Hasta ahora era sólo un motivo de chistes sobre influencers y blogueras de moda, y de algún que otro suspiro de desesperación («puede dejar por favor de hacerte y compartir selfies…») al revisar la cuenta de Instagram de algún amigo. Pero parece que la obsesión por los autorretratos podría convertirse en una enfermedad real a la que, por lo visto, alguien ya le ha puesto nombre y todo: selfitis.
Por lo menos eso es lo que asegura un reciente estudio publicado en International Journal of Mental Health Addiction. Aunque curiosamente todo empezó a raíz de un artículo viral y falso de hace unos años que ya hablaba de esta supuesta enfermedad, un grupo de investigadores se dividieron a investigar y han acabado dando con las pautas para poder hablar de un desorden mental real.
El estudio se ha centrado en más de 200 individuos de India, el país con mayor tasa de mortalidad a consecuencia de los selfies. Y las cifras son por sí solas preocupantes: el 8% se hacen más de 8 autorretratos al día, y el 35% comparten por lo menos tres de ellos en las redes sociales.
Dependiendo del grado de adición se habla de tres grados de selfitis (severo, agudo y crónico) para calificar lo que parece una conducta obsesiva que afecta más a los hombres y a los jóvenes. En todos los casos, este comportamiento se relaciona con la baja autoestima y la necesidad de llamar la atención.
No obstante, todavía no hay resultados concluyentes y hace falta un estudio más amplio y detallado para poder hablar de una enfermedad real.
El uso obsesivo del móvil es ya motivo de trastorno mental, especialmente los smartphones que cuanto más «inteligentes» son, más memos hacen a sus dueños. Poco se habla de perjuicios, los intereses económicos son brutales. Lo de las selfies es como todo, narcisismo burdo y absurdo y cuando salir en pose ridícula o guay no es suficiente algunos pasan a tristes extremos. Hay, a consecuencias de estos dispositivos como para escribir una enciclopedia, sí, hasta médica.
Con lo bonito que es decir… Autorretrato… ganas de complicarse la vida con el «inglis»
Saludos
Un estudio realizado con 200 índios. Sin duda una muestra representativa en un país de 1.300 millones de habitantes.
«el 8% se hacen más de 8 autorretratos al día, y el 35% comparten por lo menos tres de ellos en las redes sociales.»
El 8% de 200 personas, son 16. Extrapolar esta mierda de muestra a nada ni medio enserio es un insulto a la inteligencia. Obviando el propio hecho de que la muestra se ha tomado en un país en vías de desarrollo, donde gran parte de la población no tiene acceso ni a un smartphone ni mucho menos a una red social.
No sé si es más estúpido el estudio, o que lo hayais compartido aquí pensando que esta tontería tiene alguna relación con la fotografía.
Los selfies forman parte de la frivolidad, las estúpidas modas, (que no son más que imitaciones de las mismas conductas) y las redes sociales. No hace falta ningún estudio absurdo para sacar conclusiones basadas en la nada. La sociedad ha cambiado. La tecnología permite hábitos que ántes simplemente no eran posibles ni concebir (como mucho mirarse en los espejos de casa), y la conducta imperante en estos tiempos de competitividad sin escrúpulos y el individualismo rampante al que lleva, acaban «empujando» a todo púber y no tan púber a mostrarse ante «el mundo» como ese triunfador que todo libro de autoayuda dice que puedes llegar a ser. El peligro de este hábito es que los practicantes corren el riesgo de quedarse eternamente mirando su reflejo en la fuente de Narciso.
Querido, si no te parecen inteligentes o con el suficiente nivel las reseñas que hace este blog siempre puedes crear uno y seleccionar tú mismo el contenido que esté a la altura de tus expectativas.
Claro querido… Si, si… Tienes razón. Ahora mismo me pongo con ello…
El selfie se ha revelado como una herramienta poderosa a la hora de limpiar de idiotas el planeta; en ese sentido, el de mejorar el pool genético de la especie, lejos de ser considerado un trastorno patológico, debía ser declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO.
El móvil será la máquina que se rebele contra su amo y le demuestre lo idiota que es.
Máquinas que se han revelado contra su amo por mal uso hay muchas. Empezando por el coche.
Rebelado, con B. Sorry.
Los hombres como los monos, imitamos, la imitación es constante… así pues ¿Nos va a extrañar que la gente se haya habituado al selfie y no el ver el futbol por la tv? ¿A leer libros? ¿Escuchar música? ¿A pegar con una raqueta a una bolita? ¿Hacer fotos en la calle, a bichitos, o montañitas? ohhh a comprar cacharritos bobos del mil clases colores y formas para hacer fotitos?
El fundamento básico del selfie es la repetición de un modelo que ha cuajado y genera hilaridad y buen rollo entre los que lo practican y consumen, y tiene exactamente en muchos casos, los mismos propósitos que la mayoría de actividades que realiza la gente con idénticos propósitos.
Claro que hacerse selfies de forma compulsiva es un desorden mental…pero es que la fábrica de locos va a toda máquina y no se escapa nadie, pero el selfie es nuevo y la canción de: Los domingos por el futbol me abandonas… tiene ya muchas décadas.
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El uso de redes sociales aún es mayor trastorno.
Eso no es nada, cuando descubran las utilidades para selléis, no quiero ni pensar en las consecuencias negativas. jajajaja.
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