Lidiar con la seguridad del evento, trabajar contrarreloj, apañarse con la luz que haya, soportar que los organizadores quieran fotos gratis, aguantar las excentricidades de la estrella de turno… A la larga lista de problemas con la que suelen tener que enfrentarse los fotógrafos de conciertos, parece que hay que sumar una más: esquivar las patadas del artista.

Puede parecer exagerado, pero eso es exactamente lo que pasó en un reciente concierto de Queens of the Stone Age en Los Ángeles. El cantante del grupo -aparentemente no en su mejor momento de lucidez- propinó una fuerte patada a la cámara de la fotógrafa Chelsea Lauren que estaba trabajando a pie de escenario.

https://www.instagram.com/p/Bcg3ffCjXBw/?taken-by=chelsealaurenla

Lógicamente, la reportera tenía la cámara pegada en la cara, con lo que el golpe le dio de lleno y acabó en el suelo. Según ella misma explica a través de su cuenta de Instagram, acabó la noche en el hospital.

Revisando las fotos que hizo junto en el momento antes de ser agredida como los vídeos del instante, queda claro que Josh Homme es consciente de la patada que propina a la fotógrafa que incluso asegura recordar la mirada directa del cantante y su sonrisa después del golpe.

https://www.instagram.com/p/BciIUG4Dh1-/?taken-by=chelsealaurenla

Tras la difusión de las imágenes y el vídeo, Homme ha pedido disculpas en repetidas ocasiones, asegurando que no era consciente de que la fotógrafa estaba allí, y que simplemente estaba apartando cosas del escenario.

Dejando a un lado el estado en el que el cantante de 44 años parece estar durante la actuación, el incidente ha servido para que otros fotógrafos recuerden lo difícil que parecer ser trabajar con este grupo.

Según explica la fotógrafa Tanya Voltchanskaya, en un concierto en 2014 ya fue advertida por los organizadores que quienes se acercaran a Homme podían recibir una patada del cantante.

43 COMENTARIOS

  1. El titular reza: «El cantante de Queens of the Stone Age da una patada en la cara a una fotógrafa en plena actuación.»

    Mas abajo, al final del artículo nos enteramos de que no le dio una patada a la cara sino a la cámara:

    «El cantante del grupo […] propinó una fuerte patada a la cámara de la fotógrafa Chelsea Lauren que estaba trabajando a pie de escenario.»

    Un poco más de rigor. En periodismo esto, de toda la vida de dios, se llama sensacionalismo.

    Por otro lado, ya había antecedentes con este grupo que justificaban que la fotógrafa tomara cautelas que no tomó, por lo que se hace corresponsable del incidente.

  2. «Por lo demás, el video muestra claramente que la intención es apartar el objetivo, no golpear el rostro de la fotógrafo.»
    Ahhhhh vale, que sólo estaba apartando a patadas una cámara que estaba en la cara de una persona, clarooooo, no me había dado cuenta, si es lo que hacemos todos, vamos dándole patadas a las cámaras de los demás, lo más normal del mundo.

    • No niego que hay procedimientos más convencionales para hacer llegar a alguien el mensaje inequívoco de que debe apartarse, pero nadie estableció que un concierto de rock, donde todo el mundo va hasta arriba de tiritos de farla, sea el lugar más idóneo para hacer un despliegue de reglas de urbanidad.

      La fotógrafo pagó su impericia y su pésimo análisis de la situación. Si en el futuro sigue cometiendo los mismos errores tal vez debía dedicarse a otra ocupación menos estresante.

  3. Aunque el gesto puede ser discutible desde un punto de vista estético y manifiestamente mejorable desde un punto de vista estratégico (de no haber estado colocado el guitarrista podría haber calculado con mayor precisión la trayectoria del impacto) me encanta que todavía quede alguien que muestre semejante desprecio por la tiranía autoritaria de la Iconosfera en su incansable labor de convertir la Realidad en simulacro (imagen).

    Neutralizar cámaras, con o sin fotógrafo incorporado, debería convertirse en la ocupación alternativa preferida de la postfotografía del s. XXI. Por lo demás, el que piense que un concierto de rock & roll postmoderno guarda algún paralelismo con ir al Ritz a las 5 para tomar té con pastitas danesas es que habita en una realidad paralela.

      • Aun un blog de cámaras no tiene porque ser siempre un remanso de paz; de hecho en ocasiones guarda grandes paralelismos con un campo de batalla o un concierto de rock. Un terreno propicio, por ejemplo, para difamar e injuriar a otro auspiciado por una presunta (y no demostrada) superioridad moral.

        Claro que si uno conserva un mínimo de instinto de conservación acude con la impedimenta de campaña y con la estrategia de prevención bien aprendida. Todo lo que no sea observar unas reglas mínimas de autopreservación es ponerse en manos del enemigo y exponerse a cualquiera de los desastres que acontecen en terreno hostil. El que va a la guerra, a un concierto de rock o a un blog ya sabe a lo que se expone; aunque idiotas los hay en todos los ámbitos; los hay incluso que son multidisciplinares y diversifican su retraso.

        • Tanta lección filosófica, y resulta que terminas igualmente, como el homófobo y misógino, culpabilizando a la víctima. Cortados por el mismo patrón.

          Las personas que creen en la igualdad como premisa de la sagrada dignidad humana no son superiores moralmente a nadie. Son los homófobos y misóginos quienes tienen problemas con la superioridad moral de los demás. Hasta ese punto se dan cuenta que pululan en un mundo que los ha dejado atrás, en el que es su baja condición humana la que desencaja con el entorno.

          Vuestro argumentario no comulga con «lo políticamente correcto», lo que personalmente me importa una higa; pero tampoco encaja con la mínima empatía que todo ser humano «normal» siente por sus congéneres. Espero que seais pronto un subgénero en extinción.

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