La popularidad de Instagram -la red social que, antes de convertirse en un escaparate de egos y marcas, un día estuvo dedicada a la fotografía- hace que la originalidad de las imágenes compartidas sea una especie en peligro de extinción. Poses, localizaciones, temas, encuadres y demás se repiten en una sucesión interminable de clichés que Instagram Stories sólo se ha ocupado de convertir en vertical y hacer que, por lo menos, ahora sólo duren 24 horas.
Y aunque señalar lo obvio se haya convertido en un deporte casi tan cansino como muchas de las propias imágenes, cuando alguien se toma la molestia de recopilar centenares de esas instantáneas y ponerlas unas al lado de otras se percibe la dimensión de la tragedia. Como diría Fontcuberta y su postfotografismo, ahórrate esa foto porque alguien ya la ha hecho antes.
Y unas cuantas veces, a la vista de lo que expone el vídeo Instravel que, tirando de hashtags populares entre los más viajamos de Instagram, ha puesto música a toda esa colección de fotos repetidas y casi crónicas que todos hacemos cuando vamos a los mismos lugares. El que esté libre de pecado, que levante la mano.
Lo irónico del asunto, es que ni siquiera esta idea es original, porque un vídeo muy similar (Clichés) ya estaba hecho y en su momento su autor advertía que hablar de clichés es también un cliché. Que la música sea la misma en ambos no queda claro si es una coincidencia o parte del chiste.
De hecho, todo es tan repetitivo que posiblemente el artículo que escribimos en su momento para hablar de aquel vídeo y reírnos de las poses y las fotos de Instagram se parece demasiado a este.
Lo que es curioso de Instagram es la necesidad imperiosa que tienen algunos en promocionar con 300 hastag cada puñetera fotito que hacen por muy buena que sea. Se vende la fotografía por puro mercantilismo baratuno. Si de verdad amáis vuestro planeta y queréis cuidarlo, no uséis masivamente vuestro ego lanzando hastag a diestro y siniestro. Aburre. Y de seguirte y esperar a que le sigas para 3 horas despues dejarte de seguir es la repolla…Paletos.
Me encanta la facilidad con la que se insulta a la gente. Que no te gusta que pongan hashtags? pues eres un paleto. Cuanto individuo conocedor de la verdad suprema hay por aquí, que pretende salvar al universo con sus dogmas.
Y que tendrá que ver amar el planeta y querer cuidarlo a poner mas o menos hashtags en instagram??? … ejem
Respecto al vídeo, pues pareceria obvio y el vídeo demuestra que lo es. Si un lugar como, por ejemplo, la torre inclinada de Pisa que sale en el vídeo, es visitada por cientos al día, con seguro un alto porcentaje de instagrameros entre ellos por mera estadística, pues la repetición de la foto «tipo» ha de ser abrumadora. Y que además pongan el hastag #pisatower, pues te puedes imaginar.
Si a eso le sumas que ser instagramero no significa ser un «fotografo en buca de la foto diferente», pues…Y decir de cuantos chic@s jovenes narcicistas hay en el mundo con un espejo delante!!! jajaja
A disfrutar que son dos dias y a dejar disfrutar a los de mas, con o sin #hastag.
#saludosatodos 😉
+1. El que no quiera ver, que no mire. A mí no molesta ninguno ya que no tengo cuenta de Instagram, lo que no obsta para que cualquiera pueda hacer lo que le venga en gana con sus fotos, sean archirepetitivas o ultramegasuperchachioriginales.
Lo que está claro es que al turista que lleva la cámara para guardar momentos no se le puede pedir originalidad, ni nada. Es más, gracias a las redes lo que se limita es a reproducir las poses, los lugares y las fotos que ha visto antes en esas mismas redes. Y es que para ellos no funcionan como un lugar donde exponer su «arte», sino una plataforma para venderse a sí mismo delante de sus amigos y conocidos, vecinos, compañeros de trabajo o del gimnasio.
En la era del individualismo era de esperar que el centro de las miradas sea uno mismo, y no el lugar especial, ni el momento.
