La cabina del avión durante el vuelo es, sin duda, uno de esos lugares en los que cualquier fotógrafo querría estar. De hecho, basta echar un vistazo en Instagram para comprobar que muchos pilotos aprovechan los trayectos para sacar la cámara o el móvil y aprovechar esa perspectiva privilegiada.

Pero a veces las cosas se complican. Eso es precisamente lo que le ocurrió a Andrew Townshend que en 2014 estuvo a punto de provocar una tragedia cuando la cámara con la que estaba sacando fotos de larga exposición cayó sobre los mandos del avión, provocando una caída en picado que duró varios segundos.

Una distracción que al final quedó en un gran susto -los pilotos pudieron recuperar el control del aparato- para los 200 pasajeros que iban a bordo del vuelo militar entre Reino Unido y Afganistán.

El piloto de 49 años se enfrenta ahora un juicio en el que se investiga lo ocurrido y -según apunta The Telegraph- sus mentiras en los informes anteriores sobre el accidente, donde aseguraba desconocer las causas de lo ocurrido.

Según este relato, el vuelo estaba en piloto automático y el copiloto había salido de la cabina cuando, para vencer el aburrimiento, Townshend sacó su Nikon. Apoyada en el asiendo para hacer fotos de larga exposición, un pequeño movimiento precipitó la cámara sobre los mandos del avión, desactivando el piloto automático e iniciando una caída en picado de más de 1.300 metros en pocos segundos.

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