Por Ginés Guirao. Con la llegada de la fotografía digital, además de otras muchísimas técnicas, se facilitó enormemente las posibilidades de capturar la radiación de luz invisible para el ojo humano y tomar fotografías, por ejemplo, en longitudes de onda infrarrojas para reinterpretar el mundo que nos rodea.
No es que en un par de segundos vayamos a convertirnos en unos famosos científicos. No es ese el propósito de este artículo. Lo que sí haremos es experimentar una técnica fotográfica poco usual, pero muy interesante por sus efectistas resultados que, además, está al alcance de casi cualquier equipo fotográfico.

Fotografiar lo que tus ojos no pueden ver
Esta técnica posibilita captar la frecuencia de luz invisible al ojo humano y muestra un mundo que, de lo contrario, no sería posible apreciar por nuestra especie. Gracias a la foto infrarroja se pueden explorar lugares conocidos (o no) desde una nueva perspectiva, como si fuesen territorios de otro mundo.
Quedaremos asombrados de sus resultados, de cómo se ve la vegetación en ondas infrarrojas; de cómo las personas, su piel y su cabello se transforman y adquieren un aspecto increíble, incluso un tanto fantasmagórico. Es todo un mundo de posibilidades por descubrir, por experimentar y, en ocasiones, por crear verdaderas obras con un cierto matiz creativo y artístico, según el escenario.

La composición en la fotografía infrarroja juega un papel importante, pues en ella deberemos destacar lo que en luz visible simplemente nos parece un elemento más de la escena. ¿Y cuáles son esos elementos? Básicamente tres: la vegetación de temporada (la que no es perenne), las nubes que no son planas y los cielos limpios.
Si aprendemos a unirlos y a equilibrarlos, el éxito está más que asegurado. Hay un cuarto elemento que se usa cada vez más entre los profesionales de retrato de estudio y de bodas: fotografiar a personas en onda infrarroja. No se trata de hacer un portfolio de una boda solo en infrarrojo (IR, por sus siglas en inglés), sino que estos retratos serán un complemento al trabajo convencional.

Estos efectos no se pueden imitar con herramientas como las que tiene Photoshop. Sin embargo, como cualquier otra forma de fotografía o arte, la infrarroja es una cuestión de estilos y gustos.
¿Por dónde empezamos?
Al hacer fotografía infrarroja hay ciertos requisitos y materiales a tener presente. Más allá de la simple curiosidad, para lograr unas imágenes con un mínimo de calidad se requieren conocimientos básicos de fotografía digital y saber utilizar un poco (no mucho) Lightroom y Photoshop.

En cuanto a los materiales, necesitarás una cámara, pero no recomiendo las réflex pues lo que veremos en el visor de pentaprisma tradicional no será una imagen infrarroja, ya que esa visión es óptica y aún no ha pasado por el sensor. El Live View en la pantalla trasera sí ofrece esta visión, pero a pleno día, incluso con la máxima luminosidad, las veremos muy oscuras y será difícil encuadrar la imagen sin perder detalles, aunque esta cámara réflex esté ya convertida a IR.
Lo ideal es una cámara sin espejo, ya modificada para infrarrojos. Sirve cualquier sensor a partir de Micro Cuatro Tercios hacia arriba. Si vamos a cambiar de equipo, una buena idea es convertir el viejo a IR. En España, sé de primera mano que la empresa DST Fotografía de Elche los convierte por buen precio y con garantía. En EE.UU. hay una empresa muy famosa a nivel mundial, Kolari Vision.
La cámara convertida a IR
Casi todas las cámaras réflex o sin espejo digitales vienen provistas de un filtro de paso bajo, delante del sensor que bloquea la luz infrarroja y ultravioleta, para conseguir que el sensor de imagen tenga el mismo espectro de luz visible que el ojo humano y obtener fotografías semejantes a la realidad que percibimos habitualmente.

