Paisajes espectaculares, lugares recónditos, animales majestuosos, singulares o difíciles de ver… Estos son algunos de los temas más recurrentes cuando pensamos en fotografía de naturaleza.

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Pero también hay quienes se acercan a esta especializada desde una perspectiva más documental y fotoperiódistica, dispuestos a dar a conocer y denunciar historias menos fotogénicas y quién sabe si incluso poder cambiarlas.

Este es el caso del fotógrafo Joan de la Malla que un día decidió que para él la fotografía de naturaleza sólo tenía sentido desde un punto de vista medioambiental y de defensa de los animales.

«Al final es difícil quedarse de brazos cruzados cuando ves como van las cosas», nos explica mientras hablamos de su proyecto recientemente galardonado con un premio Wildlife Photographer of the Year, posiblemente el más prestigioso en foto de naturaleza.

¿Cuál es la historia detrás de tu trabajo premiado con un Wildlife Photographer of the Year?

Este tipo de prácticas se conocen en Indonesia como Topeng Monyet, que literalmente significa mono con máscara. Pese a lo que pueda parecer, usar macacos en espectáculos callejeros no es una tradición ancestral, sino que tan solo lleva practicándose unos 30 o 40 años en diferentes lugares de la isla de Java.

Foto: Joan de la Malla

Se trata de una actividad en la que algunas personas en situación de pobreza han encontrado refugio económico y esto lo convierte en un problema difícil de manejar. Estos macacos viven en condiciones deplorables, y a menudo se ven obligados a llevar una vida solitaria, algo especialmente grave en unos animales altamente sociales como éstos.

Además, cada vez que un macaco entra en esta industria varios ejemplares mueren, ya que estos macacos son cazados en su medio natural y la única forma de poder capturarlos es matando a su madre y, posiblemente, a algún otro miembro del grupo.

Foto: Joan de la Malla
Foto: Joan de la Malla

Como acostumbra a pasar en estos temas, la realidad es muy compleja y, en este caso, no me atrevería a culpabilizar a todos los entrenadores. Algunos han hecho de esto un negocio rentable y mantienen varios monos que incluso alquilan, pero la mayoría de ellos apenas sobreviven como pueden y simplemente han crecido en una realidad socioeconómica difícil y sin acceso a una educación que permita una posición ética sobre el uso de animales en este tipos de actividades.

Ética, por cierto, que tampoco han desarrollado algunas de las personas que disfrutan de estos espectáculos y que quizás sí han tenido la oportunidad de recibir una educación y conocimientos mayores.

Foto: Joan de la Malla

Este tipo de espectáculos están mayormente destinados a un publico local y no a turistas.  Finalmente, y por aportar algo de perspectiva al asunto, querría recordar que no hace tantos años que aquí íbamos alegremente a ver animales al circo. Hace falta un trabajo de educación y concienciación para evitar este tipo de actividades y hacer que los propios ciudadanos dejen de mostrar interés por ellas.

¿Cómo descubres este tema y empiezas a trabajar en él? ¿Es fácil conseguir acceso y poder fotografiar en ciertos lugares y situaciones?

Hace muchos años que estoy involucrado en proyectos de conservación en el sudeste asiático, así que estar informado acerca de las diferentes amenazas y problemáticas que suceden allí forma parte de mi trabajo.

Foto: Joan de la Malla

Conocí de este problema a través de la búsqueda de información sobre los conflictos entre humanos y animales salvajes en la región. Durante el proceso descubrí una organización que trabaja para solucionarlo y con la que ya habíamos tenido contacto en otros proyectos. Al final, nos reunimos con Jakarta Animal Aid Network y decidimos ponernos manos a la obra con este asunto.

A partir de este punto, como acostumbra a suceder en este tipo de proyectos, la preparación previa y el trabajo antes de empezar a hacer fotos se volvió algo importantísimo.

Foto: Joan de la Malla

Conseguir acceso es quizás lo más complicado de todo el proceso. Pasos en falso en esta etapa pueden arruinar todo el proyecto. Aproveché que la organización estaba preparando un informe sobre estas prácticas y me uní a su personal de campo en sus sondeos sobre la actividad.

