¿Por qué sigue viva la fotografía química? ¿Cómo es posible que un proceso mucho más complejo y lento que el digital sobreviva e incluso parezca tener especial fuerza últimamente? ¿Cómo puede llamar tanto la atención de jóvenes que no tienen el recuerdo de haber disparado cámaras de película o revelado?
Química, belleza, arte, pasión, son las primeras palabras que nos vienen a la cabeza. Y sospechamos que no vamos desencaminados, aunque seguramente hay mucho más y eso es lo que quiere desvelar “Why we still love film: analog photography in the digital age” (Por qué seguimos amando la película: fotografía analógica en la era digital»)
Este es el título de este episodio de la serie documental Left Field de la NBC que trata de responder estas cuestiones y ayudar a entender por qué las generaciones más jóvenes, que han crecido rodeadas de tecnología, están adoptando el proceso analógico cómo propio.
La venta de cámaras analógicas antiguas ha aumentado en los últimos años, los festivales sobre el tema florecen cada vez más e incluso en la industria del cine vuelve a haber un importante resurgimiento analógico a pesar de los grandes avances digitales.
También es verdad que algunas emulsiones han desaparecido -para volver años después en el caso de Kodak y sus surrealistas políticas al respecto- y que, en general el precio de la película química ha subido. Pero no dejemos que estos pequeños detalles estropeen el discurso de quienes aseguran que la fotografía química está de moda.
Pero volviendo a las causas de este fenómeno que aborda el documental, resulta especialmente interesante el papel que las redes sociales e Instagram -dos herramientas puramente digitales- han jugado en este fenómeno. Un dato: hay más de 14 millones de publicaciones etiquetadas en Instagram con el hastag #FilmIsNotDead.
En cualquier caso, dura sólo 10 minutos así que merece la pena echarle un vistazo para intentar entender un poco mejor esa realidad fotográfica que no quiere oír hablar de píxeles.
Porque no es lo mismo! (nada es lo mismo) Incluso el resultado final es diferente. Personalmente, aparte de los recuerdos que me trae (buenos y malos, desde 1997 hasta 2006), me sigue gustando hoy en día el grano de la película, para el tipo de fotografía que me gusta. El problema es que ahora me da mucha pereza y prefiero aplicar filtros «vintage» en el procesado de mis fotos digitales pero aun así, no es lo mismo.
Resulta muy caro.
Aquí una «alquimia» no tan cara… https://www.albedomedia.com/clasico/analogico/un-rollito-si-con-cafe-por-favor-revelando-con-cafenol/
…pues la química gusta, o sigue gustando, porque, por ejemplo, es una fotografía “palpable”, “sólida”, “material”… es decir, frente a lo digital, que está en una tarjeta de memoria, en un disco duro. La química está en un carrete, y hay que darle a la palanca para poder hacer la siguiente foto, y el carrete tiene un número finito, claro, preciso, limitado de fotos. Todo eso la hace atractiva, interesante, le da un “algo” que pese a que no se pueda ver en el momento y se tenga que revelar, es un plus en los nuevos tiempo del agotamiento tecnológico e instantáneo. ¿Por qué gustan los postres de la abuela, los caldos caseros, los garbanzos del abuelo…? Porque es tradicional, por es manual, porque tiene injundia para conseguirlo, porque lo industrial en ocasiones cansa…
…por otro lado la fotografiá química sigue siendo mágica. No se puede ver en el momento, hay que estar un lugar oscuro para revelarla, hay que emplear pócimas extrañas, con sus formas de uso y tiempos particulares, y de donde no había nada sale una imagen. Se la hace uno mismo. Es otra vez volver a las magdalenas de la agüela. Y tras esa magia tienes algo que lo has conseguido tu, que lo puedes tocar, que lo puedes guardar, que no necesitas la intermediación de ninguna máquina para poder verlo…
…y por supuesto, hay muchos marketing una industria que se resiste a morir, mucha moda, mucho postureo…
…pero la fotografiá química comenzó sin industria, y muy posiblemente la industria terminará dejándola, y continuará sin industria, como algo cuasi artesanal. Hace años, no muchos, casi ala par que el declive de la fotografiá química, había muchos estudios de lutieres, por ejemplo, en Granada, a día de hoy quedan uno o dos, el resto de locales son chiringuitos diversos para turistas, pero los que quedan hacen guitarras que se cotizan en todo el mundo. Con los violines en Centroeuropa para lo mismo. Y con los espaderos de Toledo. Y con los que producían capas. Y con quienes producían en esparto o latón, arrasados por el plástico. Lo moderno no para, pero a lo bueno, aunque sea analógico, siempre le queda un rinconcito…
Estoy deacuerdo! La fotografía de carrete nunca desaparecerá. Siempre habra un «Carlos Relvas» que se lo monte por su cuenta y el proceso será muy artesanal, como lo ha sido durante la mayor parte de la historia de la fotografía. El problema es que si la industria termina, se convertirá un hobbie extremadamente caro (igual que antes).
