Un viaje a las fábricas de Sony en Japón y Tailandia

Descubrimos como se producen los sensores, cámaras y ópticas de la compañía en sus factorías de Kumamoto y Bangkok.

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Da igual las veces que hayas estado, viajar a Japón es siempre una experiencia. Y visitar las fábricas donde se producen esas cámaras de las que nos pasamos el día hablando, también. Eso es lo que hicimos hace ya más de un mes -mucho material para revisar y poco tiempo para ordenarlo y darle forma- con Sony, conociendo de primera mano las factorías de donde salen algunos de los mejores sensores, cámaras y ópticas del momento.

Ya tenemos foto para ilustrar el próximo artículo sobre selfies. No, no estaban posando para la prensa.

Una intensa semana en la que, además de visitar Tokio -uno nunca se cansa de esta ciudad- y Kyoto con su interminable lista de templos -de esto sí puedes llegar a cansarte, la verdad- viajamos hasta el sur del país para conocer la famosa planta de Kumamoto, y volamos después a Bangkok para ver en persona cómo se montan las Sony A9.

Un postal casi nocturna de la capital japonesa desde la Tokio Skytree. Si la foto estuviera mejor procesada al fondo en el centro se distinguiría el monte Fuji.
En Kyoto cuando te cansas de ver templos siempre puedes jugar con la Sony A9 y el zoom angular 12-24 mm f4

En el vídeo del viaje -grabado con una Sony RX0 recién estrenada y montado con mucha paciencia por Álvaro- hemos intentado resumir lo más interesante del viaje y enseñar lo poco que en realidad se puede mostrar de estas factorías. Si al lógico secretismo que siempre rodea a la producción tecnológica se le une el conocido hermetismo japonés, el resultado es fácil de imaginar.

Sony en su mejor momento

No hace falta ser un experto en el mercado fotográfico para darse cuenta de que Sony está pasando por un gran momento. La aceptación de su amplia gama de modelos A7 y, sobre todo, la llegada de la A9 han colocado a esta marca como la gran competidora llamada a acabar con el eterno reinado de Nikon y Canon.

De eso se habla en las oficinas centrales de Sony en Tokio. Eso sí, sin mencionar directamente los nombres de la competencia –our two big friends, nuestros dos grandes amigos- y mostrando unos gráficos de ventas que sitúan a Sony como la primera marca en venta de cámaras de formato completo en diversos países -incluido España algunos meses del pasado verano- y por delante de Nikon a nivel mundial.

Se espera un crecimiento del 27% en venta de cuerpos y de ópticas para este  año, aseguran los responsables de la compañía mientras recuerdan que ya disponen de casi 30 objetivos de formato completo que cubren desde 12 hasta 800 milímetros. Adaptador mediante en algunos casos, pensamos en voz baja.

Evidentemente, la A9 es la gran estrella del momento. De hecho, en aquel momento -finales de septiembre- no sabíamos que la A7R III estaba a la vuelta de la esquina, y sólo la RX0 y la RX10 IV con la que también pudimos jugar un rato se atrevían a restarle un minuto de protagonismo a la más veloz y cara de las Sony.

¿Alguien se acuerda de las SLT?, nos preguntamos también en voz baja -somos muy de reflexionar sin dar la lata en las ruedas de prensa- mientras comemos en la cantina del edificio de Sony. Tampoco se pueden hacer fotos pero, eso sí, podemos asegurar que aquí no sólo se diseñan buenas cámaras, también se come rico.

Kumamoto, de aquí salen la mayoría de sensores del mercado

«No podemos comentar este punto» es, como cualquiera que haya entrevistado a directivos nipones sabrá, la respuesta más habitual en este tipo de encuentros con la prensa. Pese al citado secretismo, siempre hay datos interesantes. Por ejemplo, que la compañía dedicó nada menos que medio año a diseñar el sistema de enfoque automático de la A9, mientras algunos fotógrafos se dedicaban ya a probarla y a ir perfilando las mejoras necesarias.

Cambiando de tema, ¿no sería más sencillo y barato eliminar el obturador mecánico? Aunque a medio plazo parece que el futuro va por ahí, de momento el ahorro no está tan claro porque -aseguran los técnicos de la compañía- la inversión necesaria en un procesador de imagen más potente hace que económicamente no sea tan interesante como podría parecer.

Una de las pocos fotos que pudimos hacer en la factoría de Kumamoto

Unas cuantas reuniones más tarde, volamos hasta Kumamoto, al sur del país para visitar la que, sin duda, es una de las joyas de Sony. Y no es sólo una forma de hablar, porque la producción de sensores se ha convertido en una de las piezas más rentables de la compañía. Y es que de aquí salen muchos de los sensores de las mejores cámaras y móviles momento, y no sólo de Sony.

Por eso el terremoto que sacudió esta zona el año pasado provocó una grave crisis de suministro de sensores que afectó a muchas compañías y provocó un gran retraso en la llegada de algunas novedades al mercado.

La rápida recuperación y puesta en marcha de esta fábrica es, de hecho, un gran motivo de orgullo de sus responsables. Pese a los destrozos provocados, tardaron menos de 4 meses en volver a producir, aunque, eso sí, la reconstrucción supuso un gasto de 400 millones de dólares.

La planta -lo poco que pudimos ver- y las cifras son realmente espectaculares. La producción es de nada menos que 4 millones de sensores CMOS diarios. No todos son dedicados al mercado fotográfico, pero sí la mayoría. Y tampoco hay que echarle mucha imaginación para deducir que de ellos, muchos son para teléfonos móviles.