Esto me dio cierto acceso y, a partir de aquí pude establecer una relación con algunos entrenadores y seguirles en su día a día. Este punto fue delicado: para lograr acceso no quise fomentar la práctica, pero tampoco podía cuestionar abiertamente la actividad.

Mi forma de trabajar en estos casos consiste en ser bastante transparente, dialogante y en tratar de tener una aproximación honesta al tema, tanto en las imágenes como en mi relación con las personas, mostrando curiosidad y una actitud abierta hacia ellos pero sin posicionarme.

Esto no solo redunda en una mejor historia, sino que además te permite mantener el acceso al tema durante un tiempo prolongado. En este caso, la organización usó las imágenes más duras para lograr prohibir la actividad, y esto puede llegar a ser un impedimento para continuar trabajando en el tema a medio o largo plazo si no se han sentado unas buenas bases.

Foto: Joan de la Malla

Por otro lado, al trabajar de la mano de una organización hay que seguir un poco sus demandas y tratar de hacer las fotos que necesitan en cada momento. En mi opinión, es mucho mejor tratar estos temas de forma personal con una aproximación totalmente objetiva y trabajar con las organizaciones a posteriori, para evitar estas situaciones y un sesgo en la perspectiva del reportaje.

La gente relaciona foto de naturaleza con paisajes y animales más o menos espectaculares pero cada vez hay más trabajos documentales centrados en la denuncia y temas medioambientales.

Sí, al final es difícil quedarse de brazos cruzados cuando ves como van las cosas. Algunos fotógrafos hemos decidido que queremos contribuir con nuestro trabajo a difundir la labor de las personas y organizaciones que trabajan para salvaguardar el futuro de las especies amenazadas y de sus hábitats.

En mi caso al principio de dedicarme a la fotografía, viajaba a sitios bonitos y hacía fotos del medio natural, pero poco a poco fui conociendo estas realidades y reflexionando sobre mi relación hacia estos temas.

Foto: Joan de la Malla

Me empezó a molestar, por ejemplo, el uso excesivo de plástico que veía por doquier o la paradoja de la gran huella de carbono que suponía que yo viajase a lugares exóticos para hacer fotos de naturaleza (que, por cierto, siempre compenso mediante organizaciones que la mitigan con acciones medioambientales).

Al final todo esto se hizo insoportable y decidí dar un giro a mi trabajo hacia una aproximación más fotoperiodística para tratar de colaborar de alguna manera y dar voz a todos estos temas.

El día a día para los que nos gusta estar en el campo es un poco más tedioso. Para empezar, las horas de preparación en el ordenador se multiplican y, una vez sobre el terreno, a veces son temas poco agradables.

En este reportaje de los macacos pasé muchas horas en suburbios llenos de basuras fotografiando animales en condiciones terribles. Cada día tenía que luchar contra la tentación de poder ir a pocos kilómetros a fotografiar a los mismos animales en un entorno maravilloso, en plena selva.

Foto: Joan de la Malla

Sin embargo, la posibilidad de profundizar en las historias y, sobretodo, la satisfacción de saber que las fotos tiene un propósito compensa. En este caso en particular y, en parte gracias al trabajo fotográfico, se ha conseguido una prohibición para esta actividad.

Ahora los macacos están siendo requisados para ser reintroducidos y a los entrenadores se les está ofreciendo una alternativa económica para facilitarles la transición.

Y antes de viajar y comenzar a hacer fotos seguro que también hay mucho trabajo que hacer.

En estos tipos de proyectos la preparación es una parte clave. Así que la bolsa de fotos se prepara rápido en comparación al tiempo de llamadas de teléfono, mail y skype que conllevan. La recopilación de información es muy valiosa cuando trabajas fuera de un entorno conocido y con limitaciones de tiempo.

Así que saber dónde están los protagonistas de la historia, cuándo y cómo acercarse a ellos es un primer paso necesario para lograr las fotos. Y además aporta un conocimiento muy valioso sobre la historia que se quiere contar.

¿Y la financiación para poner en marcha un proyecto así?

Hay dos tipos de proyectos: los encargos y los personales. Los encargos están pagados por las organizaciones para las que trabajo. Los personales debo autofinanciarlos gracias a workshops, becas, venta de obra y publicaciones.

Sin embargo, a menudo sucede que un proyecto de encargo se acaba convirtiendo en un proyecto personal mayor en el que seguir trabajando.

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