Este filtro cubre todo el sensor de la cámara y está situado justo delante de él. Cuando convertimos la cámara a IR (los objetivos no necesitan conversión) se procede en el servicio técnico a extraer este filtro y sustituirlo por otro de la longitud de onda infrarroja que hayamos elegido, pues cada filtro dará imágenes diferentes, sobre todo si son en color. Los más usados son los de 590 o 720 nanómetros, aunque en imágenes extremas (casi en blanco y negro) algunos fotógrafos usan el de 950 nanómetros.

Existe otra opción de conversión, la de no interponer delante del sensor ningún filtro infrarrojo y anteponerlo en el objetivo una vez extraído el filtro de paso bajo (full conversion). No obstante, hay un pero: cada objetivo tiene un diámetro de rosca frontal diferente, por lo que habremos de adquirir un filtro infrarrojo para cada lente o un adaptador de rosca.
La ventaja en este caso es que con la misma lente podemos realizar fotografías en diferentes longitudes de onda infrarroja, aunque este sistema también tiene en sí una desventaja, porque no todos los objetivos admiten ponerles filtros delante como suele ocurrir en los angulares más extremos.
¿Sirven todas las ópticas?
Si el estilo de esas imágenes te convence y quieres probar, bienvenido a este mundo IR. El cóctel tiene pocos ingredientes, aunque a priori nos parezca complicado porque no sabemos por dónde empezar.
Antes de convertir tu cámara a IR recuerda que sa sólo servirá para esto. Lo mejor es una sin espejo y, para comenzar, con un equipo de segunda mano ya es genial. Solo has de enviar tu cámara al servicio técnico y la convertirán a IR en los nanómetros que prefieras. ¿Mi sugerencia?, comienza por los 720 nm.
Otro detalle que hay que tener presente es el de las ópticas, todas sirven menos algunas que producen un círculo difuso más cálido y claro en el centro del fotograma, hay un listado de las que son buenas y de las que no en la página web de Kolari Vision.
Ajustando el balance de blancos
Mientras esperas que llegue la cámara -tarda unos 20 o 30 días) no es mala idea hacer con el libro ‘Fotografía infrarroja’ donde detallo todo lo necesario para poder dominar esta especialidad.
Para empezar, lo principal es manipular el balance de blancos de tu cámara. En alguna de las opciones de balance personalizado realizaremos una foto a una zona muy verde (un césped fresco, por ejemplo), con el enfoque en manual, desenfocando y si es posible con el diafragma tan abierto como sea posible.

Ahora ya podemos encuadrar y hacer fotografías infrarrojas. Fíjate que lo que ves en el visor se parece poco a la realidad, esto ha de ser así, después ya editaremos esa imagen. Detalle importante: con algunos objetivos muy angulares, el enfoque automático nos puede jugar malas pasadas en IR, así que conviene visualizar y ampliar la foto en la pantalla trasera de la cámara para comprobar si la escena está enfocada.
Iluminación y edición
Si en fotografía siempre lo que manda es la luz, en infrarrojo es aún es más trascendental. Las escenas infrarrojas han de estar iluminadas con fuentes de luz infrarroja, pero no te alarmes pensando que has de comprar focos de luz infrarroja, nadie hace eso salvo los científicos.
En este mundillo del IR tenemos dos grandes aliados: nuestro Sol (sobre todo en verano y primavera) y las bombillas incandescentes, aunque algunas otras lámparas también emiten luz infrarroja. El flash también nos puede ser útil. Incluso con luna llena y un trípode también podemos hacer fotos en IR.

De vuelta a casa y delante del ordenador, abre en Photoshop alguna foto y analiza si está enfocada y si la exposición ha sido adecuada. Si quieres lograr una buena exposición, en el libro hay ciertos trucos.
En el monitor verás que la imagen de cámara es algo plana, esto es así por el tipo de radiación lumínica. En la gran mayoría de casos, al crear encima una capa de ajuste de curvas o niveles en automático, mejorará de forma sorprendente la gama tonal del archivo y, a su vez, hará que los blancos sean más puros. Esto es muy importante para la vegetación. De hecho, si la imagen nos gusta así no hace falta editar más.
Método del falso color
¿Cómo se consiguen esas otras fotos infrarrojas a todo color pero con la vegetación blanca? Muy sencillo, están editadas en Photoshop con la técnica denominada “falso color”. No es nada complicada pero requiere más capas de ajuste y más tiempo de edición. Sobre todo, los arriba mencionados: niveles o curvas en automático y la capa de ajuste Mezclador de Canales. Esta capa es fundamental para «sacarle los colores» al archivo.