Nadie pretende ya ser original, nadie pretende ser el sucesor de Edward Weston; la fotografía hace décadas que dejó de ser espejo de la realidad para convertirse ella misma en todo lo que hay; lo hiperreal de la representación (subjetiva) se superpone y anula lo real (objetivo) y en esa medida toda pretensión de originalidad es ficticia y condenada al fracaso. Original es el modelo, nunca la copia.
Lo que la postfotografía promete, y este es el gran acierto del Marketing, es una apropiación del mundo cada vez que se hace click; una forma de consumirlo asignando nuestra propia forma a la naturaleza; así, el postfotógrafo se enseñorea sobre la Realidad imponiendo sobre Élla su Ley propia (Kant).
Pero el Señor lo es a condición de ser al mismo tiempo siervo: la promesa del consumo es infinita y está condenada a no ser nunca saciada: la propia naturaleza del apetito siempre pide más: no se puede dejar consumir, de tragar, de engullir, de aniquilar la jurisdicción y autonomía de aquello que es consumido si se quiere seguir vivo: si se quiere mantener viva la ilusión de que el mundo es una construcción exclusiva de su mente = cámara.
Contra este fraude de que hay tantos mundos posibles como postfotógrafos, contra esta insensatez de que una determinada cámara de una de una determinada marca con unas determinadas especificaciones sacará a relucir la creatividad privilegiada que hay en todos y en cada uno, contra la sugerencia de que cada postfotógrafo inaugurará una nueva y gloriosa página en la Historia de la Fotografía….. contra todo eso la evidencia de que todos los mundos se asimilan y reducen a un solo (no hay hechos, sólo interpretaciones: Nietzsche; si no hay hechos no hay nada que interpretar: Asclepio), la anodina constatación de que los millones de Torres Eiffel son todas una y la misma Torre. Porque de lo que se trataba no era de dar reivindicar una novedad imposible, sino, como se viene diciendo, de consumir, a saber: de vender.
Y de eso tienen la culpa las redes sociales sólo en calidad de cooperador necesario. Los responsables del fraude son pocos; los que a sabiendas del fraude se lo tragan sin rechistar son los más, aunque se hacen perdonar sus pecados siendo muy críticos con Instagram.
Yo esas cosas me las hago en el baño… y solo.
Joder, qué risas me eché cuando, en vez de hacerlo en el baño, lo hacías y lo publicabas en QSD y Huguito Solo te ponía en tu sitio.
Los tiempos gloriosos 😀
Reconozco que me gusta leerte porque aunque disiento profundamente (en el arte no existen verdades absolutas), tu prosa es muy entretenida.
¡Saludos!
Dos correcciones muy breves que no tendrán contrarréplica por ser axiomas incuestionables:
1) En el Arte no sólo existen verdades sino que es el único sitio donde se da la verdad como desocultamiento del Ser a través de la belleza (Heidegger)
2) La fotografía jamás ha sido Arte, todo lo más una artesanía supeditada al prestigio de la pintura; una vez que ésta inicia su declive, aquélla, completamente abandonada a lo tecnológico, le acompaña en la caída.
La verdad puede tener muchas caras. En todo caso, lo que más me llama la atención es el punto segundo. ¿Cómo que la fotografía no es un arte? Extracto de la Wiki:
Cinco artes son comúnmente citadas en el siglo XIX, a las cuales en el siglo XX se le añadirán cuatro más para llegar a un total de nueve artes, sin ser capaces los expertos y críticos de ponerse de acuerdo sobre la clasificación un «décimo arte».
Al final del siglo XX, la siguiente lista establece las nuevas clasificaciones, al igual que el número de musas antiguas:
Arquitectura
Escultura
Artes visuales, que incluyen la pintura y el dibujo
Música
Literatura, que incluye la poesía
Artes escénicas, que incluyen el teatro, la danza, el mimo y el circo
Cinematografía
Fotografía
Historieta
https://es.wikipedia.org/wiki/Arte#Clasificaci%C3%B3n
Lista a la que yo, si se me permite, añadiría uno más: El ajedrez. 🙂
¡Un saludo!
http://www.abc.es/sociedad/20150623/abci-wikipedia-errores-garrafales-201506202121.html
Bien, bien, pero eso tampoco demuestra lo contrario.
Este vídeo evidencia que la democratización de la fotografía ha tenido como consecuencias más nefastas, entre otras, la vanalización de los recuerdos y la vulgarización de la fotografía. En definitiva, pérdida de valor y de transcendencia.
