Más de 5 kilos de peso, un diseño de esos que no pasa desapercibido, 220 grados de cobertura y un precio que ha llegado a alcanzar los 125.000 euros en una subasta de hace años. Así son las espectaculares cifras del Nikon 6 mm f2.8 que, presentado originalmente en 1970, puede presumir de ser uno de los objetivos más extremos y espectaculares de la historia de la fotografía y del catálogo nikonista.
Aunque es verdad que se puede encontrar por mucho menos que esos más de 100.000 euros que se llegaron a pedir –así nos lo confirmaron en su momento los expertos en la materia- es una pieza cotizada por los coleccionistas. Si en el caso de su hermano pequeño, el 8 mm f2.8, la fama se la debe a su papel estelar de ordenador HAL en “2001, odisea del espacio”, en este caso es una simple cuestión de tamaño y cobertura.
No hay demasiados por el mundo, pero hace años tuvimos la suerte de poder tener entre manos uno de ellos durante unas horas. Era parte de la colección de la tienda ARPI de Barcelona, y el resultado de aquel experimento con el 6 mm f2.8 y una Nikon D800 –lo último del mercado en el aquel momento- lo publicamos en Quesabesde.
Ni ARPI ni Quesabesde existen ya, pero como nosotros seguimos por aquí, nos ha apetecido echar mano de nuestra hemeroteca particular para recuperar algunas imágenes de este objetivo y el pequeño vídeo que grabamos en su momento.
Fue toda una experiencia, la verdad. No sólo por el volumen del equipo que llevábamos encima, sino también por la responsabilidad del precio que teníamos entre manos.
Por aquellos días la noticia de la subasta de una unidad por más de 100.000 euros estaba en todos los titulares fotográficos, así que todavía recordamos con sudores fríos cuando al desmontarlo del cuerpo de la D800 casi se nos escurre de las manos. Y no es un chiste ni una batallita de esas que se repiten y van creciendo con el tiempo.
Por repasar un poco la teoría, estamos hablando de un objetivo anunciado en 1970 y producido desde 1972 (con posteriores versiones AI y AI-S), con una estructura de 12 elementos organizados en 9 grupos. Construido bajo pedido para usos científicos e industriales, su precio y características hizo que se produjeran y vendieran contadas unidades a lo largo de los años.
Pero volviendo a nuestra aventura de foto callejera con un objetivo tan extraño como este, la propia caja de transporte y tapa frontal de la óptica ya son todo un espectáculo. Intentar trabajar con este equipo a pulso es una de esas tonterías que nos encanta hacer, así que por allí nos fuimos de paseo con él por Las Ramblas de Barcelona. Y sí, conseguimos llamar la atención.
Más allá de sus colosales dimensiones, hay otro dato curioso de este angular extremo: su cobertura de 220 grados. Es decir, es capaz de ver por detrás de la horizontal de 180 grados, con lo que el trípode –si trabajamos con él- o los pies del propio fotógrafo tienen muchas posibilidades de acabar apareciendo en la foto circular que produce.
Otro problema si se nos ocurre hacer foto de calle o paisaje con esta bestia: el sol se cuela sí o sí en la imagen y, combinado con los potentes sensores digitales actuales, digamos que el tratamiento de esta veterana óptica para evitar reflejos y aberraciones cromáticas no está a la última.
En su momento publicamos también unas cuantas imágenes en JPEG y RAW de este experimento, pero como tantas otras cosas de los últimos años, se han perdido. Una auténtica pena, aunque, como recuerdo, siempre nos quedarán nuestras fotos posando con este 6 mm f2.8. Y poder contar que, un día, lo tuvimos entre mano. Y casi se nos cae.
lo que no ha desaparecido es el vídeo que grabasteis 🙂 y tiene muestras de esos 6mm! https://www.youtube.com/watch?v=znEJbfq0V_k Haciendo una captura de pantalla se pueden recuperar.
¡Que Gopro ni qué Gopro! Me lo voy a poner en el manillar de la bici apuntando pa mi…, pa fardar. Eso sí, voy a tener que poner una cestita detrás con una buena sandía de contrapeso. Je, Je.
Oh cuando las ramblas estaban vacias
Oooh buen remake buenos tiempos
Eso es un ojo de ballena!!