Si pudiéramos viajar en el tiempo y preguntar hace unas décadas cual imaginaban que sería el invento de moda en 2014 seguro que a nadie se le ocurría hablar de un palo. Claro que tampoco sabían lo que eran los selfies.
Un simple palo que, eso sí, ha sabido diversificar su oferta en poco tiempo para estar ya disponible en todos los colores (cuanto más chillón y hortera, mejor), en versiones plegables realmente pequeñas y con su propia gama de precios y todo: desde el más sencillo que solo sujeta y aleja el móvil de turno por muy pocos euros, hasta los más sofisticados con disparador remoto por Bluetooth.
Pero, sin duda, la mejor versión ideada hasta ahora es el palo para belfies. ¿Qué es eso tan moderno de un belfie que todavía no hay siquiera una versión españolizada del concepto? Pues un autorretrato en versión trasera. Una foto del culo, vaya. Los entrepreneurs, tan atentos siempre a las últimas tendencias.
Más allá de lo absurdo que resulte ver al personal con uno de estos trastos ante cualquier monumento, paisaje o cosa fotografiable que se precie, tengo la sensación de que lo que realmente nos molesta del tema es que no lo vimos venir. Nadie lo vio venir.
Tanto analista, gurú, maestro y futurólogo venido a más, y resulta que ninguno fue capaz de prever la penúltima tontería que nos venía encima. Igual es que andábamos tan ocupados llorando la marcha de Google News –no hay forma de enterarse de nada desde entonces, oigan- que pasamos por alto el hype del momento.
Y algunos, la verdad, no tenemos excusas. Todo el día alrededor de la Sagrada Familia haciendo fotos y gruñendo a los guiris para que se aparten, y no nos fijamos en los artilugios que desde hace ya mucho tiempo empuñan los turistas japoneses. Imperdonable. Con lo que hubiera lucido colarlo en algún artículo de tendencias: en 2015 se llevará el vermut, los drones y los palos.
O puede que sí lo vimos venir, pero miramos para otro lado. En plan versión fotográfica de aquello tan manido de la “superioridad moral de la izquierda”. ¡Los que usan eso son público potencial de ‘Adán y Eva’!”, gritamos desde nuestro púlpito fotográfico mientras releemos los ensayos de Sontag y debatimos sobre la conveniencia de que se publiquen o no cierto tipo de imágenes.
Mientras nosotros hacemos chistes con el palito en cuestión, sugerimos orificios corporales en los que guardarlo y negamos con la cabeza cada vez que nos cruzamos con alguien empuñando el artilugio, a ellos les da igual. Y ellos, nos guste o no, son mayoría.
Tienen su palo, y la street photography, la vida de Salgado o el debate sobre si aquella foto de Capa estaba o no trucada les importa lo mismo que a mí el último libro que se ha leído Ronaldo. No es que les guste la fotografía: simplemente les gusta salir en las fotos. Y ahora pueden hacerlo en todas. A ver si la posfotografía iba a ser esto.
Pero mientras asumimos esta nueva derrota siempre podemos consolarnos pensando en cómo estarán llevando el tema en las reuniones de ingenieros de las firmas del sector. Ellos hilando fino para conseguir más calidad en cada píxel, desarrollando estabilizadores de 5 ejes, integrando visores electrónicos en cámaras cada vez más pequeñas… y resulta que lo que arrasa en los escaparates es el palito éste. Suena casi tan gracioso como deprimente, la verdad.
Así que mientras esperamos impacientes para ver qué firma de trípodes saca el primer palo de magnesio reforzado para profesionales o quién se atreve a inventar algo para presentar “la primera cámara con palo integrado para selfies” (con el permiso de la RAE, seguimos prefiriendo el anglicismo), solo resta hacer una pregunta: ¿alguien sabe si hay palos de formato completo?
[…] quizás eres una usuaria empedernida, quizás aún lo miras pensado “pero si es un palo, un simple palo“. Pero ahí está, dando mucho de qué […]
ya hay palo en formato completo! el que mete canon con sus precios!!!
Jajaja, los palos, siempre son malos.
Soy Selfie tengo experiencia en sacar buenos portraits y mi hermano Belfie me esta trolleando mi fama con tanto Ass-Portrait