Pocos, muy pocos, son los autores cuya aparición tardía y magnitud de su obra han obligado a reescribir la historia de la fotografía. Uno de ellos es, sin duda, Saul Leiter, uno de los pioneros de la fotografía en color cuyas fotografías siguen fascinando y deleitando por igual a todos aquellos y aquellas que las miran.

Este ‘The unseen Saul Leiter’ es lo último que se ha publicado sobre este fotógrafo que dejó a su muerte, con casi 90 años, más de 40.000 fotografías por revisar y catalogar.

76 de ellas pueden verse por primera vez en este fotolibro, en una cuidada y bella publicación de la editorial RM, acompañadas de tres estupendos textos en español escritos por los máximos responsables de este libro; Margit Erb, la que fuera ayudante de Leiter en sus últimos años de vida y actualmente presidenta de la Saul Leiter Foundation, y el marido de Erb, el periodista Michael Parillo.

Defensor a ultranza del color y de la utilización del teleobjetivo en la fotografía de calle para lograr sus características y bellas abstracciones, Leiter y su obra no lograron su más que merecido reconocimiento hasta que el autor cumplió los 80 años, gracias, especialmente, a la publicación del que es su libro de referencia, el famoso y cotizado ‘Early Color’.

Este ‘The unseen Saul Leiter’ se complementa perfectamente con el anterior y nos enseña nuevas imágenes de las miles que Leiter tomó muy cerca de apartamento neoyorquino en el que vivía.

En el vídeo, os muestro el libro en su totalidad al tiempo que os doy algunas claves para entender el trabajo de este maestro del color y os leo extractos de uno de los textos incluidos en esta edición, escrito con cariño y profunda emoción por la propia Margit Erb.

34 COMENTARIOS

  1. Cuanto mayores son las evidencias de que el encefalograma del cadáver es efectivamente plano con más tesón se esfuerzan vanamente en reanimarlo; cuanto más incierto e inviable se vuelve el futuro de la fotografía más imperiosa se vuelve la necesidad de reescribir el pasado para rescatar viejas glorias que nadie nunca vio ni reconoció como tales. Pero el Déjà vu que impone autoritariamente el presente sobre la iconosfera arruina toda posibilidad de que aún quede algo inédito que nos quede por ver o nos sorprenda, salvo para l@s neófit@s que aún no sufren de ojos cansados y les maravilla cualquier fruslería.

  2. Otra recomendación interesantissima.

    Aun que no sea estrictamente un tema fotografico, el hecho que no le sobrara el dinero, como a Vivian Maier, Gordon Parks y tantos otros, te aproxima más a el.

    La dedicatoria, una delícia.

    Las fotos, una maravilla que nos muestran un tiempo y lugar (EEUU) que siempre atrae.

    Lastima no conocer a la persona, seria la guinda.

    Gracias, como siempre Leire.

  3. Se agradece dar a conocer a este autor que no conocía y que sin duda tiene mucho mérito y corresponde poner en valor, aunque por lo visto en las fotos del video diría que honestamente, salvo alguna cosa muy puntual, no veo nada en el conjunto que me llame especialmente la atención y consiga fascinarme al extremo…. desenfoques, barridos, encuadres aleatorios, una fotografia destartalada, repetitiva y un tanto caótica que navega entre la figuración y la abstracción y que se queda en tierra de nadie. Tal vez pudo tener algun valor revulsivo hace medio siglo pero hoy en día toda narrativa transgresora, aun la del pasado, resulta anacrónica pues en fotografía las «revoluciones» durante cinco minutos, el tiempo que se necesita para que lo «original» sea clonado, repetido hasta la extenuación y jaleado por la vocación infantil de pretender decir algo nuevo cuando ya todo ha sido dicho de mil formas distintas y con idéntico resultado negativo. Me resulta mucho más sugerente e intemporal la fotografia de un Vari Caramés, por ejemplo, que opta con decisión y valentía por lo abstracto y su valor plástico resulta mucho más inspirador y convincente. Por desgracia, Vari no es yanqui.

