«Empecé de niño mi relación con la fotografía, siempre había cámaras en casa. Nadie las utilizaba así que me las agencié.
Más tarde en la adolescencia quise apuntarme a estudiar cine en Barcelona y empecé a ahorrar, hasta que me di cuenta de que jamás podría reunir aquel montón de dinero que pedían. Así que acabé en el Institut d’Estudis Fotogràfics de Catalunya (Instituto de Estudios Fotográficos de Cataluña) donde estudié 3 años.
¿Se puede vivir dignamente de vender tus fotografías? No. ¿Se puede malvivir indignamente de vender tus fotografías? Sí.
La serie «Loneliness» no nace de ninguna planificación en concreto, surge de la aceptación de una enfermedad. Hace años que sufro graves problemas de columna. A finales de 2015 y principios de 2016 pasé tres veces por el quirófano para intentar paliar el dolor que padecía y luego vino un largo proceso de recuperación en un centro de rehabilitación que duró meses. Las últimas palabras que deseas oír son crónico, irreversible o morfina, me quebré emocionalmente.
Mi mujer al final se puso en contacto con un amigo especialista y ya os podéis imaginar el diagnóstico. Con el paso de los días me preguntó qué tal me iba la fotografía y, ¡joder!, hacía casi un año que no cogía una cámara. Me cayó una bronca del demonio y me obligó a salir a hacer fotos inmediatamente, es irónico que un psiquiatra le acabe recetando a un fotógrafo que salga a hacer fotos.
Al principio no había ningún hilo conductor en la narración, únicamente disparaba y con el tiempo iba editando. Cuando tuve un grueso de imágenes empecé a darme cuenta de que mi estado emocional había influido en como veía mi entorno inmediato.
Si hubiese escogido hacer bodegones en vez de salir a la calle, probablemente no hubiesen sido unos bodegones llenos de alegría. Y aunque las imágenes de esta serie no son para nada duras, sí que hay en ellas una sensación patente de soledad. No tanto por el aislamiento de las figuras en el marco, si no por la sensación de soledad que hay impregnada en las calles, algo que puede resultar bastante irónico para los que habéis visitado los masificados espacios públicos de Barcelona.
Siempre trabajo completamente en Manual y he aprendido a obtener lo que quiero en el disparo y no en la postproducción, con todo lo que eso implica. No me gustan los dogmas, cada cual tiene su método de trabajo y todos me parecen válidos.
Utilizo siempre cámara réflex y lentes 20-35 mm y 50 mm. Entre mis fotógrafos de referencia hay muchos, tanto nacionales como internacionales, así que se me hace difícil escoger uno así sin más. En cuanto a mis fuentes de inspiración, son muy amplias: novela gráfica, música, cine, pintura, literatura, una buena conversación e incluso una pinta de cerveza.»
Más información sobre Sergio Escribano en su página web
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Excelente trabajo, muy cuidada la estética y la luz elegida.