Así destroza el agua salada una cámara, aunque esté sellada

El agua del mar es uno de los mayores enemigos de las cámaras, incluso de modelos sellados y teóricamente resistentes al agua y al polvo. Algo que saben muy bien en los servicios técnicos y que desde Lens Rentals -la conocida web dedicada al alquiler de equipos fotográficos- han querido demostrar con un doloroso ejemplo: una Sony A7S II que quedó inservible tras lo que a simple vista parecía una leve mojadura de agua salada.

Según explican los responsables de esta web mientras van desmontando esta cámara de más de 2.000 euros y descubriendo restos de corrosión provocada por la sal en su interior, hay otra verdad universal que los servicios técnicos conocen muy bien: los clientes siempre minimizan lo que en realidad le ha pasado a la cámara. Vaya que el «ha dejado de funcionar de repente», no suele ser del todo cierto.

Al menos en este caso en el que, como queda demostrado en las piezas internas de la cámara, la Sony A7S II dejó de funcionar después de que el agua salada destrozara algunas de sus partes vitales, aunque el sensor saliera indemne del pequeño baño marino.

Esa es, posiblemente, la parte más preocupante de esta historia. Que se trata de un modelo profesional, caro y teóricamente sellado pero que, pese a ello, no parece ser capaz de resistir el contacto con el agua del mar en su base.

No hay que olvidar que esta zona es la más delicada de la cámara porque el sellado suele centrarse en la parte superior y está pensado para soportar la lluvia, no una inmersión en agua y menos en el mar. Y es que, como recuerda el responsable de Lens Rentals, por mucho que a los fotógrafos a veces se les olvida, resistente al agua no significa que una cámara sea sumergible.