    No sé, tal vez paso muchas horas recluido en 500px, Tumblr,  Flickr, etc… y ya nada me sorprende, quiero decir que si estas fotos las hubiera visto a pelo en redes desprovistas de un aparato conmemorativo y mistificador como el de esta edición libresca tan cuidada seguramente no les habría dedicado ni un minuto. Si convencionalmente cualquier tiempo pasado fue mejor, en fotografia esta consigna alcanza un valor cuasi religioso. Deberíamos aprender a «leer» objetivamente ese pasado desprovisto de su atributo sobreañadido de reliquia sagrada, y tal vez entonces su pretendido valor artístico no ocultarla su auténtico carácter inane.

  4. Por lo que se puede ver, este buen hombre es sólo una invocación precaria del verdadero pionero del que seguramente aprendió y con el que seguramente soñó en llegar a plagiar, de ese que verdaderamente consiguió elevar el color a categoría de arte. En Eggleston lo mundano esconde una decisión y una disciplina que está lejos de ser vulgar o improvisada, sus fotos no tienen nada de corrientes y aunque apelan a la vida ordinaria la elevan de modo enigmático. Detrás de la engañosa apariencia de casualidad subyace un intenso sentido de la forma y el color y su mirada concede un potente significado a lo ordinario que se traduce en un cambio de paradigma perceptivo-cultural.

    Nada de esto se encuentra en este tal Leiter, su falta de pericia a la hora de manejar los elementos disponibles lo hace refugiarse en lo aleatorio, en lo fragmentario y en lo abstracto para salvar la escena con un resultado más bien mediocre, de ahí que nadie lo haya reconocido cuando estaba activo y ha sido necesario que esa postmodernidad que ha desacralizado la fotografía lo rescate del baúl de los recuerdos para ocupar una vacante en ese panteón de figuras ilustres del que al parecer anda tan necesitada.

  5. No voy a incidir en lo que ya se ha apuntado más abajo hace un rato, ahondar en la herida sería cruel, pero es que calificar de «gran maestro de la fotografia en color» a nadie que no sea el gran William Eggleston da mucho dolor de corazón. Me atrevería a decir que tal aseveración hecha por alguien que dice ser estudiosa de la cosa hace llorar amargamente al Niño Jesús.

  6. ¡Madre mía! los comentarios de Photolari se están volviendo últimamente de las cosas más ridículas que he visto en internet en años. Ni Forocoches, ni los comentarios de Youtube, nada está tan lleno de vendehumos y gente buscando un poquito de atención a cambio de generar unas polémicas cutres y sin sentido. Encima, pensarán que son muy buenos argumentando cuando solo provocan risa por lo ridículos que resultan sus comentarios.

    Ánimo a Leire en la gran labor divulgativa de la fotografía que realiza, pese a que de vez en cuando aparezcan estos imbéciles para dar la brasa. Y gracias a Photolari por seguir trayendo este tipo de contenido aunque muchos no lo entiendan.

  7. Leiter es fundamentalmente un fotógrafo de calle, su pequeño cosmos está circunscrito a la calle. Podría ser considerado un maestro de la foto callejera? Es posible, lo que está claro es que para él el color es un medio, un recurso expresivo subsidiario de su intención fotográfica, porque sigue anhelando la abstracción que sólo el blanco y negro puede en principio otorgar, digamos que es un fotógrafo que tira en color pero piensa en blanco y negro a cuya estética sigue en realidad subordinado. Sus fotos manifiestan esa tensión irresoluble y su incapacidad de trascenderla a través de un lirismo fallido y una artisticidad precaria y dubitativa.

