Para muchos la moda de fotografiar todos y cada uno de los platos que se piden en los restaurantes es un auténtico suplicio. Y es que hay pocas cosas más molestas que ir a hincar el tenedor en la comida y que alguien frene la embestida para poder inmortalizar el manjar antes de «estropearlo» comiéndoselo.

Aun así, no cabe duda de que muchas de estas fotos pueden funcionar como publicidad para el restaurante de turno, y que si no puedes luchar contra esta plaga fotográfica quizás es mejor que intentes sacar provecho de ella.

Esto mismo habrán pensado los responsables del restaurante londinense Dirty Bones, que lejos de molestarse por la voracidad fotográfica de sus clientes, han decidido adquirir unos cuantos accesorios fotográficos que ceden a los comensales para ayudarles a obtener mejores imágenes.

Luces LED, lentes angulares para móvil del tipo clip, cargadores universales, palos de selfie o trípodes son algunos de los accesorios que ofrece el citado restaurante para asegurarse de que su oferta culinaria aparezca perfectamente retratada en Instagram y otras redes sociales.

Pero tampoco hace falta irse tan lejos, porque recientemente el restaurante Pez Playa del hotel ME Mallorca ha empezado a ofrecer a sus comensales lecciones de fotografía durante las comidas y cenas que sirven para que mejoren así sus fotos gastronómicas en Instagram. Según explican, el menú llega acompañado con algunas ideas sobre cómo componer y disparar las fotos con el móvil para obtener mejores resultados.

No cabe duda que iniciativas como la de Dirty Bones o Pez Playa son originales y muy adecuadas para los tiempos fotográficos actuales, aunque posiblemente más de un comensal se lo pensará dos veces antes de apuntarse a una comida tan fotográfica. ¿Y a vosotros que os parece? ¿Os gusta la idea?

4 COMENTARIOS

  1. Yo es que soy de los raros que cuando va a un restaurante va a comer, y no a que los demás sepan que estoy en ese restaurante.

    Creo que la cosa, afortunadamente, no es por la fotografía en sí, sino por las redes sociales. Planteemos una pregunta:

    Si a la gente no se le permitiese compartir JAMÁS las fotos con nadie, las harían igualmente?

    • Por supuesto que toda esta estupidez corre paralela a las redes “tontíales”. Fotografían con teléfono para poder enviarlas “cagando leches” al grupo de tontolines del “Caralibro” Yo les propongo ya que fotografían el antes de entrar, que también lo hagan con el después… sin las leches. 🙂

    • Cada cual puede hacer fotos de lo que le apetezca, no tengo nada en contra de hacer este tipo de fotos. Ir a un restaurante a darse un “homenaje”, es algo que hemos hecho casi todos, lo que resulta chirriante es el difundirlo “urbi et orbi”, por el motivo de que hay gente que la necesidad primaria de comer, no es algo que haga con regularidad. Habrá quien piense que quien no come con regularidad, no las verá porque no tiene medios para hacerlo, ya, pero creo que hay que mirar un poco más allá. Es un claro síntoma de la banalidad que nos invade.

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