Instagram es mentira. Puede parecer el típico resumen un tanto injusto de esta red social que en algún momento presumía de ser fotográfica pero se acerca mucho a la realidad. Y cada vez hay más pruebas de ello.

Y el caso de Xianpu, en China, es posiblemente el ejemplo más claro del tipo de circo en el que se ha convertido. Montar la escena a medida para la foto no es nada nuevo. Tampoco hacer posar a los protagonistas en lo que a priori parecía una instantánea tomada sobre la marcha.

Grandes fotógrafos han tenido que dar explicaciones al respecto, en fotografía de naturaleza no hay concurso que se libre del escándalo de turno cuando se descubre que ese lobo salvaje no lo es tanto o que esa foto aparentemente documental es sólo parte de un tour montado para fotógrafos.

Así que lo de Xianpu era sólo el siguiente paso lógico: convertir un pueblo en algo así como un parque temático para Instagramers.

Los locales ejercen de actores para esa épica foto de un pescador al atardecer sobre una barca, otros queman hierbas para que parezca que hay niebla en el campo y, en definitiva, se representan escenas de una China rural que hace ya muchos años que no existe o que, al menos, no es como en esas fotos.

Un reciente reportaje publicado en The New York Times desvela lo que, en realidad, no era ningún secreto sino un negocio que parece funcionar bastante bien.

La localidad se ha convertido en el destino preferido de mucho fotógrafos que quieren saltarse esa parte de buscar la mejor escena y luz y prefieren que ya esté todo listo para la foto perfecta.

Según explican en el citado artículo, el pueblo es visitado por hasta 500 personas al día, que pagan por hacer fotos en los diferentes escenarios.

En algunos incluso hay fotos de ejemplo de lo que se puede conseguir, por si alguno anda justo de inspiración. Incluso hay coordinadores que walkie-talkie en mano se ocupan de colocar a los modelos en la posición perfecta para la foto.

En realidad, nada que no existiera ya, sólo que mejor organizado, masivo y sin disimular. Decir si es real o no queda en manos de los fotógrafos, aunque es fácil imaginar que pocos o ninguna explicará en la foto que lo que se ve no es una escena real, sino casi un parque temático.

Y, tras la sorpresa inicial al descubrir que algo así existe , la pregunta es obligatoria: ¿cuántas de esas fotos perfectas que vemos a diario -y no sólo en Instagram- son simplemente una escena montada para la ocasión?

19 COMENTARIOS

  1. Por fin podré dormir!! Cuánto tiempo pensando que soy un patata como fotógrafo por ser incapaz de encontrar escenas como las que se veian , que se las he visto a varios…. y entonces siempre te queda la duda de que era un poco pose….. pero ahora se aclara todo!!! La gente hace lo que sea por el reconocimiento o por instagram… es la pandemia mundial silenciosa más mortífera para la fotografía real.

  2. Es la fotografía de consumo…una pena, luego ves buscando estos escenarios y frustrate porque no vas a encontrar al chino de los patos pasando entre los haces de luz con niebla, ni aquel que pescaba con cormoranes sino pagas el canon. Un canon que solo sirve para egos inútiles que buscan alabanzas y reconocimiento, falsedades que han llegado para quedarse…. Y cuanto nos queda aún por ver!!! Hasta que nadie se crea ni una sola foto…

    • Hasta Velázquez no pintaba lo que veía cuando retrataba a Felipe IV no fuera que le quitaran la condición de pintor de cámara. El mismo rey daba su opinión de su retrato y este acataba sus peticiones,
      El que piense que los pintores no tenían su dote de creatividad cuando pitaban esta un poco confundido.
      Siempre lo han hecho y siempre lo harán.
      Un saludo

  3. Es fácil recrearlo en un estudio con un par de modificadores y maquetas, de hecho con la silueta de la foto misma que ilustra este artículo. La haces capa y lo copias todo y el que tenga problemas morales ya sabe lo que le toca. Incluso copiarla directamente quitarle todo exif y ponerle tu nombre. Y ya está. Marlaska el último…