    Eggleston trasciende todo género, para él el color es un fin en sí mismo que le sirve para liberarse de cualquier servidumbre anterior, tanto la forma de la que no reniega como la composición que domina están al servicio del color que es el verdadero protagonista, y lo encuentra en cualquier parte, tanto en la naturaleza como en el ámbito urbano, tanto en los sujetos como en los objetos, tanto en exteriores como en interiores: convierte el color por el color en el epítome de lo expresivo y hace de su capacidad para divinizar lo banal y monumentalizar lo cotidiano su sello exclusivo que le distingue netamente de todo lo que hasta entonces se había hecho.

    Leiter querría ser pintor pero sus limitaciones le constriñen a quedarse en mero fotógrafo condenado a una trayectoria gris que sólo a título póstumo obtendrá cierto reconocimiento. Eggleston asume sin complejos desde el principio su condición de fotógrafo vislumbrando posibilidades insospechadas en la cámara y pronto verá su obra colgada en las paredes de los museos donde exponen los pintores, lo que supone un punto de inflexión en la historia de la fotografía de color que con pleno derecho es ahora considerada arte. Prodigios de la coherencia y el talento!

    Por todo ello no sin razón se dice de Eggleston que es el «padre» de la disciplina que establece un antes y un después revolucionario en la consideración que se tenía del color, así que haciendo de abogado del diablo me temo que hay que dar la razón a los que afirman que el título de «El Gran maestro de la fotografía en color» corresponde en exclusiva a él y su hegemonía y patrimonio son indiscutibles. Antes de dedicar artículos a los segundones debería ser prioritario revistar a los grandes referentes.

      • Por lo que ido siguiendo a Leire, no es categorica y da margen para que todos tengamos nuestra opinión.

        Es decir, ciertamente califica a Saul de maestro del color pero no creo recordar (puede que si) que lo califique como el mejor maestro del color. (A bien seguro que a Eggleston tambien lo calificaria de maestro)

        Os lo tomaís todo muy-muy a pecho. Leire no pretende (o así lo veo yo) sentar bases indiscutibles.

        Simplemente pretende descubrirnos fotografos. (Algunos seran muy conocidos, otros no tanto y muchos/algunos desconocidos hasta su mención)

        Ello no quita que, por ejemplo tu, tengas una bastissima cultura fotografica que este muy por encima de los conocimientos de Leire y te descoloque que se le aplique segun que adjetivos a segun que fotografos. Por ejemplo, maestro del color a Saul..

        Pero es que no creo que la intención de Leire vaya por ahi.

        La veo mucho más distendida, sin pretensiones pero abriendo puertas que para muchos no sabiamos ni que existieran.

        Que Eglestone es el top? Pues Vale.
        Que Saul piensa en monocromo? Pues Vale.

        Relajaos-relajaos..para la gran mayoria esto es un hobby con el que disfrutar.

        Nada más, ni menos.

        Un saludo.

    • ¡Hola!

      ¡Madre mía, qué gozada ver un debate con comentarios tan extensos y trabajados! Pero, hombre, no le llames “segundón” al pobre Leiter, con ese tono peyorativo, más teniendo en cuenta que él empezó con el color hacia 1948 mientras que el gran Eggleston no lo hizo hasta 1965… Es un dato, sin más, que me ha venido a la cabeza al leer lo de segundón, aunque creo entender que esto de la fotografía no es una carrera ni nada por el estilo.
      En cuanto a lo que comentas… yo jamás he comparado a Eggleston con Leiter, ni lo haría, porque a nada que sepas un poco de fotografía te das cuenta de que las obras de ambos son tan diferentes que no tiene sentido compararlas. Es como si, llevando este debate al blanco y negro, nos pusiéramos a comparar el blanco y negro de William Klein con el de Cartier-Bresson, o el de Robert Frank, por citar un par de ejemplos. Un sinsentido cuyo objetivo tampoco tengo muy claro. En toda la historia de la fotografía… ¿sólo hay sitio para un (gran) maestro del color? ¿Y quién sería, entonces, el gran maestro del blanco y negro? Son debates que están bien y pueden ser divertidos mientras te tomas unas cervezas, pero que ni en lo práctico ni en lo académico llevan a ninguna parte.

