las cualidades para un fotógrafo documental es el don de gentes, el saber tratar con las personas, y si, ser simpático, entrante, ayuda, si como dicen es huraño y antipático, pues esto no le ayuda mucho, esto de generar repulsa y malos rollos a su alrededor, solo trae problemas, como evidentemente actualmente los tiene,

  12. Es curioso que en el artículo critican que el documental es un «blanqueo» del fotógrafo, y supongo que para compensar, su autor se dedica todo el tiempo a echar pestes sobre McCurry. Pues bien, independientemente de lo buena o mala persona que sea, de lo buen o mal compañero que fuera, lo que es indudable es que es un fotógrafo como la copa de un pino, un auténtico maestro del color y la composición, y esto no lo va a poder ensuciar este artículo, que por otra parte tampoco es que emuestre su autor que es «mejor» persona que McCurry, pues difícilmente lo es alguien que se dedica a desprestigiar a otro de esta manera. ¿O a lo mejor es envidia, sana por supuesto, cuando ve sus propias fotos y las compara con las del diablo McCurry?

    • Totalmente de acuerdo. Es de mal gusto esa crítica desmedida a un fotógrafo de la dimensión de Steve Mccurry. Creo que su obra fotográfica está fuera de toda duda (si no ya apaga y vamonos), y creo que esta página web está dedicada a la fotografía. Este artículo parece más salido del Salvame que otra cosa, fruto posiblemente de una mala experiencia personal del redactor, o simplemente derivado de la envidia.
      PD: en el Reina Sofia, justo antes de acceder al Guernica, te dan un tríptico hablando de lo antipático y mujeriego que era Don Pablo Picasso.

  13. En todos los artículos que no son específicamente de cacharros es marca de la casa el proporcionar información trufada de opinión, y más concretamente abundan las pildoritas de superioridad moral donde el articulista plantea abiertamente su necesidad de salvar al mundo de los peligros que le acechan por el eje del mal.

    «Patinazo aquí de los guionistas si lo que pretendían era transmitir cierta cercanía porque lo único que consiguen es recordarnos que ciertas maneras de trabajar y actitudes ya han caducado.»

    Después de leer esto nos quedamos con la duda de saber cuáles son a juicio del articulista las actitudes que han «caducado» y qué pautas deberian corregirse pues es evidente que el acusado ha contravenido alguna norma y se ha mostrado politicamente incorrecto.

      • No veo donde está el problema en sacar una foto a un niño dormido. Enséñame la ley que lo prohíba. Hubiera sido peor despertarle para pedir permiso. De qué más actitudes criminales de McCurry estás hablando porque como todas sean como esas me parece que no va a necesitar abogado para la caza de brujas de la que es objeto.

        • Hola Carlitros.
          Bienvenido a Photolari, medio en el que publicamos «reviews» que, por lo visto, no te gustan. Pese a ello, curiosamente pasas por aquí a dejar tus comentarios. El segundo de ellos para defender a McCurry y, de paso, faltarnos al respeto. Gran estreno.
          Respecto a tu «argumento», no recuerdo jamás haber publicado la foto de un menor patinando. El único niño que a veces sale por aquí es el hijo de Álvaro.
          Por otro lado, como seguramente entenderás si has leído el artículo, esto no va simplemente de pedir permiso -cosa que siempre se ha hecho si la escena lo requería- sino de actitudes y latitudes. Un viejo debate en el documentalismo, en realidad. Pero buen intento.
          Saludos

          • Entendido: todo argumento que no venga a coincidir con el propósito de infamar a McCurry que anima este artículo no es bienvenido. Cualquier argumento en contra de este propósito se califica de irrelevante o de indocumentado y será señalado por no ajustarse al…. «debate», y eventualmente podrá ser discrecionalmente eliminado. Oído cocina.

            • Si lees los comentarios, la mayoría van en esa dirección que indicas. Eso sí, los que llegan por primera vez a nuestra casa y encima son unos maleducados, pues ya tal (Por cierto, decir “tu no haces fotos como McCurry es un argumento regulinchi. Y otra cosa que ayudaría al debate es que no usaras cada vez un nombre de usuario)

  14. Esperaré a que el documental llegue a los servicios de streaming para mirarlo y poder criticar con sentido y conocimiento la obra audiovisual en cuestión.

    McCurry no es santo de mi devoción (fotográficamente hablando) pues ni siquiera la niña afgana tiene algo que me haga decir «¡hala, qué fotaza!».

