De la Sony A7C original nos gustó más la teoría que la práctica. Ya lo dijimos en su momento, aunque hay que reconocer que la cámara se ha vendido muy bien y ha triunfado lo suficiente como para que la compañía se haya animado a renovarla por partida doble. Ahora tenemos A7C en dos sabores: normal o con extra de resolución.
Una apuesta que, lejos de ser nueva, Sony lleva aplicando a su catálogo en otras gamas. Así que igual que tenemos las A7 normales o las A7R, ahora se repite la jugada en esta versión compacta. Ya sabemos que técnicamente no son cámaras compactas, pero puesto que la «C» del nombre viene de ahí, nos tomamos la licencia.
1300 euros separan la nueva A7C II y la A7C R. 2400 euros costará la versión normal de 33 megapíxeles (y no 2700 euros como por error decimos en el vídeo) y 3700 tocará pagar si queremos el modelo de 61 megapíxeles. Importante tener claros los precios de entrada porque, en realidad, esto y la resolución son lo que marca diferencia entre dos cámaras que a primera vista y entre las manos son prácticamente idénticas.
Aunque confesamos que ambos modelos llegan con pocas sorpresas puesto que son una interesante combinación de modelos que conocemos de sobra y hemos probado, hemos aprovechado las escapadas del mes de agosto para hacerles unos cuantos kilómetros y fotos a esta nueva pareja.
Nuestro particular álbum de lo que iban a ser vacaciones en versión de 33 o 61 megapíxeles. Como siempre, las versiones en alta resolución están a un click de distancia. Quienes no consigan distinguir con cuál de las dos cámaras está hecha cada foto, posiblemente ahí ya tenga una pista de qué modelo puede ser más interesante en su caso.
Diseño A6700
Lo que decíamos hace no mucho de la Sony A6700 es perfectamente aplicable a estos dos nuevos modelos, que basan su diseño en este mismo cuerpo. Es decir, las carencias de la A7C heredades de la A6600, han quedado en su mayoría resueltas en esta segunda generación.
Bastaría leer lo que dijimos de esta nueva APS-C para entender los cambios de estas A7C pero, a modo de resumen, se han pulido las principales pegas que le poníamos a la primera generación: menús, pantalla táctil, controles, compartimento lateral para la tarjeta…
Hemos dicho casi todas porque seguimos sin tener doble ranura para tarjetas de memoria y joystick para el control del enfoque. Aunque está claro que se trata de minimizar tamaño y peso, es evidente que se podría haber conseguido. Y que en cámaras de este precio y prestaciones son dos detalles que se echan mucho de menos.
33 o 61 megapíxeles
Como era de esperar, no hay sorpresas en cuanto a los resultados que ofrecen las dos cámaras, que montan sensores de sobra conocidos y de solvencia más que probada. El enfoque mejorado de la A7C II respecto a lo visto en la A7 IV es casi lo más destacable dentro de un guión previsible pero no por ello menos atractivo.
Eso sí, la llegada de la A7C R plantea un nuevo dilema. Si hasta ahora sólo había que decidir si se quería una A7 en formato estándar o compacto, ahora también hay que optar por la versión de 33 megapíxeles o la de 61 millones de puntos.
Pues que el único peaje a pagar para casi doblar la resolución es el peso de los archivos en las tarjetas de memoria y el ticket de compra, quienes no tengan problema con el presupuesto están de suerte: tener entre manos el potencial de la A7R V pero más ligero y por menos dinero es una opción magnífica.
¿Pero necesitamos 61 megapíxeles? La eterna pregunta con sus dos consabidas respuestas: posiblemente no pero, es verdad, que ahí están y que tampoco molestan. Siempre hay tiempo para reducir tamaño de archivo y nosotros hemos agradecido tener a una pulsación un factor de ampliación de 1,5x de la focal quedándonos todavía con más de 24 megapíxeles de resolución.
En nuestro caso, por cierto, hemos trabajado con el humilde 24-70 mm f4 y con el nuevo 16-35 mm f2.8 GM II que Sony acaba de renovar.
¿Y para vídeo?
La historia se repite si hablamos de las prestaciones de vídeo de las nuevas A7C. Podemos esperar de ellas lo mismo que la A7 IV y la A7R V, con las diferencias en el enfoque en el caso de la A7C II respecto a su modelo de referencia.
En este caso tenemos grabación en 4K a 24, 25 y 30 fps con sobremuestreo de 7K, sin recorte, y el 4K a 50 y 60p con recorte Super 35. En todos los casos trabajaremos siempre con muestreo 4:2:2 y 10 bits de color.
Todo eso combinado con un enfoque potente, S-Cinetone, pantalla desplegable, compensación de la respiración y otras prestaciones hacen de la cámara una opción muy interesante para grabar vídeo.
Eso sí, hay que recordar que el sensor de esta A7C II es algo lento y tiene algunos problemas de rolling shutter. También tener en cuenta que la A7 IV ya tenía algunos problemas de calentamiento, y ésta al ser más pequeña es posible que los tenga también.
La A7CR en cambio está bastante bastante más limitada en el apartado del vídeo.. La nueva cámara puede grabar en 4K a 24, 25, 30, 50 y 60p con un recorte del sensor de 1,2x y usando un proceso de pixel binning para paliar el exceso de resolución, lo que provoca pérdidas de nitidez en la imagen y la posibilidad de que aparezca efecto muaré en las zonas de detalle fino.
La única manera de evitar esto es grabar en 4K hasta 30p con un recorte APS-C, en ese caso la señal viene sobremuestreada desde una señal de 6,2K.
A pesar de contar con el mismo sensor que la A7R V, esta cámara no permite grabar en 8K. Suponemos que se trata de una limitación relacionada con el calentamiento por el menor tamaño del cuerpo.
La consolidación de una gama
Con la A7 IV a unos 2600 euros puede sorprender que la A7C II llegue con un precio de 2400 euros. ¿Renunciar a la doble ranura y al joystick y pagar casi lo mismo? Sí, pero también tendremos un enfoque optimizado y menos peso que llevar encima.
Con la A7C R, como decíamos, el trato es masa sencillo y evidente, porque los 3700 euros siguen estando claramente por debajo de los 4500 que cuesta la A7R V. Quienes estuvieran tentados de hacerse con este modelo, es posible que ahora apuesten por la versión compacta.
Al final es un tema de tamaño y precio. Si la A7C original no nos acababa de convencer es porque había pasado ya tiempo desde la llegada de la A7 III y la hermana pequeña ofrecía menos por el mismo dinero.
Pero ahora, con esta segunda generación y la consolidación de la gama, vemos que igual el error es considerar a estas C como hermanas pequeñas y no como una alternativa que, simplemente, amplía las posibilidades de los usuarios de la marca.
También les complica, claro, la elección. La calidad es la misma, las prestaciones en un 90% también, así que sólo se trata de elegir el envoltorio más conveniente para cada uno, según el uso. Y el presupuesto, claro.
Se les ha ido la pinza con los precios a los de Sony.
Gastar esas locuras para tener todos esos gazapos que comentais, ni loco. Para el usuario medio/aficionado, la 7III es una cámara redonda y contrastada con visor decente, y tampoco es que sea un ladrillo.