      La fotografía en color jamás podría entenderse sin la figura del gran William Egglestone, en eso estamos de acuerdo, no hay discusión posible. Pero borrar o minusvalorar de un plumazo nombres como el de Leiter, Haas, Sternfeld o Shore y tacharlos de “segundones”… No sé, la verdad. Yo me quedo con todos ellos, reconozco la calidad de sus trabajos y su innegable contribución a la historia de la fotografía. Ninguno de ellos es, a mi humilde parecer, un “segundón” respecto a nadie. Y el color, en fotografía, es mucho más que William Eggleston.

      Tampoco es cierto que Leiter pensara en blanco y negro, más bien todo lo contrario. Antes de ser fotógrafo fue pintor, de ahí su capacidad y maestría al hacer abstracciones con el color. Abstracciones que, por cierto, nada tienen que ver en parámetros y dimensión con las del blanco y negro, ya que el blanco y negro en sí es una abstracción, cosa que no sucede con el color. Leiter siempre se quejó, por ejemplo, de que durante muchos años, demasiados, solo se considerara artística la fotografía en blanco y negro y se menospreciara la de color, más teniendo en cuenta, según él mismo argumentaba, que la vida es en color y que vemos, pensamos y soñamos en color.

      Así que… ¿Eggleston o Leiter? Los dos, siempre. La obra de Egglestone, que tan bien conoces, y la de Leiter (con el uso del teleobjetivo en la calle, sus composiciones y construcciones cromáticas claramente herederas de sus años de pintor) no son comparables. Además, ¿para qué compararlas? Ni mucho menos chocan ni compiten entre sí. Son tan diferentes… Y por eso son, a su vez, tan complementarias y tan necesarias para entender y disfrutar de la fotografía en color. Que a uno le reconozcan su trabajo antes o después, estando vivo o ya muerto… ¿quita valor a su obra? ¿vale menos la obra de Atget porque no fuera reconocido en vida? ¿O la de Vivian Maier? Y hay cientos de ejemplos más.
      Disfrutemos de Eggleston y disfrutemos de Leiter, reconozcamos su maestría (sí, la de ambos, en su estilo y en su forma tan diferente de expresarse a través del color) independientemente de que uno nos pueda gustar más que el otro. A mí hay grandísimos fotógrafos y fotógrafas, de contrastada trayectoria, que no me gustan, porque el gusto es algo personal que atiende a parámetros subjetivos, pero cuando a pesar de eso aprendes a distinguir y ver la innegable calidad de su obra (a mí me pasa, por ejemplo, con Cartier-Bresson o Alex Webb, por citar dos ejemplos de fotógrafos que no me emocionan nada), cuando aprendes a separar y distinguir eso, es entonces cuando realmente entiendes la fotografía. No es necesario menospreciar a nadie para adorar a nuestros referentes.

      ¡Saludos y gracias por vuestras aportaciones!

      • La historia de la fotografia está repleta de pintores frustrados que por falta de talento se apuntaron al banderín de enganche de la fotografia para acreditar una adscripción artística que es meramente convencional y para nada real pues la fotografía jamás ha sido ni será una de la bellas artes. Como bien sabes la fotografía nace como disciplina científica destinada a proporcionar una representación objetiva de lo real y más tarde es esa legión de desahuciados del arte la que se inventa un pictorialismo a la carta para dar una pátina de prestigio a su falta de talento a la hora de embadurnar cabalmente un lienzo. Leiter se remonta a esta tradición y en caso de tener alguno su único rasgo de «originalidad» pasaría por haber conmutado la «figuracion» por una abstracción fingida para la que la fotografia siempre ha estado muy poco cualificada y que de hecho ha sido tratada como un elemento extraño que nunca acabó de cuajar pues el efecto de realidad se acaba imponiendo autoritariamente sobre cualquier veleidad abstracta.