El método del Falso Color se basa en un intercambio de los valores de los canales del archivo en Photoshop, sobre todo el canal rojo y el azul (el verde para estos fines no es muy útil).
Básicamente se procede así: con el archivo abierto en pantalla, en Photoshop, crea la capa de ajuste de curvas o niveles en automático y, por encima de ella, genera otra capa de ajuste (en este caso, de mezcla de canales). Abre la capa y selecciona el canal de salida rojo; luego, en canales de origen, pon el rojo al 0 % y el azul, al 100 %. El canal verde no se debe variar.
A continuación, selecciona el canal de salida azul y pon, en canales de origen, el rojo al 100% y el azul, al 0 %. El canal verde no se debe tocar. Con tan solo estas dos capas de ajuste, la fotografía infrarroja te sorprenderá, pues habrá cambiado totalmente. Ahora verás el cielo más o menos azul y la vegetación blanca o casi. El resto de elementos de la escena variará según sea la propiedad de lo que está hecho.
A 590 nm
Ahora ya dominas la longitud de onda de 720 nanómetros. Pero ¿por qué no probar la de los 590 nm con esa atrayente vegetación de un precioso color dorado y cielos también azules? Para los 590 nm el método de edición es muy parecido, por no decir casi igual.
Tan solo deberás adquirir un filtro de esa longitud de onda y enroscarlo al objetivo, en el caso de una cámara convertida a Full Spectrum. La otra opción es que el servicio técnico convierta otro cuerpo a esa longitud de onda y así, podrás usar todas las ópticas de que dispongas.
El último consejo es el de ahorrar dinero en todo esto de la fotografía IR. Para ello, sugiero que si vais a convertir varios cuerpos de cámaras, pienses en una unificación de todas las monturas de los objetivos y así podrás usarlos todos, es decir, que sea de algún tipo de sistema concreto, ya sea full frame, APS-C o Micro Cuatro Tercios, porque por debajo de ese tamaño de sensor los resultados son mediocres.
Y, por supuesto, tras este pequeño aperitivo, si se ha despertado el apetito de la fotografía IR en el libro tienes toda la información sobre equipos, técnicas, edición y consejos para poder disfrutar de esta maravillosa técnica.
Ginés Guirao es autor de libro ‘Fotografía infrarroja: fundamentos y secretos’. Puedes comprarlo aquí: https://amzn.to/3FidWPJ [enlace afiliado]
Yo he hecho muchas fotos en infrarrojo con una refex (tal cual sale de fabrica), enfoncando primero, bloqueando en enfoque y colocando el filtro (todo ello con el tripode)
Ahora tengo una sin espejo modificada sin filtro de paso bajo, y utilizo un filtro clip-in, y así me olvido de tener que estar cambiandolo al cambiar el objetivo.
Hace varios años trabajaba en fotografía con esas cámaras que usaban película, las fotografías B/N yo mismo las rebelaba, las de color las enviaba a un laboratorio que en aquel tiempo abundaban. AHOAR AL VER ESTA INPORTANTE INFORMACION QUE USTEDES NOS BRINDAN QUIERO VOLVER A SER FOTOGRAFO, en esta nueva modalidad digital…
Otra opción y es la que utilizo yo en mi Fuji es la de colocar un filtro IR (de la marca Hoya y 720nm). Simplemente te supone el desembolso del filtro y nada más… Ventajas: Que si no te gusta este tipo de fotografía (a mí me tiene enamorado), no has condenado ningún equipo. Inconvenientes: Te obliga a trabajar con largas exposiciones y trípode pero para el caso de la fotografía de paisaje no supone apenas problema alguno.
Punto clave en este tipo de fotografía: Evitar sacar fotos con lentes que creen Hotspots. Mirar primero muy al detalle la lista propuesta por el autor.