Las fotos digitales también se imprimen…
…la cuestión no es que estén el papel, es el revelado. Donde al igual que los antiguos alquimistas, con ritos y procedimientos entre lo mágico y lo científico, buscaban como fabricar oro; en la química se produce el resultado, también cuasi mágico, de conseguir que de «la nada» salga una imagen en el negativo, y de un «chorro» de luz otra imagen en un papel… (entre otras cosas)
Las fotos digitales tambien se pueden copiar, solo ahy que proyectar la imagen digital sobre el soporte foto sensible, y luego revelarla con los procesos habituales. En España solo hay dos laboratorios que lo hagan, pero siempre podemos montarnoslo por nuestra cuenta, aunque los resultados no sean los mismos….
Ahh…es muy difícil hacerlo por uno mismo…y aún así lo recomiendas, tonto guevón ?
Sí, la fotografía «química» es otra cosa…pero por mi parte estoy (casi) seguro que no volveré a ella. La digital me salvó la afición, después de años de no revelar ni ampliar, harto de esperas y de los precios del laboratorio.
Y, sí también se pueden imprimir, yo lo hago en una imprenta, con ploter: papel fotogràfico, impresión de tintas. Si la expo que tengo montada funciona pienso imprimir algunas a «la antigua»…
(Si queréis pasaros -en Barcelona- «Llibreria de la imatge» c/Sepúlveda 87. Tengo una muestra de doce fotos…)
Esto es algo cíclico. Cada cierto tiempo se dice que revive la fotografía química. Sigue habiendo quien utiliza película por diferentes motivos. Como se dice en el artículo, con la incorporación de gente joven que utiliza película, siempre habrá demanda, pero seguirá siendo escasa y hasta que se les pase la ilusión.
Proceso mucho más complejo, lento y caro.
Química, belleza, arte, pasión y sobre todo postureo, se suben más fotografías a instagram del fotógrafo haciendo la foto, del fotógrafo con la cámara que fotos hace el fotografo, fotos que seguramente están hechas con un móvil o en el mejor de los casos con una cámara digital.
Puede que alguien lo haga por pura pasión, pero la mayoría es por que es guay
Cada tanto tiro algún rollo de 120 en 6×6, por que le encuentro cualidades que no logro con lo digital, el 135 lo tengo descartado, de un tiempo a esta parte, el alto ISO y lineas resolución de las digitales FF con las que puedo usar cualquier mis objetivos clasicos me resultan suficientemente convincentes para lo que hago, si hay futuro en la fotografiá química para mi es con el medio y gran formato, que por un tema de costos o tecnología no se puede alcanzar en digital.
¿Seguimos amando la película?, ¿en serio?
La fotografía química es un viaje de ida y vuelta. Y lo sabéis.
Sobrevive porque hay mercado, (poco o mucho) lo hay.
Es la misma razón por la que hay mercado para máquinas de escribir, para parteras, para los discos de vinilo, para VHS, para casetes.
El por qué gusta, las razones deben ser muy variadas, como humanos en el planeta. En el caso especial de la película a mi (que no trabajo con película desde que llevé unos cursos en la Universidad entre 2001 y 2004) me parece atractivo la liturgia, el ritual que hay desde la selección de la compra de la película, la cámara a usar, el no ver el resultado de inmediato y no menos importante, el sentirse especial porque se está haciendo o practicando algo que no todos hacen (por la razón que sea).
Siempre es atractivo leer este tipo de notas, saludos y lo más importante es recordar que con casi cada nuevo adelanto tecnológico su predecesor no siempre desaparece. vemos el cine, la radio, la tevem el internet, etc hay novedades pero siempre hay una cuota de mercado para la tecnología a la que se le da un relevo.
La fotografía fotoquímica nunca ha desaparecido, en ciertos ámbitos y en determinados países no es nada raro ver a gente con cámaras analógicas, fuera ya del modismo, de forma habitual. Evidentemente ha sufrido grandes pérdidas y desde hace algunos años está resurgiendo, apoyada por la industria del cine que está filmando importantes y grandes producciones en material Kodak, varias de las últimas nominaciones a los Óscar han sido rodadas en carrete, entre ellas «Érase una vez en Hollywood».