        La postmodernidad, aun la fotográfica, desdeña toda autoridad y condena toda jerarquía así que llamarle «segundón» es en realidad hacerle un favor; calificativo que le circunscribe restrospectivamente a la época en que efectivamente había grandes maestros con su correspondiente legión de acólitos que nunca se avergonzaban de serlo; luminarias que sí escribieron un capítulo aparte en el volumen de la historia de la fotografia a diferencia de otros que merecen poco más que una nota a pie de página. Así que llamarle «segundón» en fotografia siempre será más respetuoso y comedido que llamarle «pintor frustrado».

        • Con la utilización y defensa de expresiones como «legión de desahuciados», «segundón» y demás creo que queda muy claro por dónde va este supuesto debate y el objeto que persigue. Sobre todo porque, aunque muchísimas veces no somos conscientes de ello, esos calificativos tienen ida y vuelta; es decir, mientras por un lado buscan describir con más o menos acierto a una persona, cosa o situación, por otro, y al mismo tiempo, retratan perfectamente a quien los utiliza. Y con eso creo que queda todo dicho.

          Saludos.

  8. Primero de todo, gracias, Leire por el vídeo y la labor divulgativa.

    Segundo, no tomaría en serio a alguien que comenta escondido tras seudónimos, ademas ridículos. Menos cuando en todo ese discurso suelta premisas como que la fotografía no es un arte.

    No conocía a este fotógrafo. No conozco a muchos, la verdad. En todos los años que llevo apasionado con la fotografía, he visto y disfrutado viendo miles de fotos, con las que he aprendido, me han influenciado… pero no me suelo quedar con los nombres de los autores. Supongo que soy un poco zote para eso, o quizá es que no me importa quien hizo la captura y sí lo que capturó. Y me quedo con eso.

    La fotografía es taaaannn grande en cuanto a posibilidades, estilos, fotmatos, realidades, ficciones y demás, que lo realmente importante es disfrutar con el propio hecho de fotografiar. NADIE tiene la verdad absoluta y hay tantos gustos, tantas opiniones, como personas en poder de darlas.

    La fotografía no es un deporte de eliminación. Nadie gana. Todos ganamos; hablo de emociones, claro está.

    A partir de aquí, como análisis de lo poco que he podido apreciar de este autor en el vídeo y de sus fotografías en el perfil de Instagram, me quedo con que juega muy bien con los espacios negativos, que se apoya mucho en lineas para crear flujos visuales y que utiliza bastante el enmarcado natural.

    No acabo de ver ejemplos claros ni una continuidad en la obra para destacarle como maestro del color. Que te guste la opción del color frente al blanco y negro, es una decisión personal para realizar las fotos, pero eso no te hace maestro. Los mejores ejemplos de color que he visto en sus fotografías son de juegos de complementarios azul/ naranja, que son los más comunes en fotografía de calle a la hora adecuada. Pero reconozco que apenas si he podido apreciar unas 50 fotografías de este autor. Seguramente esté equivocado.

    No le niego la calidad fotográfica para nada, me parece muy bueno.

    A nivel técnico trabaja casi todo con aperturas amplias jugando abundantemente con el juego enfoque desenfoque para destacar el punto de interés. Me parece que la mayoría de las fotografías están hechas con focales entre 35 y 50 mm. No veo entre las imágenes que he podido apreciar, apenas un par de fotografías hechas con teleobjetivos, no sé a qué fotos te refieres, Leire, para comentar el uso de ese tipo de focal; quizás hay fotos que no he visto.

    Gracias de nuevo por el artículo.

    • «No acabo de ver ejemplos claros ni una continuidad en la obra para destacarle como maestro del color. Que te guste la opción del color frente al blanco y negro, es una decisión personal para realizar las fotos, pero eso no te hace maestro»

      He pensado exactamente lo mismo, me atreveria a decir que en este autor el color no es el verdadero protagonista y que su gran maestría queda en suspenso a la espera de argumentos verdaderamente convincentes. Tal vez el titular del articulo peca de efectista, hiperbólico y destila un cierto aire a clickbait.

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