El anuncio de los ganadores de los premios World Press Photo es uno de los acontecimientos fotográficos del año. Algo así como los Óscar del fotoperiodismo, si se nos permite frivolizar un poco con un tema en el que basta mirar la galería de premiados para darse cuenta de que no hay muchos motivos para el cachondeo.
La culpa -antes de que empiecen los cafres de siempre y por dejarlo claro una vez más desde el principio- no es de los que están por allí apretando el disparador y jugándose el tipo, sino de las catástrofes, las guerras, los que hacen huir a la gente de su tierra o los que prefieren mirar para otro lado mientras se levantan muros más altos.
El acontecimiento del World Press Photo tiene también su propio ritual: repasar la galería con el estómago encogido, buscar los autores españoles, intentar adivinar por dónde saltará este año la polémica –no ha hecho falta esperar mucho- y ver con qué cámaras se han hecho las fotos ganadoras para nuestro ya tradicional artículo sobre los modelos más usados.
¿No es un alarde de tecnocentrismo ponerse a hablar de réflex, espejos y formatos ante la foto de alguien que intenta salvar a su hijo a través de una alambrada? Puede ser, pero como por aquí hablamos de fotografía en esas dos vertientes, siempre se aprovecha este referente del fotoperiodismo para sacar una radiografía al sector desde el punto de vista técnico.
Además, reconozcámoslo: a todos nos da un poco de morbo saber qué cámaras son las más usadas por los mejores profesionales, cómo van las sin espejo en su lenta batalla por hacerse un hueco en el mercado o si queda todavía por ahí algún romántico que trabaje con película.
Pero este año algo ha pasado. Al parecer la organización ha decidido poner en práctica al pie de la letra eso de que la foto la hace el fotógrafo y no la cámara, y ha eliminado este dato de las descripción de las instantáneas premiadas. Están los datos EXIF de la toma (velocidad, focal, apertura, sensibilidad), pero no se menciona el modelo concreto en la descripción de cada imagen como ocurría hasta ahora.
¿Solución? Revisar una por una las imágenes para obtener esa información en los metadatos y poder elaborar el mencionado artículo con sus bonitos gráficos.
Pero volviendo a la decisión de la organización, y aunque en realidad es un detalle menor, este cambio de criterio podría dar para unas cuantas teorías conspiranoicas. Sinceramente dudo que haya algún oscuro interés detrás, más allá de esa práctica habitual entre algunos profesionales: tapar la marca de la cámara al grito de “que les haga publicidad Rita”.
Menos hablar de cámaras y más de las fotografías, de sus autores y de lo que cuentan. Visto así incluso nos parecería bien. Excepto por un pequeño detalle: de la foto ganadora sí se aporta ese dato, y figura que usó una Canon EOS 5D Mark II. Con dibujo en miniatura de la réflex en cuestión y todo.
¿Por qué en este caso sí se publica el dato de la cámara y en el resto no? ¿Tiene algún mérito especial en esta toma la EOS 5D Mark II y en las demás es solo un detalle secundario? ¿Tiene algo que ver que Canon sea el principal patrocinador desde hace años de este prestigioso certamen?
La última pregunta se acerca un poco a esas conspiraciones de las que tanto nos reímos, pero parece necesario hacerla en voz alta por ver si suena a tontería o tiene su lógica. Por supuesto que no se trata de insinuar que la excelente foto de Richardson ha sido elegida por ser hecha con una marca en concreto. Pensarlo o decirlo, además de abofeteable, sería absurdo, porque es un dato que seguramente el jurado ni siquiera conocería durante la elección. Pero cuesta entender que en este caso sí haya espacio para darle a la cámara cierto protagonismo y en el resto de modelos no.
Pero, dejando a un lado este asunto –que, insistimos, chirría un poco-, volvamos al tema del principio: ¿de verdad importan las cámaras en un premio como este? Sí y no. Mientras ya afloran las primeras críticas a la foto ganadora señalando ciertas supuestas carencias técnicas (que si tiene ruido, que si está movida…), nunca está de más recordar que de todo el proceso que conduce hasta la foto, tal vez disparar sea lo más sencillo. Dicho de otro modo, el mérito está en llegar, estar ahí, querer contar esa historia, ver la foto antes de que ocurra y -ahora sí- llevar el dedo al obturador.
Así que, de acuerdo, importancia la justa. Pero si nos fijamos bien, la foto está disparada a 6.400 ISO y 1/5 de segundo, es decir, con muy –pero que muy- poca luz. Lo mismo ocurre en el caso de la imagen premiada de Paul Hansen (segundo premio en la categoría “Noticias generales”), disparada a f2.8 y 12.800 ISO.
Es decir, el mérito –insistimos y remarcamos- es estar allí, pero además necesitas una cámara solvente a esa sensibilidad, que sea capaz de enfocar y que esté acompañada de una óptica con esa apertura.
¿La cámara no importa? Sin duda no tanto como los adictos a los escaparates creen, pero un poco sí. Dicho de otro modo: fotos nocturnas y con muy poca luz siempre ha habido, pero la instantánea de Hansen tal cual sería impensable -o muy diferente- con la tecnología de hace cinco años.
Por cierto, si alguien se atreve a criticar el ruido o la trepidación de la foto ganadora, que eche un vistazo a aquellas míticas fotos de Capa en el desembarco de Normandía. Y por supuesto, si está convencido de que lo haría mejor, solo tiene que aplicar la conocida máxima del célebre fotoperiodista para estos casos: ir allí, hacerla él y acercarse un poco más.
Contenido publicado originalmente en Quesabesde
[…] el caso de la última edición de estos premios, nos fijamos también en las focales con las que trabajan los fotoperiodistas. Dejando a un lado […]
Más allá de que el modelo sea lo de menos, que en el caso de una foto como esta yo no lo creo, por un lado se dice que es la MK III en el título y por otro la MKII en el texto. Con cuál se tomó entonces?
Pues salvo por el ISO, foto perfectamente posible con un smartphone. Pero todo se andará…
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