El 7 y 9 de mayo se celebra el aniversario de la rendición de Alemania en la Segunda Guerra Mundial frente a los aliados occidentales y los soviéticos, respectivamente. Aunque han pasado ya 77 años de aquello, desgraciadamente hoy se sigue hablando de guerras, de nazis y de ideas que recuerdan demasiado a aquellas.
No hace falta entrar en detalles porque, además, os estaréis preguntando ¿qué tiene esto que ver con la fotografía? Pues no mucho, sólo que este aniversario nos ha traído a la memoria alguna de las historias que ocurrieron en los oscuros tiempos del nazismo y que sí tenían que ver con fotografía.
En concreto una que afecta directamente a una de las marcas más icónicas de este ámbito: Leica. Es verdad que se ha contado ya unas cuantas veces, pero
Los orígenes de Leica
El germen de la prestigiosa firma alemana lo tenemos en Optisches Institute, empresa fundada en 1.849 por el óptico y matemático Carl Kellner en Wetzlar (Alemania) con la finalidad de fabricar lentes y microscopios.
Tras diversos avatares (desencadenados por la temprana muerte del fundador por tuberculosis), en 1.865 se une a la empresa Ernst Leitz, quien en 1.869 refunda la compañía poniéndole su nombre, Ernst Leitz GmbH.
Este empresario de ideas ilustradas aplicó diversos adelantos en sus fábricas, empezando por la introducción de la fabricación en serie y mejoras para cuidar de sus empleados: facilitarles vivienda, seguros de salud y pensiones y, finalmente, implantar la jornada laboral de ocho horas.

Por aquellos años se ficharía al ingeniero Oskar Barnack, que fue el ideólogo de la primera cámara fotográfica de 35mm, la U-r Leica, germen de las legendarias cámaras que llevarían a la marca a lo más alto.
Aquel prototipo data de 1.914 y acabó dando lugar a la original Leica I, lanzada en 1.927, siete años después de que falleciera Ernst Leitz y le sucediera su hijo en la dirección de la empresa.
A su llegada al frente de Leica, Ernst Leitz II decide que la marca debe centrarse en la fabricación de cámaras fotográficas y afronta un periodo difícil, con la llegada del partido nazi al poder en Alemania (en 1.933) y la puesta en práctica de sus políticas antisemitas.

Para entonces la marca ya comercializaba el segundo modelo de su cámara, la Leica II (que data de 1.931) y la empresa tenía unos mil empleados, entre ellos muchos judíos. Además, Leica ya tenía delegaciones fuera de su país de origen, tanto en Francia como Inglaterra, Hong Kong y los Estados Unidos.
Acoso antisemita
Cuando los nacionalsocialistas empezaron a asediar a los judíos alemanes, Ernst Leitz II empezó a recibir peticiones de socios y conocidos de esa religión para que les ayudara a salir de Alemania.
Él, católico protestante (y por tanto libre de sospecha), decidió hacer lo posible para poner a salvo tanto a ellos como a los judíos empleados de su fábrica. Puso en marcha un plan bastante sencillo pero efectivo: enviar a los judíos en peligro de ser detenidos a sus delegaciones extranjeras (especialmente la de Nueva York), bajo pasaporte falso, para trabajar como representantes de Leica.
Esto se mantuvo hasta 1.939 cuando, tras invadir Polonia, Alemania cerró totalmente sus fronteras y comenzó la Segunda Guerra Mundial. Hasta entonces centenares de judíos (200 o más de 300 judíos, dependiendo de las fuentes consultadas) ya habían escapado para iniciar una nueva vida lejos de las garras de los nacionalsocialistas.
Leica no se limitó a facilitarles el viaje, sino que también hizo lo posible por insertarles en su nuevo país, buscándoles trabajo, facilitándoles alojamiento y ayudándoles a aprender el nuevo idioma.
Además, algunos historiadores aseguran que Leitz les regalaba una de sus cámaras para que, en caso de apuro, pudieran venderla y obtener un dinero que les ayudara en su nueva vida.
Esta política hizo que los dirigentes nazis pusieran el ojo en la empresa. Pero hay que pensar en la importancia que tenía Leica, que se dedicaba a fabricar instrumentos ópticos de precisión para, entre otros, el ejército alemán.

Del mismo modo que empresas como Nikon fueron clave para el ejército nipón, Leica era un fabricante esencial para nutrir de componentes a la poderosa Wehrmacht y la Luftwaffe, el ejército y la fuerza aérea alemanas, tanto en los años previos a que Hitler ordenara la invasión de Polonia como en la guerra posterior. Por ello, durante mucho tiempo los dirigentes nazis hicieron la vista gorda con aquellos sospechosos traslados.
A pesar de ello, y a que Ernst Leitz II llegó a unirse al partido nazi, Leica y la familia Leitz no se libraron de represalias: Alfred Turk, un alto ejecutivo de la empresa fue encarcelado por ayudar a los judíos y sólo se libró de la cárcel gracias a un soborno.
Incluso Elsie Kuhn-Leitz, hija de Ernst Leitz II, fue encarcelada por la Gestapo cuando se encontraba en la frontera con Suiza ayudando a unas mujeres a escapar de Alemania.
El Schindler de la industria fotográfica
Los parecidos con la conocida historia de “La lista de Schindler” son evidentes. Tanto que incluso hemos usado un fotograma de la película de Spielberg para ilustrar esta historia. De hecho, a Ernst Leitz II también se le conoce como “el Oskar Schindler de la industria fotográfica”.
Aunque en los últimos años se ha escrito mucho sobre el tema, en realidad durante décadas la historia fue totalmente desconocida. La familia Leitz no quiso que se difundiera, básicamente para evitar represalias.
De hecho, no fue hasta 1.987 cuando, una vez fallecido el último de los protagonistas de la familia, el fotógrafo norteamericano George Gilbert escribió un artículo en una revista del ramo contando la historia con un título que habla por sí solo: “La mayor invención de la familia Leitz: El tren de la Libertad”.
El artículo se difundiría en varios medios y, una década después, fue tratada brevemente en el libro “Illustrated World Wide Who’s Who of Jewish in Photography”. Pero no fue hasta mucho después, ya en 2.022, cuando se trataría más en profundidad en “The Leica Freedom Train”, publicado por la American Photographic Historical Society de Nueva York.
En cualquier caso, una historia que bien podía ser elegida para realizar una nueva película sobre los años del nazismo, y que nos toca muy directamente a los que amamos la fotografía.