¿Cuánto tiempo se tarda en producir uno de esos CMOS de formato completo a partir del material en bruto (silicio) y de los waffles de sensores? Unos 6 meses, nos explican. O, al menos, eso es lo que tenemos apuntado en nuestras notas de viaje aunque leído ahora suena a una eternidad.

El nivel de secretismo es tal que incluso los vídeos explicativos que se muestran a los visitantes están repletos de zonas pixeladas para que no se distingan, entre muchas otras cosas, la marca de algunas de las máquinas utilizadas. Cuenta la leyenda que algunas de ellas son fabricadas por Nikon, aunque nos ahorramos la pregunta porque ya sabemos la respuesta: «can not comment on that«.

Por cierto, sí, todavía se siguen fabricando sensores CCD. Y no, Sony no está ahora mismo  trabajando en el desarrollo de un sensor con tres capas de color -el Foveon de toda la vida, vaya- como los rumores llevan años insinuando.

Las ópticas Zeiss también las hace Sony

Cinco horas más de avión, sello en el pasaporte para la colección y nos plantamos en Bangkok. Es un decir, porque apenas estuvimos 36 horas en la capital tailandesa. Suficiente, eso sí para visitar una de las dos plantas de STT (Sony Thailand Technology) en el país.

La rápida visita a Bangkok dio para poco más que esta foto nocturna desde el hotel.

4.000 trabajadores en dos turnos se ocupan aquí de ensamblar algunas de las cámaras y objetivos más potentes de Sony ahora mismo. En realidad no es nada nuevo, porque la firma produce en en el país desde 1988 y esta planta en la provincia de Chonburi está en marcha desde 2003.

Hasta hace unos años -nos cuentan sus responsables mientras nos enfundamos la gorra y la bata de rigor para este tipo de visitas- se ocupaban de la gama media, pero ahora de aquí salen las A9, las ópticas GM y los objetivos Zeiss para Sony.

Un momento. ¿Los objetivos Carl Zeiss los fabrica Sony? Pues sí. No es ningún secreto -si lo fuera no lo habrían dicho- que exactamente igual que ocurre con Panasonic y Leica, por ejemplo, aquí la marca con solera y nombre histórico se ocupa del desarrollo de los esquemas ópticos y los controles de calidad, pero la producción es otra cosa.

«La gente de Zeiss viene dos veces al año para realizar las comprobaciones de calidad», remarcan los portavoces de la compañía ante el murmullo de los periodistas que andamos por allí en busca de una exclusiva o una noticia que, en realidad, no lo es.

Posiblemente a muchos también les sorprenderá descubrir que productos como la A9 o los objetivos GM no son made in Japan algo que, si nuestra memoria no nos falla, queda reservado para la exclusiva saga RX1 y poco más. Bueno, y los sensores de Kumamoto, claro.

Las razones son obvias y comunes a todas las compañías del sector: los costes de la mano de obra. Los 500 dólares mensuales que -nos aseguran- se pagan en en esta planta son un buen salario para Tailandia pero muchísimo más bajos que en Japón. En cualquier caso, la visita a las instalaciones y las diferentes líneas de producción deja claro que los estándares de calidad son muy altos.

 

Sobre todo en lo que respecta al proceso de revisión de cada unidad antes de ser embalada. Además, aproximadamente un 5% de las cámaras se someten a pruebas especiales, con simulación de uso para comprobar la resistencia al calor, el envejecimiento de la pintura o los acabados.

Aunque visitamos también otras zonas de la planta, sólo podemos grabar y fotografiar donde se está montando la A9. En aquel momento bromeábamos, seguro de que posiblemente en aquella misma sala ya se estaría fabricando la siguiente A7, sin saber que, efectivamente, la A7R III que se presentaría al cabo de pocos días no andaría muy lejos.

Aunque ya llevamos unas cuantas fábricas visitadas -Nikon, Panasonic y Fujifilm- siempre sorprende la cantidad de trabajo manual del proceso. Seguramente muchos imaginan una planta de alta tecnología con robots y una gran automatización, pero de momento eso queda reservado para la producción de sensores, porque el montaje de las cámaras sigue pasando por muchas manos. La mayoría, por cierto, femeninas.

Un poco de turismo fotográfico por Tokio.

En resumen, siete días, miles de kilómetros, unos cuantos usos horarios, muy pocas horas de sueño y un jet lag de esos de formato completo. Todo ello para comprobar -en realidad ya lo sabíamos, pero siempre es mejor verlo en directo- que Sony, ahora más que nunca, va muy en serio con su apuesta fotográfica. Y el control de gran parte de los componentes y del proceso de producción es algo muy importante en ese camino.

Así que, más allá de nuestros recurrentes chistes sobre réflex y formato completo, de una de estas visitas sólo se puede volver con una idea clara: si yo fuera Canon o Nikon me gustaría tener ya mismo un plan B sobre la mesa. O, mejor aún, casi listo en alguna fábrica.

11 COMENTARIOS

  1. Buenos dias, lo primero sumarme a la envidia colectiva por el viage a Japon.

    Y lo segundo, constatar no sin cierta «alegria cochina» que mi Reflex no es tan «ladrillo» con su 24-105 o 24-70 si la comparamos con las SONY sin espejo equipadas con objetivos equivalentes..al final, todas son un «tocho».

    Saludos.

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