La eterna y absurda discusión de qué soporte es mejor, si lo analógico o digital, ya pasó a la historia y los que amamos la fotografía fotoquímica la seguimos utilizando de forma habitual, incluso para trabajos profesionales, por las características de textura, grano y profundidad que dan dichos soportes, sobre todo al utilizar tamaños superiores de «captador» como el formato medio o las placas. Ese tamaño superior aumenta la sensación de profundidad y diferencia de planos de la imagen.
A nivel de aprendizaje creo que es muy importante aprender en analógico, primero para comprender la historia de la fotografía y cómo hemos llegado hasta aquí, ir a ver una expo y saber de qué me está hablando ese autor a nivel técnico y por supuesto como capacidad de previsualización antes del disparo, dominar la técnica y fotometría sin hacer «chimping» y aumentar la capacidad previa de análisis del observador, que en definitiva es lo que somos los fotógrafos, observadores y no sólo captadores de imágenes.
A algunos de nosotros también nos gusta esa faceta artesanal y ritual del medio y nos vuelve a hacer sentirnos fotógrafos, no sólo informáticos delante de una pantalla.
Hay muchos más argumentos a favor y en contra de lo fotoquímico, que daría para un debate interesante fuera de las actitudes extremistas de ambos bandos, cosa difícil a veces. Lo importante es que sigue muy viva y no pasan los meses sin que algún fabricante como Adox presente alguna novedad en su catálogo de emulsiones, algunas nuevas y otras reeditadas de versiones de Agfa, etc, etc.
Aunque sin duda, lo más importante es disfrutar de nuestra pasión o profesión y hacer buenas fotos, da igual si es en analógico o digital, no por ser analógicas van a ser mejores, ni tampoco peores.
Tu lo has dicho, «no es raro ver», pero ¿las usan?
En una ocasión en un evento donde había muchas personas haciendo fotos, hasta usando un drone como cámara de vídeo, se paseó por el una persona con una cámara de doble objetivo, colgada del cuello, creo que una Rolleiflex o similar, si , se paseó, porque no le ví hacer ninguna foto. Cuando ya todo el mundo la había visto, y sobre todo mirado la cámara, saco una réflex normal y corriente, digital por supuesto, que fue la que uso todo el tiempo.
Independiente del soporte inicial termina publicada en plataformas digitales y convertida en pixeles. Al final a quien le sobre tiempo y pueda costearse el lujo, pues que sea feliz. Si lo que buscan es pensar cada foto para no desperdiciar rollo, pues también se vale. lo cierto es que las cámaras actuales obligan a pensar no solo en términos compositivos sino de tomar decisiones con mayor rapidez porque la captura está optimizada para una mente creativa. Contrario a todo eso la verdadera tendencia está en poseer una impresora con resolución fotográfica que permita ampliaciones de mínimo 50 cm por el lado más largo. Lo que sí es una tremenda goma es utilizar antiguos lentes de cristal en armazón 100% de metal y enfocar a mano, le dan una estabilidad al disparo increible, compensan la sensación de fragilidad de las cámaras actuales, sobre todo las no pensadas para profesionales.
Wow, he leído todos los comentarios sobre el artículo y de verdad me han inspirado para incursionar en este mundo tan fantástico: LA FOTOGRAFÍA.
Siempre me ha llamado la atención la fotografía, pero nunca he hecho un taller por falta de tiempo. Ahora mismo en Venezuela las cosas están difíciles, pero tengo una cámara Fujifilm Finepix S1800 que usa 4 baterías AA y quisiera aprovecharla (hasta hace tres días, tenía en mente venderla para comprar un móvil inteligente, mas al llegar aquí cambie de opinión, je je) para aprender y trabajar con RRSS como FB, TW, o IG.
A juzgar por muchas de las opiniones emitidas aquí sobre si es mejor lo analógico o lo digital, se evidencia que hay mucho profesional de la fotografía. Los felicito por los argumentos dados en defensa de su perspectiva. También les pido que me den su opinión sobre qué les parece la cámara Fujifilm Finepix S1800 para una persona que, como yo, quiere aprender fotografía. Espero que ustedes puedan orientarme al respecto, pues no tengo dinero para invertir en una cámara profesional.
Muy agradecida de antemano.
De la química me gustaba la espera, eso de ir al laboratorio a recoger los negativos y las fotos impresas a pequeño tamaño. Era todo foto familiar, unos pocos rollos al año. Con la digital me he aficionado más a salir a fotografíar, puedo hacer cientos de fotos semanales a coste casi cero, porque además ahora no imprimo casi nunca. A veces me tienta regresar, pero el elevado precio del laboratorio me quita rápidamente la idea.