Si hay un segmento en el que Canon ha sabido moverse bien es el de las cámaras de primer precio. Esas réflex sencillas pero alrededor de los 500 euros que, de hecho, siguen teniendo cierto tirón. Ahora la idea es trasladar esa filosofía a las sin espejo con modelos como la nueva EOS R100.
Sus prestaciones ni son ni pretenden ser espectaculares, pero es evidente que su ajustado precio -para estos tiempos, se entiende- es un argumento suficientemente bueno como para que la cámara genere cierto interés.
Así que nos hemos ido de paseo con esta pequeña APS-C que se plantea como una opción para quienes buscan su primera cámara y, de paso, busca ser el puente entre las EOS M en extinción -no oficialmente, pero ya nos entendemos- y el presente y futuro en forma de montura R.
Aunque el kit básico es con el 18-45 mm y cuesta 740 euros, nosotros hemos hecho un poco de trampa y le hemos montado un 18-150 mm que nos parece una opción que da algo más de juego, aunque suponga aumentar tamaño del conjunto y precio.
Montura R
Y es que, además del precio y la facilidad de manejo, una de las claves es la montura. Es verdad que igual no parece algo tan relevante para un modelo de entrada o para el tipo de usuario al que se dirige, pero la ventaja de esta R100 frente a las propias réflex de Canon (2000D, 4000D…) o la EOS M50 Mark II es que el futuro de la compañía pasa por esta montura.
Es decir, quienes se compren la cámara pensando en ir sumando nuevas ópticas de Canon -ojalá también en un futuro de otros fabricantes- tienen en la R100 su opción más económica y con futuro.
Aclarado este punto, lo cierto es que la R100 no llega con muchas sorpresas. Sus prestaciones son una suma de componentes de sobra conocidos de los últimos años, empezando por el sensor CMOS APS-C de 24 megapíxeles que llega con el veterano procesador Digic 8.
Eso significa que es una cámara solvente en cuanto a calidad de imagen y muy fácil de manejar, pero a la que no cabe pedirle, ni en foto ni en vídeo, más de lo que su modesta carta de presentación promete.
Lo mejor y lo peor de la Canon R100
Si las imágenes con un buen nivel de detalle y color y la facilidad de manejo -sin renunciar a funciones avanzadas, evidentemente- son sus mejores bazas junto al precio y la ligereza, la verdad es que no podemos pasar por algo algunas de las limitaciones de esta R100.
Por ejemplo, llama mucho la atención la ausencia de una pantalla táctil. Que el monitor sea fijo se puede entender dentro de la lógica de ahorro de costes de una gama de entrada, pero si hablamos de una cámara orientada a quienes vienen del móvil, la renuncia al control o enfoque tocando la pantalla puede ser un gran problema.
Tampoco la ráfaga de sólo sólo 3,5 fotos por segundo con enfoque continuo parece de recibo a estas alturas. El sensor y el procesador tienen un tiempo, cierto. Pero, de nuevo, ¿qué pasará si un usuario de la cámara quiere retratar una escena de acción y descubre que igual su smartphone es capaz de disparar más rápido?
Por suerte, el enfoque es correcto. Toca renunciar a los últimos sistemas de detección seguimiento -sí tenemos detección de cara- pero el sistema Dual Pixel CMOS funciona muy correctamente para esta gama.
En vídeo ocurre algo parecido. Los resultados son buenos en cuanto a calidad y color, pero hay que asumir que tenemos entre manos una cámara 1080p. ¿No graba en 4k? Sí, pero con un recorte de 1,5 del sensor que sumado al de 1,6x APS-C complica bastante las cosas. Salvo que la idea sea usar siempre focales equivalentes largas.
Para entendernos, el 18 mm del zoom que hemos utilizado se convierte en un 40 milímetros si se quiere grabar en 4K. Además, en este modo también se pierde del enfoque híbrido mencionado, así que hay que conformarse con un sistema de enfoque por contraste mucho más sencillo.
¿Merece la pena?
Como ocurre con todas las cámaras de primer precio, la respuesta dependerá más del presupuesto y del perfil de usuario que de las propias prestaciones del modelo. Es decir, la Canon EOS R100 es una buena opción sólo si tenemos muy claro lo que estamos comprando y a lo que estamos renunciando.
No es ni pretende ser la más completa o la más rápida del escaparate y eso supone tener que asumir que estamos comprando una cámara con un sensor, un sistema de enfoque y unas funciones de vídeo que ya tienen su tiempo y, por tanto, la mayoría de nuevos modelos superan.
La gama de ópticas Canon R pensadas para APS-C la verdad es que por ahora es un tanto escasa. Evidentemente es algo que con el tiempo se solucionará, pero también hay que tenerlo en cuenta, sobre todo si estamos recomendando este modelo por delante de cámara como la M50 Mark II precisamente señalando el futura d ella montura R.
Si tenemos todo esto claro y queremos gastar lo menos posible en una sin espejo nueva, la R100 es una opción a tener en cuenta. ¿Y gastar un poco más para acceder a un modelo superior? Nos parece una gran pregunta y, de hecho, estamos trabajando ya en una comparativa de esta R100 con la Canon EOS R50 para salir de dudas.