    Particularmente comencé a ver su obra con otros ojos cuando se supo que metía photoshop a saco. Pues, la dificultad propia del acto fotográfico que requiere una maestría artesanal de reacción y composición en tiempos perentorios (más aún en película) se veía diluida y corregida en los cuartos oscuros y el ordenador: recolocando, pintando, acentuando y en general dibujando su manera ver la escena… esto es lo que hace cualquier otro fotógrafo, entonces… ¿qué tiene de especial su obra?… me respondo: una edición muy prolija. Punto.

    En el siglo pasado la práctica odiosa e irrespetuosa de que los fotógrafos cosificaban a sus sujetos cuando se encontraban en situaciones de apremio económico no era mal visto.

    Hoy día se ha avanzado mucho en lo que respecta al derecho a la imagen y su explotación, por ende, SI que es válido considerar que hacer un retrato a un niño y usarlo sin el consentimiento expreso de los padres es reprochable sin importar que hayan leyes o no en el sitio donde se haga la foto.

    Pues lo que es realmente reprochable (anacrónico y retrógrado) es el acto de aprovecharse de los tecnicismos leguleyos para sacar beneficio. No la fotografía en sí misma.

    La misma consideración para quienes -dinero o bienes de por medio- montan un tinglado con los sujetos a los que fotografían y luego quieren hacer pasar su obra como un documentalismo que refleja la realidad o situación del sitio.

    Lo reprochable no es la fotografía -que puede resultar tan espectacular como la del pescador chino y su cormorán- sino el omitir informar al público de que esa imagen representa la visión del fotógrafo y que no se parece a la realidad que cualquier otra persona puede percibir al estar en ese lugar o con esas personas.

    Que hayan quienes no compartan esta opinión, pues tienen libertad para expresar su disconformidad pero con respeto y, ello significa, que deben abstenerse de elaborar argumentos personales en contra el autor.

    Por ello considero que quienes echan mano del argumento de la «superioridad moral» para denostar la opinión del otro lo que demuestran es la inhabilidad de empatizar y abrir el criterio propio a la posibilidad de ver que una historia/escena/personaje puede tener varias visiones según quien esté detrás de la cámara (o del teclado).

    Salud y saludos.

    • «En el siglo pasado la práctica odiosa e irrespetuosa de que los fotógrafos cosificaban a sus sujetos cuando se encontraban en situaciones de apremio económico no era mal visto»

      En el siglo pasado, en este y en cualesquiera siglos en que siga existiendo la fotografia el sujeto fotógrafo objetualiza lo que fotografia, que por el mero hecho de ser una representación se convierte automáticamente en cosa: se cosifica. Y esto vale tanto para los fotografos más atrevidos como para los más pudibundos y respetuosos con los asi llamados «derechos de imagen». Por mucho que esto remueva la fibra sensible del buenismo mojigato la realidad es la que es. Se cosifica tanto a la mujer que sale anunciando compresas por la tele como al chico al que se caza haciendo Skateboard por la calle en una toma de istrit fotografi. La fotografia, toda, cosifica, y esto es un hecho objetivo irrefutable.

  15. Desde luego, no podeis negar el exito del artículo.
    Me parece muy acertado que se haya publicado este artículo. De eso se trata , de estar al día en el mundo de la fotografía. Si ahora alguien va a decir que el protagonista, S.McCurry, no merece ser mencionado, pues vale, pero es una opinión entre muchas otras.
    No olvideis la educación en los debates, y no olvideis que cada uno puede tener una opinion, pero debe respetar cualquier otra opinión por mucho que se oponga a la suya propia. Eso se llama libertad, que precisa de mucha EDUCACION. No puedo por menos que agradecer a Iker y a Alvaro su dedicación. Por favior, no saqueis conclusiones sin argumentos.Y no falteis al respeto a nadie. Se supone que compartimos una afición y es por eso que entramos en este sitio a diario para enriquecernos.

  16. No conozco al fotógrafo pero sus fotografías hablan por él.
    El arte del que se habla mucho si es arte no debería tener reglas. La fotografía puede cumplir diferentes roles interminables para enumerar, pero en mi consideración el mayor mérito es impactar en el espectador provocando fuertes sensaciones como ser alegría o tristeza entre otras,
    La manipulación fotográfica comienza desde el mismo revelado, aunque sea el mínimo de arreglo. Manipular el color es un arte si se hace bien y en este caso, a mi criterio lo es.
    Las fotos me han impresionado y el color en las fotos dramáticas hieren más los sentimientos.

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