P.D.: el palo selfie es otra consecuencia nefasta a tener entre las primeras del ranking 😉
De la vulgarización de la fotografía, podría estar de acuerdo. La vanalización de los recuerdos, no se. Claro está que todo se ha multiplicado por mil, pero cuando no existian las redes sociales, e incluso la camara digital, los turistas que iban a la torre eiffel hacian la mayoría las mismas fotos, lo que se guardaban en un album de papel y no en las redes sociales. Por lo que ahora se puede hacer de forma «sencilla» este vídeo, pero antes no. Cosa que no quiere decir que no se pudiera hacer.
Puede que tengas razón y que gran parte de la culpa también la tiene la difusión masiva de los recuerdos en redes sociales.
+1 otra vez. En lo que discrepo un poco es que antes todos hicieran las mismas fotos solo que las guardaban en un álbum de papel. Y es que si hay una cosa que han aportado las redes sociales es el hecho de permitir comportarse como un espejo.
Es decir, que las fotos de la Torre Eiffel no es que sean siempre las mismas porque cada vez hay más gente que las visita, sino que en parte siempre son las mismas porque muchas de las personas que la vistan han visto antes en las redes sociales infinidad de fotos de la torre sacadas desde el mismo emplazamiento y ángulo, con la gente poniendo las mismas posturas delante de ella, e intentando forzar la misma perspectiva. Y lo que hacen cuando la visitan, incoscientemente, es reproducir la misma conducta.
Las redes sociales, a pesar de lo que mucha gente piensa, actúan más como tumba de la creatividad que como campo sin límites para esta, puesto que la mayoría de los mortales toman estas conductas como modelo de lo que debe ser o lo que se debe ver en un viaje a París. Indican el camino por donde seguir, solo que en este caso nunca se acaba, y el tonto siempre sigue.
No me voy a meter en cuestiones filosóficas como Asclepio, pero en la práctica, estamos mucho más condicionados de lo que a priori queremos admitir. Esto no significa que las redes sean la tumba del arte, porque antes había, y ahora también, gente que pinta cuadros sin tener ni repajolera idea, o que con dos clases de guitarra compone una mierda y piensa que es como Vivaldi, o así, ejemplos miles. No.
El arte pervive, pero no hay que intentar buscarlo en cada expresión fotográfica en las redes. Ahí lo que existe es la democratización de la libertad de expresión mediante su uso indiscriminado y la posibilidad de acceso con los móviles sobre todo, a la fotografía por la inmensa mayoría del orbe.
Cierto, yo no sabría decir, si las redes sociales son buenas o malas, o contrarias a la creatividad o la tumba de la fotografía, pero creo que no hay lugar a dudas que, para todo aquello que se hace masivo o disponible masivamente la pérdida de valor le es proporcional.
Instagram me duró dos días. Prefiero Flickr.
+1
Yo también «paso» de Instagram.
Hace tiempo que en instagram,y en muchos ámbitos, la gente se copia unos a otros.
En instagram tooodo el mundo está haciendo las mismas fotos y da gusto encontrarse con un perfil que tiene su “originalidad”.
Yo sigo viendo mis fotos y me siguen pareciendo originales 🙂
Pero no publico ninguna y no tengo un perfil abierto, de hecho estoy seguro de que en la turística ciudad que vivo algunas de mis fotos originales se tornarían copias repetitivas. Aun no he visto ninguna foto igual a la que yo hice de un emblemático lugar muy transitado pero si esa gente la ve seguro que empieza a copiarla, era muy gracioso, yo allí plantado haciendo mis pruebas y esperando el momento y como la gente trataba de hacer la misma foto que yo y si no me hubiesen visto nunca la habrían hecho..
Por poner más ejemplos ese filtro blanco y negro super contrastado y granulado que están utilizando muchos «grandes fotógrafos del momento. Me parecen todas las fotos iguales si utilizan esos filtros, retoques, llamalo como quieras. ¿Valdría tu foto sin ese filtro? Sería tan buena? ¿si no tuvieses contactos importantes y gente que te adula, serías famoso? Probablemente no.
¿Publicas en alguna parte, aunque no sea en Instagram?