  4. El mundo de la fotografía es tan amplio que cabe de todo.
    Podemos debatir hasta el infinito qué es ético y qué no, pero creo que es un poco estéril al no ser válido para todos. No es lo mismo un profesional que un aficionado avanzado o que un «fotógrafo» de móvil.
    A un profesional documentalista le podríamos crujir como ocurrió con McCurry (como caso más destacado, aunque son miles) por faltar a la verdad con sus manipulaciones de la imagen, pero a alguien que no se gana la vida con ello y quiere disfrutar de hacer fotos bonitas por el simple placer de hacerlas… ¿cómo le podemos exigir que tenga que ser honesto? ¿qué más le da a él o ella?

    Es más ¿quiénes somos los demás para decir a nadie qué se puede fotografiar y qué no?

    A partir de aquí cada uno sabrá qué le hace disfrutar y qué no. A mí me apasiona el retrato y cuando salgo con la cámara, a la playa por ejemplo con la puesta de sol, soy de los que coloco a los que me encuentro por ahí y acceden a ponerse de modelo… ¿es falsa mi fotografía? ¿es inmoral?

    Hay quien manipula las fotografías hasta el infinito y más allá con programas como PS, Luminar y tantos otros… ¿esos sí son honestos?

    Dejad que cada uno disfrute como quiera de esta disciplina tan apasionante.

    Y el que viva de la fotografía que defienda sus capacidades y buen gusto con sus clientes.

    • «¿cómo le podemos exigir que tenga que ser honesto?»

      La honestidad es una máxima exigible con carácter universal, ya se trate de un aficionado o un pro. Si establecemos limbos legal-morales donde la honestidad no es un prerequisito fundamental en cualesquiera actividades sabemos donde se empieza pero no cómo ni dónde se puede acabar. Legitimar o justificar la deshonestidad no es una opción.

      • No estamos hablando de medicina, ni de derecho, ni de una profesión en la que hay que exigir una titulación para poder ejercer. Estamos hablando de disfrutar con una actividad de ocio. ¿He de suponer, Arturo, que tu sólo utilizas los JPG de cámara? Si defendemos eso de la deshonestidad no es una opción… nada de RAW ¿verdad? no vaya a ser que levantes unas sombras o alguna herejía similar.

        • Incluso para una actividad de ocio es preciso ser honesto consigo mismo. La fotografía, aun tratándola como una actividad lúdica, no excluye que se la pueda tratar con el rigor y la seriedad con la que se ejerce una actividad profesional.

          Eso del JPG, RAW…. desconozco qué pueda ser. Yo utilizo el Fuji NEOPAN 100 Acros de 120 de toda la vida. Como verás mi grado de honestidad con la Fotografía es ejemplar.

          • Eres tú el que ha empezado diciendo que a un amateur (instagramer) no se le puede pedir que sea honesto. Releete! Así que no veo el motivo de escándalo en que yo dijera, que no lo he dicho, que los amateurs que llevais colgado del cuello una CPU con un objetivo pegado sois deshonestos. Aunque, en efecto, la deshonestidad es un fenómeno que se manifiesta de múltiples maneras y siempre es condenable.

  5. Ante todo, recordemos que la fotografía ha dejado de ser sinónimo de verdad hace ya mucho tiempo, hoy tiene diversos fines, y para muchos aficionados como yo, la fotografía es sólo el camino para crear imágenes bonitas, con valor estético, que verlas sea una experiencia agradable. Y cuando con mis fotos participo en algún concurso, que lo hago hace años, pues habrá que ver en profundidad su reglamento para ver hasta que punto puedo manipular/retocar/editar sin vulnerar tales reglas. No es tan complejo ni tan categórico el tema.

  6. Primero habría que definir si la fotografía es un hecho periodístico o un hecho artístico. En mi caso, no soy profesional, por lo que no necesito reconocimiento de otros y colgar una de estas fotos en mi pared, sería como poner un trofeo de una carrera donde hice trampa.
    De cualquier manera, me sorprende un poco leer gente que cree, o al menos pide, que lo que se pone en una red social como Instagram es real. Es casi como creer que la Guerra de las galaxias es un documental.

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