El sensor de la X-T4, el procesador de la X-T5 y una apuesta más fuerte por el vídeo. Así se podría resumir la nueva X-S20, que resucita la gama media de Fujifilm para dar el relevo a la X-S10 que se presentó allá por 2020.
Con un diseño de líneas similares, la cámara mantiene el sensor APS-C de 26 megapíxeles. Un CMOS X-Trans de cuarta generación que ahora se acompaña con el último procesador de imagen de la compañía (X-Processor 5).
Aunque Fujifilm promete mejoras en la calidad de imagen gracias a este procesador, posiblemente la novedad más interesada vinculada a él es la llegada a la X-S20 del sistema de enfoque visto en la X-T5 y las X-H2. En este sentido, Fujifilm habla por primera vez de un sistema de detección de sujetos y vehículos basada en IA.
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Con un peso de menos de 500 gramos, la X-S20 cuenta con pantalla articulada, estabilizador en el cuerpo -que ahora promete hasta 7 pasos de mejora- y estrena conexión para auriculares y la posibilidad de usar el mismo ventilador externo disponible para los citados modelos superiores.
Con ellos comparte también la batería, lo que le permite presumir de una autonomía de hasta 800 disparos por carga, el doble de lo visto en la generación anterior. A diferencia de la X-T5, en este caso el cuerpo no es sellado.
En el terreno del vídeo, la X-S20 estrena un modo específico para vlog, y ofrece grabación e hasta 6k 30p en modo Open Gate (con muestreo 4:2:2 y 10 bits de color), 4k 60p con recorte y Full HD a 240fps. La curva F-Log2 promete un rango dinámico de hasta 13 pasos y también es posible la trabajar en ProRes RAW y BRaw con un grabador externo.
La nueva X-S20 costará unos 1400 euros. Con el zoom 15-45 milímetros el precio será de unos 1500 euros y si se quiere con el 18-55 milímetros habrá que pagar unos 1800 euros.